Erasmo, el ciborg

Erasmo sólo puede defenderse a la manera de esos animalitos que, al estar en peligro, se fingen muertos o cambian de color; pero, lo que prefiere, en caso de tumulto, es retirarse a su concha de caracol, a su cuarto de trabajo: sólo detrás del muro de sus libros se siente íntimamente seguro.

Stefan Zweig, en Erasmo de Rotterdam, Triunfo y Tragedia

Dada la tecnología puntera de su época, quizá sería más apropiado inventar una palabra y llamarle liborg. Y como tal, defenderse no se le dio nada mal, he de decir, tras leer su biografía desde la mirada de Zweig.

Frank Lloyd Wright y la catedral

Catedral de St Patrick de Nueva York
Catedral de St Patrick de Nueva York

«Cuando entro en la Catedral de St. Patrick… aquí en Nueva York, me envuelve un sentimiento de reverencia,» dijo Wallace, sacando un cigarrillo a golpecitos. El viejo miró a Wallace. «¿Seguro que no es un complejo de inferioridad?»

«¿Porque el edificio es grande y yo pequeño, quiere decir?»

«Sí.»

«Creo que no.»

«Espero que no.»

«Usted no siente nada cuando entra en St. Patrick?»

«Pesar,» dijo Wright sin un momento de pausa, «porque no es algo que realmente represente el espíritu de independencia y de soberanía de la persona que yo creo que deberían representar nuestros edificios dedicados a la cultura.»

Lo anterior es una conversación entre Frank Lloyd Wright y un periodista, citado por John Medina en Brain Rules. ¿Les apetece ver qué edificios diseñó este señor? Aquí tienen algunos.

Museo Guggenheim de Nueva York
Museo Guggenheim de Nueva York
Russell Kraus House
Russell Kraus House
Clinton Walker Residence
Clinton Walker Residence

Obituario: gigapedia.info y library.nu

En servidores enormes, en edificios por todo el mundo, están todos los libros. Los tiene Archive.org. Los tiene Google. Los tiene Hathi. Y están añadiendo libros nuevos todos los días. Pero en lugar de poder tenerlos en tu dispositivo, usando la tecnología contemporánea, aún tienes que buscar como un tonto, dónde adquirir legalmente una versión digital, en el formato que tu lector de libro electrónico sea capaz de cargar, con derechos más reducidos que del libro físico, aunque por más o menos el mismo precio: poder marcarlo, prestarlo, regalarlo o venderlo. En otras palabras, tienes que esperar hasta que el barco se hunda de verdad y la literatura, las bibliotecas, la academia y la lectura desembarquen por fin en el siglo XXI.

Sean Johnson Andrews, vía Rinzewind

Consecuencias de saborear la libertad

Las declaraciones de Sebastian Thrun sobre por qué deja Stanford para dedicarse exclusivamente a cursos masivos y gratuitos en la Red, me recordó la cita de Leonardo da Vinci que Mark Shuttleworth tiene en su blog.

When once you have tasted flight, you will forever walk the earth with your eyes turned skyward, for there you have been and there you will always long to return.
— Leonardo da Vinci

Y también por qué no me he vuelto a matricular en la UOC.

Propiedad de datos y analítica web

Me gustó mucho esta reflexión de David Jennings en el marco de LAK12, el curso de analítica del aprendizaje que estoy haciendo:

What I like about Last.fm is that, notwithstanding the fact that all your data is public visible, it still feels like you own it. You can use your Last.fm id to do useful things like build your profile or your playlists and preferences on other music sites. You can get all sorts of clever and beautiful visualisations of your listening behaviour over time.

Why can’t you do the same with the data that Amazon, Google, Facebook and your VLE/LMS hold about you? Having data about your own learning behaviour would undoubtedly help you improve, enhance and augment that behaviour. Why can’t we do this already?

Uno de los grandes dilemas alrededor de la analítica del aprendizaje es la propiedad de los datos. En los primeros años de la disciplina, los datos estaban en los LMS, es decir, los sistemas de gestión del aprendizaje y estos, a su vez, eran propiedad de las empresas y las instituciones educativas que ofrecían los cursos. Hoy, muchos de los datos relativos al aprendizaje están en plataformas también cerradas pero que ahora son propiedad de empresas como Facebook, Tuenti, Twitter o Delicious.

Podríamos pensar que la solución es nunca tener nada en un servidor que no controlamos —una solución muy buena, por cierto— pero en el campo de la analítica esto no es suficiente porque su valor añadido viene precisamente de la agregación de estos datos que requiere de instalaciones muy distintas a un hosting propio. La pregunta clave parece ser no tanto quién es el propietario de los datos sino quién puede hacer analítica y poner los datos a trabajar.

Paradoja cotidiana

Leo hoy en el block de notas de Isabel esta cita:

La mayoría de las veces el interés nos visita cuando ya estamos inmersos en una actividad. Las cosas que nos gustan hemos descubierto que nos gustaban mientras las hacíamos, no antes de hacerlas.

Ayer me apunté, en relación con atreverse a hacer cosas nuevas:

Con las cosas nuevas, a menudo ocurre que hasta no saber que podemos hacerlas, no nos lanzaremos, y hasta que no nos lancemos, no sabremos que las podemos hacer.

Que, a su vez, estaba basada en una cita de «1984» de Orwell.

Para resolver la paradoja, el autor de la primera cita propone que los niños tengan «derecho a aburrirse» y «derecho a experimentar frustración». Mi propuesta, pensando en adultos, era buscar buenos maestros que ayuden a lanzarnos y disfrutar del camino aunque no sepamos con exactitud hacia dónde vamos.

Un hombre asustado es un hombre vencido

El Trono de Hierro me corresponde por derecho, pero ¿cómo lo voy a tomar? Hay cuatro reyes en el reino, y tres de ellos tienen más hombres y más oro que yo. Yo en cambio tengo naves… y la tengo a ella. A la mujer roja. ¿Sabías que la mitad de mis caballeros tienen miedo hasta de pronunciar su nombre? Aunque no pudiera hacer otra cosa, no se puede desdeñar a una hechicera capaz de inspirar semejante temor en los hombres. Un hombre asustado es un hombre vencido. Y quizá pueda hacer más cosas. Pienso averiguarlo.

Como diría Syrio Forel y su discípula Arya, «el miedo hiere más que las espadas».

Llevo leído una tercera parte de Choque de reyes. Mi idea es terminarlo antes de que salga la segunda temporada de la serie.

El blog, ese lugar acogedor

En cierto momento de The Mongoliad, a Rafael, caballero OMVI, unos monjes le regalan un bloc de notas de pergamino.

Nos lo traes de vuelta, le dijo el escriba mayor. Cuando esté lleno de tus palabras.

Fue una petición extraña y durante muchos meses, Rafael fue reacio a ensuciar el pergamino virgen del libro. ¡Qué arrogancia pensar que sus palabras eran suficientemente dignas para estar depositados en las mismas estanterías que los evangelios, los libros de horas y los salterios que vio en la biblioteca de Clairvaux! Cuando necesitaba meditar, vaciar su mente antes de una batalla, contemplaría las páginas vacías y se perdería entre los pliegues del pergamino. Al cabo de un tiempo, cada página adquiriría su propio carácter, con las líneas y surcos sugiriendo imágenes ocultos en el pergamino; y un día, cogió un carboncillo para dibujar la imagen escurridiza.

Otros dibujos y retratos siguieron; al final, empezó a poner anotaciones. Su torpe garabato serpenteó como aureola de texto alrededor de los retratos. Referencias crípticas apiladas una encima de la otra, creando capas estriadas de historia de su paso por las estaciones y su ruta a través de la Cristiandad. El texto inicial estaba en latín, pero poco a poco pasó a escribir en el idioma que fuera más relevante para el acontecimiento que intentó capturar. Se dio cuenta de que esto le ayudaba a mantener la lengua fresca en su cabeza. Las pocas anotaciones sobre Benjamín estaban en hebreo, por ejemplo, mientras que la nota sobre su visita a la tumba de St. Ilya era una combinación de la escritura rutena y la griega, la aproximación más cercana al alfabeto eslavo que conocía.

Me parece que empezar un blog es una aventura parecida a la aproximación de Rafael a su libro de notas. Necesitaba, primero, sentirlo como un lugar acogedor, adonde ir a «meditar», donde refugiarse «antes de las batallas». Sólo después se puso a dibujar y escribir. Respecto a los idiomas, me ha resultado curiosa la práctica de anotar cada acontecimiento «en la lengua más relevante». Tiene mucho sentido en un mundo en que el idioma es la única patria y en que la normalidad es vivir en patrias diversas. Como el mundo de The Mongoliad. Como el mundo en red en que vivimos.

Nunca el idioma es obstáculo para conseguir lo que uno quiere

Rotarán en su trabajo y muy probablemente se pasearán por diversos países y continentes arrastrando consigo o siendo arrastrados a o por sus parejas que, y esto es quizá triste, también rotarán. Nada es negro o blanco y yo prefiero quedarme con estas novedades con la alegría de experimentar la variedad lingüística, racial, cultural y de todo tipo que hará de vosotros personas complejas y adaptables a nuevas vivencias. Supongo que en esta universidad habéis tenido ya experiencia de esta riqueza tanto en la enseñanza de no pocos profesores extranjeros como en el compañerismo con estudiantes del Erasmus o hijos de esa inmigración que nos bendijo en los años de bonanza. También creo saber que no os vais sin haber aprendido hasta un cierto nivel relativamente elevado algún idioma distinto del vernáculo. Pero como esta necesidad de aprender idiomas siempre asusta, y con razón pues el idioma es la única patria, conviene que sepáis que nunca el idioma es obstáculo para conseguir lo que uno quiere si lo quiere de verdad.

El discurso de graduación de Juan es apasionante precisamente por el entusiasmo juvenil que consigue transmitir de corazón. El párrafo que he traído aquí, me sirve, además, para el tema de los idiomas en la organización de prácticas en empresas extranjeras. Un tema que demasiadas veces se utiliza como excusa para no hacer algo. Me reconforta saber que a partir de ahora podré defenderme armada con el argumento de Juan.