La calidad de los períodos de prácticas, de nuevo en la mesa de debate en Europa

Calidad de las prácticas en el extranjero

Varios acontecimientos de los últimos años han llevado a la Comisión Europea, en concreto a la Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusion, a sacar una consulta pública sobre la calidad de los periodos de prácticas. Entre estos acontecimientos se encuentran por un lado iniciativas civiles como la Génération Precaire, la Generation Praktikum o la Repubblica degli Stagisti, por otro lado proyectos políticos como el informe de la eurodiputada danesa Emilie Turunen sobre reforzar la posición de los becarios y los aprendices o la propuesta de carta de calidad para las prácticas del Foro Europeo de la Juventud. A esto se suma la propia agenda de la Comisión Europea, con el programa Erasmus para todos en el horizonte más inmediato, que financiará cada año más de 100.000 periodos de prácticas en el extranjero comenzando en 2014.

En este contexto, surge pues la necesidad de un nuevo marco de calidad para las prácticas que sirva de referencia y que cuente con el respaldo de una parte amplia de los interesados. La consulta pública, para la cual existe un documento de trabajo en 22, y un cuestionario en 3 idiomas, está abierta hasta el 11 de julio. El marco de calidad que la Comisión Europea elaborará, entre otros, a base de esta consulta, será una recomendación de aplicación voluntaria a todo tipo de prácticas en empresas, con excepción a las del sistema dual de formación profesional, por tener éste características únicas y no comparables con los periodos de prácticas fuera del sistema dual.

El documento de trabajo esboza las conclusiones de un informe sobre el contexto para la elaboración del nuevo marco de calidad para prácticas en empresas que la Comisión encargó a GHK Consulting y que, según mencionan, se publicará a lo largo de este mes de mayo. A continuación, propone los elementos de los periodos de prácticas que probablemente se incluyan en el nuevo marco de calidad.

  • Existencia de un contrato de prácticas (en la línea de lo que ya se hace en programas de prácticas en el extranjero como Leonardo o Erasmus Prácticas)
  • Buena definición de objetivos de aprendizaje y formas de apoyo tutorial
  • Reconocimiento adecuado (en la línea de documento de Movilidad Europass, una herramienta de certificación ya existente)
  • Duración adecuada
  • Protección social y remuneración
  • Transparencia y mejor acceso a información respecto a derechos y obligaciones de todas las partes

El cuestionario de la consulta pública tiene 6 preguntas y, personalmente, creo que responderlas es un ejercicio interesante, tanto de autoreflexión como de compartición de conocimiento.

  1. ¿Existe una necesidad de tomar medidas a nivel europeo respecto a la calidad de los periodos de prácticas?
  2. ¿Cuál debería ser el alcance de unas medidas así?
  3. ¿Qué forma deberían tomar estas medidas?
  4. ¿Son relevantes los elementos para un marco de calidad de los periodos de prácticas que propone el documento de trabajo?
  5. ¿Qué otros elementos propondría?
  6. Cualquier comentario adicional

Por mi parte, pienso responderlas y compartirlas no sólo con «Bruselas» sino también, aquí en el blog, con todo el que tenga interés y ganas de leer y comentarlas. La liberación del conocimiento mediante el buen uso de herramientas web que dotan de autonomía a las personas, como los blogs, de momento brilla por su ausencia entre los esfuerzo de mejorar el acceso a la información que, según el propio documento de trabajo, «es uno de los mayores obstáculos en la organización de períodos de prácticas transnacionales». También me parece importante servir de contrapunto a la sobreburocratización y sobrecentralización de los programas, una tendencia intrínseca de la Comisión Europea (como de cualquier administración) y de la cual la unificación de una variedad de programas en uno solo bajo el «Erasmus para todos», es una clara muestra. Tocará, pues, defender el protagonismo de las personas concretas interesadas, sobre todo en la definición de los objetivos del aprendizaje y de las formas de apoyo tutorial.

Foto | JanneM

Erasmus para todos

Según nota de prensa de ayer de la Comisión Europea, el programa «Erasmus para todos» para el período 2014-2020 «reunirá todos los actuales mecanismos internacionales y de la UE en el ámbito de la educación, la formación, la juventud y el deporte, sustituyendo siete programas existentes por uno».

El naming: respecto al «para todos» no puedo sino acordarme de la presidenta para todos y lo mal que se lleva el «para todos» con la desintermediación y la personalización del aprendizaje, lo único que funciona. En cuanto a que «Erasmus» se haya comido las demás marcas como Leonardo, Comenius y Grundvtig, era previsible. (Aunque no pueda evitar que me parezca un empobrecimiento, seguramente por los cinco años que trabajé en Agencias Leonardo).

Algunos datos del futuro programa «Erasmus para todos» (pendiente de ser aprobado por el Parlamento Europeo):

  • Hay un incremento del 70% del presupuesto frente al período anterior (2007-2013).
  • Dos tercios del presupuesto se destinarían a becas de movilidad.
  • Dentro de éstas, las becas de aprendizaje en el extranjero para estudiantes de FP de Grado Medio podrían duplicarse y las de las «personas en el mercado laboral» aumentarse ligeramente.
  • El número de lo que ya conocemos como «beca Erasmus», sea para estudiar o de prácticas, se aumentaría en un 30% (siempre relativo al período anterior).
  • Se aumenta el número de becas para y desde fuera de la UE, pero sólo en la educación superior.
  • Para las instituciones educativas y las empresas habrá oportunidades de cooperación en forma de «asociaciones estratégicas», «alianzas de conocimiento» y «alianzas para las competencias sectoriales».

En mi opinión, el detalle más interesante respecto a las «becas de movilidad» será si la gestión y la toma de decisiones respecto a qué, dónde y cómo aprender se traslada a la persona o se mantendrá ligada a las instituciones. En varios ámbitos que cubre el programa tendría mucho sentido lo primero.

Nunca el idioma es obstáculo para conseguir lo que uno quiere

Rotarán en su trabajo y muy probablemente se pasearán por diversos países y continentes arrastrando consigo o siendo arrastrados a o por sus parejas que, y esto es quizá triste, también rotarán. Nada es negro o blanco y yo prefiero quedarme con estas novedades con la alegría de experimentar la variedad lingüística, racial, cultural y de todo tipo que hará de vosotros personas complejas y adaptables a nuevas vivencias. Supongo que en esta universidad habéis tenido ya experiencia de esta riqueza tanto en la enseñanza de no pocos profesores extranjeros como en el compañerismo con estudiantes del Erasmus o hijos de esa inmigración que nos bendijo en los años de bonanza. También creo saber que no os vais sin haber aprendido hasta un cierto nivel relativamente elevado algún idioma distinto del vernáculo. Pero como esta necesidad de aprender idiomas siempre asusta, y con razón pues el idioma es la única patria, conviene que sepáis que nunca el idioma es obstáculo para conseguir lo que uno quiere si lo quiere de verdad.

El discurso de graduación de Juan es apasionante precisamente por el entusiasmo juvenil que consigue transmitir de corazón. El párrafo que he traído aquí, me sirve, además, para el tema de los idiomas en la organización de prácticas en empresas extranjeras. Un tema que demasiadas veces se utiliza como excusa para no hacer algo. Me reconforta saber que a partir de ahora podré defenderme armada con el argumento de Juan.

El coste de una plaza

Muchas instituciones que ofrecen oportunidades de prácticas en el extranjero, de las cuales las becas Erasmus y Leonardo da Vinci son las más conocidas, las ofrecen como «plazas». Anuncian, por ejemplo, «30 plazas de prácticas, 10 en Alemania, 10 en Francia y 10 en Polonia». A continuación, abren un proceso de inscripción, seleccionan a los participantes, les compran el pasaje, los envían en avión, les informan sobre su programa para la estancia, los inscriben en cursos de idiomas, los colocan en empresas, los traen de vuelta y les entregan un certificado que dice que «han realizado prácticas en Alemania».

La institución que ofrece la oportunidad Erasmus o Leonardo –un centro educativo, un ayuntamiento, etc.– a veces no sabe cómo gestionarla o no quiere hacerlo, de modo que contrata una empresa especializada que sí la sabe y quiere gestionar. Eso sí, sólo gestiona la parte que corresponde al «envío», como la selección de los participantes y la compra de los pasajes de avión. La otra parte, la de «acogida» la lleva una empresa, también especializada, que está en el lugar de destino y tiene acceso a «empresas de prácticas» y alojamientos.

Estas dos organizaciones, a veces llamadas intermediarias, toman la mayoría de las decisiones importantes: quién será seleccionado como participante, en qué lugar realizará las prácticas, en qué empresa lo hará, cuándo viajará, cómo viajará, qué tareas realizará, cuándo volverá. Intentan, por supuesto, ajustar estas decisiones a las necesidades de los participantes. Si no lo consiguen, no es porque no lo quieran o no se esfuercen, sino porque es muy difícil, si no imposible, personalizar los itinerarios si las posibles empresas de prácticas están limitadas a las que esa organización intermedia conoce. Del mismo modo, los alojamientos están limitados a los que tienen acuerdo con la organización intermedia. Las ciudades de destino, limitadas a las ofertadas dentro del proyecto. Los cursos de idiomas, también limitados.

Este tipo de limitaciones hace 20 años no las habríamos percibido como tales, porque sin la intermediación habría resultado demasiado difícil que nos aceptaran como aprendices en empresas extranjeras. Hace 20 años la intermediación abría oportunidades. Hoy en día, a menudo las limita. En los tiempos de Internet esa limitación, si estamos dispuestos a invertir esfuerzo en descubrir las cosas por nuestra cuenta, podemos considerarla innecesaria y superable.

Por supuesto, la ganancia en comodidad la sigue aportando el modelo de gestión con intermediación. Sin embargo, esta no siempre es mayor que las dos principales pérdidas que a menudo implica.

Según ese modelo de gestionar prácticas Erasmus y Leonardo, el que debería ser el principal interesado en el proceso de aprendizaje según las reglas del mundo en red, es decir, la persona que aprende, apenas toma decisiones y asume responsabilidades. Puesto que el que asume responsabilidades –el que hace las cosas– es el que más aprende, la primera pérdida es en aprendizaje. El participante aprende considerablemente menos de lo que podría aprender si tomara las riendas de la organización de su estancia y de su propio aprendizaje.

Los intereses de la organización a la que la persona pertenece –su centro educativo, su ayuntamiento, etc.– y de la empresa que la acoge en prácticas, supuestamente los otros grandes concernidos del proceso, quedan diluidos puesto que apenas hay relación entre las dos. La pérdida para ellos –la segunda pérdida, ya que lo hemos empezado a enumerar– es en creatividad e innovación organizacional que podrían obtener si fueran los gestores de las relaciones y las interacciones en el proyecto.

A las finales, las que más aprenden y más innovación ganan por el camino, son las organizaciones intermedias que se encargan de gestionar las prácticas Erasmus y Leonardo. Esto no es ninguna sorpresa: el que más cosas hace y más responsabilidad asume, obtiene más beneficios.

Finalmente, hay un tercer motivo por el cual quizá no merece la pena sacrificar la autonomía a cambio de la comodidad. Durante este tipo de estancias en el extranjero, los participantes, si no están de acuerdo con las decisiones sobre su estancia, sienten que lo único que pueden hacer es quejarse y pedir cambios. Y es cierto, es lo único que se puede hacer si renunciamos a ser el dueño y protagonista de nuestro proceso de aprendizaje. Los que son buenos negociadores, conseguirán cambios pero, de nuevo, ¿por qué no tomar las riendas desde el principio? No me digan que es por falta de herramientas y recursos.

Una solución de la organización de las prácticas en el extranjero que esté a la altura del siglo 21, pasa por que las personas y las instituciones asuman las tareas y responsabilidades que conlleva la organización y, a cambio, accedan al mando de control del aprendizaje itinerante. Como resultado, la persona aprenderá muchísimo más mientras que las instituciones ganarán en innovación y creatividad. La inversión económica generalmente será menor y se aprovechará en todo su potencial.

:)

Los frutos de una estancia Leonardo bien planteada

Dos años después de hacer una entrevista con ella sobre su estancia Leonardo en Ascoli Piceno, redescubro el blog de la pastelera Esther Sánchez. Esther es mi ejemplo favorito de una estancia Leonardo bien planteada, experimentada y compartida que, con un empujón inicial por parte de un mentor, la lleva a organizar, ella misma y sin becas, una serie de estancias formativas en pastelerías, planteadas desde el deseo de desarrollar competencias concretas. Ese planteamiento no sería el mismo sin el blog como herramienta de reflexión por un lado y de acceso al reconocimiento y al contexto por otro lado.

Bombones para tomar con queso

Las prácticas en el extranjero y el aprendizaje basado en proyectos

Las prácticas profesionales en el extranjero que se organizan en el marco de proyectos Erasmus y Leonardo serían una fantástica oportunidad para el aprendizaje basado en proyectos.

Para cuando llegue el momento del viaje, los alumnos podrían haber aprendido cómo formular objetivos, cartografiar el tejido productivo de un determinado lugar o contexto lingüístico, crear un blog personal para comunicar quiénes son y qué saben, establecer relaciones con empresas en las que les gustaría realizar sus prácticas, organizar el viaje y el alojamiento y, mientras hacen todo esto, darse cuenta de que necesitan esforzarse mucho en aprender bien el idioma de sus prácticas.

Sin embargo, muchas organizaciones que dan la oportunidad a los alumnos de realizar prácticas profesionales transnacionales, las siguen ofreciendo como «plazas», como si de oposiciones se tratara. El mismo camino a recorrer, la misma experiencia precocinada, la misma felicidad para todos. Es una manera de echar a perder una valiosísima oportunidad de aprender-hacer-compartir que prepararía a vivir en un mundo en red.