Alfabetización sin apellidos

Kim Tairi

El uso del concepto de alfabetización digital para el desarrollo de competencias que permitan a las personas desarrollarse en un mundo abierto y digital, desde siempre me ha parecido problemático. El caso es que, en mi mente, alfabetización está muy ligada a la comunicación textual, algo con lo que no debo de estar muy desencaminada ya que ayer mismo, en la presentación de un libro sobre el problema del que es coautor, Manuel Area vinculó la alfabetización con la capacidad de leer y escribir. Pero, además de con leer y escribir, también la asocio a aquello que se enseña y se valora en las instituciones de la sociedad industrial y que tiene mucho que ver con la externalización de la cognición en las instituciones. Y ahí es donde me surge la duda. ¿Seguro que queremos importar el concepto, adaptándolo al mundo en red?

Cuando se intenta, como en el libro que se presentó ayer, es inevitable darse cuenta de que no se puede adaptar sin más. Aprender a usar las nuevas tecnologías para alfabetizarse en lo digital, no dota a las personas de la capacidad de desenvolverse en la sociedad digital. Ni a los profesores a enseñar mejor. Ni a los padres a ser mejores padres. Estamos como estábamos pero, eso sí, en un entorno que nos pide, cada vez más, que cambiemos. Y lo pide cada vez con más ímpetu.

Es así que pensar sobre la alfabetización digital nos devuelve a las preguntas viejas, a los fundamentos. Comenté por aquí que en la escritura, la web suponía una nueva ocasión para recordar la importancia de la buena redacción y la buena edición. Pues también supone una nueva ocasión para redescubrir el proceso a través del cual las personas desarrollan sus habilidades y el rol de la comunicación en este proceso. Y si aprovechamos la ocasión para hacer las preguntas adecuadas, llegamos a la conclusión de que, para una exitosa «alfabetización digital» de las nuevas generaciones, los profesores y los padres lo que necesitan es comprender primero ellos mismos cómo funciona Internet como medio de comunicación y los padres lo que necesitan es ante todo… tiempo a pasar con los hijos.

Vengan de un estudio de la Fundación Telefónica, vengan de la UNESCO o de una de las miríadas de conversaciones sobre el problema, no son conclusiones con los que dar por terminada la indagación. En principio no estoy en contra de dotar a conceptos que ya no nos sirven, como alfabetización, de nuevos significados. Y entre estos nuevos significados para alfabetización, uno de los imprescindibles es despertar en las personas su faceta más creadora y menos pasiva, más hacker y menos tabletizada (por muy de moda que estén las tabletas). Lo pueden hacer las personas que, efectivamente, más tiempo pasan con «la persona a alfabetizar»: profesores, padres, pares o compañeros de escuela o trabajo.

Foto | Kim Tairi

Metáforas del aprendizaje: empujar vs tirar

Orden y caos

Hay dos formas de pensar sobre la propagación de ideas. La primera, que la propagación depende ante todo de qué influyente es la persona que difunde la idea. La segunda, que la propagación depende ante todo de qué influenciables son las personas expuestas a una idea. La segunda visión implica que para mover ideas en una determinada red de personas, es más importante conocer las dinámicas de la red que sus líderes, algo que Jose Alcántara relató hace poquito en el blog de Cartograf, incluyendo el desafío que esta idea presenta para el famoso Tipping Point.

En el ámbito del aprendizaje y la construcción de conocimiento (recordemos la diferencia entre los dos: el aprendizaje es el proceso que distribuye el capital cultural de una comunidad/empresa/sociedad, la construcción de conocimiento es el esfuerzo deliberado para aumentar el capital cultural de una comunidad/empresa/sociedad), hay una metáfora que me ha venido a la mente al releer el post de Jose. Se trata del push vs pull, del empujar vs tirar.

Empujar es enseñar en el aula siguiendo currículos predefinidos, montar e impartir cursos en sistemas de gestión del aprendizaje, comprar cursos prefabricados de proveedores de eLearning, enviar a personas a hacer prácticas en el extranjero siguiendo un guión estándar ideado por unas pocas personas.

Tirar es hacerle preguntas a un compañero, interesarse por lo que hacen otros en otros departamentos, investigar algo que nos resulta útil, conversar para compartir reflexiones, tener necesidad de saber más y decidir leerse un libro, seguir un blog y comentar, relatar el trabajo, tener un problema y buscar ayuda para solucionarlo.

Hoy en día pocos ponemos en duda que, tanto para distribuir como para construir conocimiento, tirar funciona mejor que empujar. Sin embargo, poco se hace de momento para facilitar el tirar o, al menos, para no entorpecerlo. Esto será así hasta que los incentivos subyacentes no empiecen a favorecer el tirar frente al empujar. Cuando esto suceda, creo que el Tipping Point y los influyentes funcionarán aun menos en el mercado.

Imagen | Fast Company

Libro de gestión personal de conocimiento: crowdfunding en jarche.com

Foto de Harold Jarche

Es la primera vez que participo como mecenas en un proyecto de crowdfunding: el de Harold Jarche para financiar la elaboración de su libro sobre gestión personal de conocimiento. Llevo leyendo su blog desde hace casi un año, casi cada semana. Sé que va a escribir algo que me va a gustar y que, además, creo necesario. Financiar el proceso de elaboración entre una variedad de mecenas a cambio de la liberación del libro una vez escrito, me parece un buen trato.

No sé, por cierto, hasta qué punto este funding es crowd, pues en relación a Harold Jarche no me siento parte de una multitud o colectivo. La atención sostenida en el tiempo que supone seguir un blog y mantener conversaciones en comentarios da como resultado, creo, una relación de cierta cercanía. ¿Será que la crowd del crowdfunding se construye en las plataformas? ¿O seré yo que me incomoda contemplarme como parte de una multitud?

Respuesta a la consulta pública sobre la calidad de las prácticas en el extranjero

consulta pública sobre la calidad de las prácticas en el extranjero

Hará mes y medio que comentamos por aquí la consulta pública que la Comisión Europea ha abierto sobre la calidad de los períodos de prácticas en el extranjero. Personalmente, tenía intención de responder las preguntas de la consulta. Por fin he podido hacerlo —ya era tiempo pues se acerca el plazo, el 11 de julio— de modo que a continuación comparto las respuestas. Para entenderlas bien, es necesario una lectura previa: la del documento de trabajo de la Comisión Europea que esboza propuestas para mejorar la calidad de los períodos de prácticas. Cualquiera que lo lea, estará en condiciones de responder también las seis preguntas de la consulta. Desde aquí animamos a todos a que lo hagan.

Vamos con el cuestionario pues.

¿Existe una necesidad de tomar medidas a nivel europeo respecto a la calidad de los períodos de prácticas?

Sí porque los períodos de prácticas de los programas europeos lo financiamos entre todos, de modo que hay un interés común en que sean una herramienta efectiva de desarrollo de competencias para la persona y de conocimiento para la comunidad.

¿Cuál debería ser el alcance de unas medidas así?

Debería involucrar a todos los actores interesados: las personas en prácticas, los responsables de las empresas y organizaciones que las reciben, los tutores que apoyan al practicante, las empresas y organizaciones que envían a personas a practicar y las que organizan las prácticas. Debería haber múltiples agendas públicas paralelas que alimenten discursos de la calidad de los períodos de prácticas de forma continua a los que aportan, porque lo sienten suyo, el mayor número de interesados posible. La Comisión Europea podría tener su papel tanto en que existan estas agendas múltiples como en que se interconecten.

¿Qué forma deberían tomar estas medidas?

La forma más descentralizada posible y, al mismo tiempo, la forma más conectada posible. Aparte de instrumentos y medidas administrativas, se necesitan ejemplos y relatos para cada elemento que influye en la calidad. Ejemplos y relatos que ayuden a los actores a definir sus propios criterios de calidad. Pese a la Carta Europea de Calidad en la Movilidad, sigue habiendo proyectos en los que las personas viajan al extranjero sin saber en qué empresa van a practicar y, por tanto, sin poder prepararse en condiciones. Este tipo de malas prácticas no se eliminan con normas más rígidas y centralización, sino con culturas y discursos que las desincentivan.

¿Son relevantes los elementos para un marco de calidad de los periodos de prácticas que propone el documento de trabajo?

Son relevantes pero incompletos. Están demasiado enfocados a las medidas administrativas (contratos, derechos, obligaciones). Éstas son suficientes para evitar abusos pero no para avanzar en la calidad. Las cosas que hacen que las prácticas sean buenas de verdad —el proceso de establecer objetivos, la relación entre practicante y personas que lo apoyan— en el documento de trabajo han quedado en segundo plano.

¿Qué otros elementos propondría?

Propondría dos.

  1. El grado de responsabilidad asumida directamente por los protagonistas naturales de los períodos de prácticas —la persona que practica y la empresa u organización que le proporciona el entorno y apoyo para hacerlo— como indicador de la calidad. Cuántas más decisiones sean tomadas por estos protagonistas de forma directa, más cumplirán las prácticas su función de desarrollo de competencias para la persona y generación de conocimiento para la comunidad (empresa u organización).
  2. La liberación de conocimiento al procomún como un criterio de evaluación de las propuestas de proyecto. En el marco de los proyectos de prácticas en el extranjero se genera conocimiento. Si no se comparte, se pierde tanto para los que lo generaron como para otros posibles interesados.

Cualquier comentario adicional

Al tratarse de programas cada vez más grandes, hay cada vez mayor riesgo de sobreburocratización y sobrecentralización. La consecuencia de éstas no sólo es un acceso más difícil a los fondos por parte de los actores más pequeños sino también una excesiva atención prestada a asuntos administrativos. Atención que, si queremos mejorar la calidad de las prácticas, deberia enfocarse en otros detalles de las mismas.

Foto | Ikhlasul Amal

TIMN

David Ronfeldt presenta su marco para comprender la evolución social —tribus, instituciones, mercados y redes (TIMN por sus siglas en inglés)— en un vídeo de algo más de 20 minutos. Entiendo que a Harold Jarche le haya recordado al marco Cynefin y sus dominios de lo simple, lo complicado, lo complejo y lo caótico. Habla de muchas cosas, hace referencia a muchos otros investigadores y creo que tiene cierto cariño hacia una idea que llama monitory democracy. Un vídeo para descubrir nuevas lecturas.

Todo el mundo puede diseñar

John Hockenberry

La palabra diseño se usa para muchas cosas. Me pregunto si correrá la (mala) suerte de la palabra sostenible. Lo que a mí respecta, primero asocié diseño con el diseño industrial, la arquitectura y la costura. Luego entró en mi vida el diseño gráfico junto con el diseño de proyectos de formación y el diseño instruccional. Después, me alcanzó el pensamiento de diseño, el diseño de conocimiento y el otro día me tropecé con el design mindset que traduje como enfoque de diseño. Estos últimos ya entran en la categoría de metadiseño, el que explica por qué cada vez más cosas tienen que ver con el diseño: sencillamente, porque éste se ha convertido en una forma efectiva de ver el mundo y enfocar prácticamente cualquier cosa que hagamos.

Aun así, el concepto no deja de tener, para mí, ese cool factor que todavía consigue aumentar presupuestos. Pero lo perderá. Se convertirá en una habilidad clave, al alcance de cada vez más personas. Una señal de ello es la charla TED de John Hockenberry al que llegué desde el feed de Presentation Zen. Este señor habla de que todos somos diseñadores y lo hace recordando a su padre quien —en una época en que lo más en diseño no eran los productos de Apple sino, por ejemplo, el vaso de Aino Marsio— inculcaba a su hijo que el diseño era intención, quejándose a menudo de diseños sin intenciones claras o con malas intenciones. Diseñar bien significa pues pensar bien, tener claro las intenciones y saber llevarlas a cabo. Hoy es el día, queridos lectores, en que la palabra diseño figura por primera vez en el tagline de este blog.

Foto | hockenberry.com

La calidad de las prácticas en el extranjero

La calidad de las prácticas en el extranjero

He buscado por la palabra «calidad» en los posts que tengo escritos sobre prácticas en el extranjero, y resulta que no la he empleado en ningún momento. Ni una vez. De entrada podría parecer raro porque en mundillo de las prácticas en el extranjero se habla mucho de calidad. Existe una Carta Europea de Calidad para la Movilidad y la Comisión Europea espera, ahora mismo, nuevas sugerencias sobre la calidad de los períodos de prácticas en una consulta pública abierta hasta el 11 de julio.

[pullquote]La calidad está en los ojos de quien mira.[/pullquote]Por mi parte, lo mejor que he leído sobre la calidad en la movilidad para el aprendizaje es que ésta está «en los ojos de quien mira». Más allá de esto, tenemos que especificar con qué ojos miramos si queremos hablar de la calidad de los períodos de prácticas. Llama la atención, por ejemplo, que se hable mucho de derechos y responsabilidades, contratos, remuneración, seguridad social, planes de aprendizaje y certificados pero, a mi parecer, poco de los aspectos cotidianos, del microescenario de las prácticas, de lo que sucede entre la persona en prácticas y su tutor en la empresa.

En este escenario cotidiano, cobran importancia las cosas que hacen que una persona sea bueno en lo que hace. Una de estas cosas es la prácticas deliberada, el tipo de práctica necesario para avanzar en el aprendizaje y la construcción de conocimiento. Podemos hablar de práctica deliberada cuando se cumplen las siguientes tres condiciones.

  • La tarea que tenemos delante supone un reto alcanzable. Nos nos aburre pero tampoco nos abruma.
  • Cada tarea tiene su objetivo. No estamos simplemente trabajado, estamos trabajando en conseguir algo concreto.
  • Buscamos y recibimos feedback para cada tarea que completemos.

[pullquote]¿Cuidamos o descuidamos la práctica deliberada?[/pullquote]Sobre estos aspectos de las prácticas tenemos, me temo, muy poca información. Quizá lo estamos haciendo bien y la práctica deliberada está muy presente en las prácticas en el extranjero, generando aprendizaje y conocimiento tanto para la persona como el entorno (la empresa) que la recibe. Quizá no lo estamos haciendo nada bien y tanto los «alumnos» como sus maestros desconocen los elementos de la práctica deliberada. No lo sabemos. Y no lo sabemos porque, o no hay ojos que miren estos aspectos de las prácticas o bien no los cuentan. Creo que se trata, sobre todo, de lo segundo.

Teorías del aprendizaje: Construcción de conocimiento

Construcción de conocimiento

Tras pasar por la Indagación progresiva, mi camino a través de las teorías del aprendizaje ha seguido por territorios de la Construcción de conocimiento. No es una secuencia casual puesto que la Indagación progresiva se inspiró profundamente en la Construcción de conocimiento, la veo de hecho como una aplicación de ella. Descansemos pues la mirada sobre esta teoría que han desarrollado Carl Bereiter y Marlene Scardamalia desde los años 80 del siglo pasado. Ambos investigadores son de la Universidad de Toronto donde fundaron el Instituto de la Innovación y las Tecnologías de Conocimiento. Me he leído un trabajo suyo de 2006 titulado Knowledge Building: Theory, Pedagogy, Technology. A continuación resumo mis notas sobre ello.

Construcción de conocimiento vs teorías educativas dominantes

La educación como instrucción se traduce a enseñar lo que los desarrolladores de currículos piensan que las personas deberían saber. La educación como desarrollo de habilidades (la hoy en día muy mencionada pedagogía constructivista) se traduce en ayudar y orientar a las personas para que se desarrollen en ámbitos por los que sienten un interés intrínseco.

La educación como construcción de conocimiento no pretende que sean los desarrolladores de currículos los que sepan qué y cómo aprender. Pero tampoco que sean las personas que sepan de forma individual qué es mejor para ellas. Pretende crear una cultura de generación de conocimiento y ayudar a las personas a encontrar su lugar en una cultura así. Más que en los intereses y habilidades individuales de la persona, se fundamenta en su deseo de conectar con las dinámicas y los significados del entorno.

Los autores afirman que mientras el siglo 20 vio un giro desde «educar» a «aprender», en el presente siglo hay en marcha un giro adicional hacia «construir conocimiento». Dibujan un mundo en que tanto los niños como los adultos forman parte de un esfuerzo por ampliar las fronteras de conocimiento de su comunidad y lo hacen, básicamente, de formas muy parecidas.

La frase «Mendel trabajó en el problema de Karen» en lugar de «Karen descubrió el trabajo de Mendel» o «Karen debería leer a Mendel para resolver el problema» expresa que lo que Karen hace hace es continuar el trabajo de Mendel; que está trabajando en el mismo problema.

Aprendizaje vs construcción de conocimiento

Mientras el aprendizaje es el proceso que distribuye el capital cultural de una sociedad, la construcción de conocimiento es el esfuerzo deliberado para aumentar el capital cultural de una sociedad. En este sentido, el primero (el aprendizaje) se convierte en una estrategia para alcanzar el segundo (la construcción de conocimiento).

A continuación, los seis temas que los autores tratan para marcar la diferencia entre ver a las personas, incluido a los niños, como estudiantes o «aprendientes» y verlas como miembros de una comunidad que construye conocimiento.

  1. Logro comunitario vs logro individual
    El «estado del arte» en un ámbito no es algo que esté en la cabeza de las personas, ni siquiera es la suma de lo que saben todas los personas que saben algo en ese ámbito. Esto queda claro si pensamos cuántas cosas sabemos de civilizaciones antiguas sin conocer nada de lo que estaba en la cabeza de las personas que formaban esa civilización. Las personas no son reconocidas por lo que saben sino por lo que contribuyen al conocimiento de una comunidad u organización. El conocimiento que generan las personas no se evalua frente al conocimiento consolidado en un ámbito sino por su valor como vehículo que facilite la creación de más conocimiento.
  2. Mejora de ideas vs acercamiento a una verdad
    Es habitual que las personas piensen que cuanto más aprenden y comprenden, menos les queda por aprender y comprender. En la construcción de conocimiento, sin embargo, …

    …cuando lo investigas, encuentras otras cosas que quieres investigar. Y te das cuenta de que hay más y más y más cosas que no sabes… por eso primero sabes esto [dibuja un círculo pequeño con la mano] y sabes que existe esto [dibuja un círculo grande] que no sabes. Después sabes esto [dibuja un círculo más grande] pero sabes que existe esto [dibuja un círculo aún más grande] que no sabes y así una y otra vez.

    Generar ideas nuevas es algo que todos, los niños más, hacemos con bastante naturalidad. Pero el esfuerzo sostenido de mejorar ideas no sucede con esa naturalidad. Por eso es tan importante desarrollar la disposición de mejorar las ideas.

  3. Conocimiento de vs conocimiento sobre
    Se entiende si comparamos la organización del conocimiento alrededor de temas con la organización alrededor de problemas. En las escuelas, universidades y periódicos, el conocimiento está organizado por departamentos y secciones. Fuera de estas instituciones, el conocimiento se organiza inevitablemente alrededor de problemas. Centrarse en el conocimiento de en lugar del conocimiento sobre, implica alejarse de la organización por temas y tratarlo desde los problemas y la acción, desde donde surge la necesidad de construir conocimiento. Esto permite que el conocimiento quede estructurado desde lo específico (un problema de esquí acuático) hacia lo más general (el ángulo de ataque en la aerodinámica).
  4. Discurso público vs discurso colaborativo
    El discurso dentro de las organizaciones y laboratorios de investigación es muy diferente del discurso que observamos en la presentaciones y los papers que producen. Los dos tipos de discurso son importantes pero para el aprendizaje es más importante el discurso colaborativo. Frente al conocimiento que queda reflejado en el discurso, estamos hablando de que sin el discurso no existe avance en el conocimiento — y aterrizamos de nuevo en el punto 1, el conocimiento como logro comunitario y el discurso como creación.
  5. Autoridad
    «Porque lo digo yo» o «porque lo pone el libro» no son respuestas aceptables a una indagación pero tampoco podemos funcionar sin la autoridad del conocimiento consolidado. Nos enfrentamos entonces a la pregunta de hasta qué punto cuestionar el conocimiento consolidado. La respuesta de la teoría de la construcción de conocimiento es que la autoridad tiene valor en el grado en que aporta a nuestro discurso. La calidad del conocimiento que tomamos como autoridad dependerá de la tarea que tenemos entre manos. Si del conocimiento que construyamos dependen vidas, seremos mucho más exigentes en cuanto a su calidad.
  6. La comprensión como algo emergente
    Si las personas construyen su propio conocimiento, ¿cómo es posible que creen una estructura cognitiva más compleja que la que ya poseen? Podría parecernos una paradoja pero el mundo, el físico-químico y también el sociocultural, está llena de complejidad que emerge de elementos sencillos. Si aprender es paradójico es porque lo es todo lo demás que hay en el mundo. Los nuevos conceptos son el resultado de ideas interactuando con otras ideas, es decir, se puede crear algo complejo de elementos sencillos.

Pedagogía y herramientas

Tras el esfuerzo de transmitir la teoría, los autores se centran en los aspectos pedagógicos y tecnológicos de la Construcción de conocimiento. Aquí y ahora sólo los comento de paso porque merecen posts aparte. En cuanto a la pedagogía, la estructura de comunicación en el cual una persona (profesor, maestro, jefe…) actúa como hub por quien ha de pasar toda la información, es el principal obstáculo para construir conocimiento. Un flujo de información en el cual preguntas, ideas, críticas, sugerencias, etc. son contribuidas a un espacio común accesible para todos de forma igual, en lugar de pasar por el hub o pasar de uno en uno, es por tanto, fundamental. En cuanto a la tecnología, los autores critican el formato de comentarios en orden cronológico, tan caracteristico de los entornos de aprendizaje y abogan por espacios virtuales con funcionalidades y visualizaciones más versátiles. Las materializaron en un desarrollo propio, el —de aspecto vetusto— software Knowledge Forum. Se podría argumentar que la licencia privativa que eligieron está en contraposición con la teoría que hay detrás de su desarrollo.

Metacognición

Antes de terminar, no quiero dejar sin comentar la importancia de la metacognición, es decir, el saber evaluar. Mientras en el constructivismo se espera que las personas aprendan «con enfoque constructivista» sin asimilar la teoría que subyace bajo el enfoque, en la construcción de conocimiento las personas usan «marcadores epistemológicos». Saben cuándo están generando hipótesis, cuándo necesitan comprender algo, cuándo se enfrentan a información nueva, cuándo llevan demasiado tiempo sólo leyendo pero no reflexionando, etc. Tienen su propio metadiscurso de contrucción de conocimiento y son, por tanto, capaces de evaluar no sólo lo que saben sino el conocimiento que ha construido su comunidad.

Foto | Rak Tia

¿A qué se dedican los «trabajadores del conocimiento»?

Knowledge is power

Todos somos trabajadores del conocimiento

Se está acabando la época en que sólo una élite pequeña y especializada, los llamados intelectuales, necesitaba «trabajar con el conocimiento». Desde hace más de 30 años que Peter Drucker, un reconocido maestro del management empezó a insistir en que construir conocimiento, es decir, innovar, habría de formar parte de «lo normal», del día a día de cada persona, se dedicase a lo que se dedicase. Hoy en día, inmersos en una economía postindustrial, también llamada «del conocimiento» todos, profesores y peluqueros, albañiles y agricultores, carpinteros y creativos de publicidad, absolutamente todos somos «trabajadores del conocimiento». Pero ¿qué quiere decir esto? ¿A qué se dedica alguien que trabaja con el conocimiento? Y, ciñéndonos al tema de este blog, ¿qué queremos decir cuando decimos que un período de prácticas en el exranjero prepara a las personas a formar parte de la «sociedad del conocimiento»?

El quid de la questión está en que trabajar con el conocimiento supone no sólo saber algo sino también ir más allá de lo que sabemos, cuestionarlo y mejorarlo. No se trata pues de hacer un curso tras otro, obtener u título tras otro, memorizar un dato tras otro para ser un mejor «trabajador del conocimiento». No se trata de eso. De hecho, el propio término «trabajador del conocimiento» nos puede llevar a engaño porque no se trata para nada de convertirse en un «trabajador», una palabra quizá demasiado cargada del legado de la era industrial. Se trata de construir conocimiento nuevo movidos por la curiosidad y por ver que lo que construimos es útil y sirve para algo, para alguien. Para hacer esto, no hay que tener primero un título. Se puede hacer en cualquier etapa de la vida. En la etapa en la que toca ganarse la vida, hacerlo nos convertirá, para los ojos de un posible empleador, en «trabajador del conocimiento», si se quiere.

Actitudes

Pero lo importante es construir. Construir conocimiento. Mi peluquera, cada vez que voy, me pregunta por cosas de la comunicación en Internet y siempre acabamos comentando las novedades y los retos al respecto. Nuestras conversaciones, enmarcadas en este caso en una relación cliente-proveedor, son parte de la «sociedad del conocimiento» y más si cada una, tras la conversación, hacemos algo con lo que aprendimos. Escribimos un post, probamos una nueva herramienta, una nueva técnica o apuntamos algo en nuestras notas. En uno de mis blogs favoritos de gestión de conocimiento, publicaron hace poco un perfil del trabajador de conocimiento. En cuanto a actitud, la persona que construye conocimiento junto a otros es, ante todo, curiosa y reflexiva. Pregunta mucho, a sí misma y a otros y sobre todo le interesa el «porqué» y el «cómo» de las cosas.

Habilidades

Respecto a las habilidades, para construir conocimiento hay que ser muy buenos comunicando. Comunicar para expresar ideas y contar experiencias —hablando y por escrito—, comprenderlas y mejorarlas juntos, es la base para crear conocimiento nuevo porque éste se crea a través de la interacción, no existe por sí sólo. No hay verdades a alcanzar, sólo conocimiento nuevo a crear. Ser buenos comunicando incluye saber dar y recibir feedback y estar cómodos conversando con personas que tienen ideas diferentes, a veces incompatibles, con las nuestras. También abarca saber idiomas para tener un círculo más amplio de personas con quienes comunicar. Y leer mucho. Y buscar información de forma proactiva. Y —una habilidad que envidio porque yo no la domino todavía— teclear rápido y a ciegas.

Conclusiones

En su esencia, el «trabajador del conocimiento» se dedica a comunicar y a reflexionar. Las actitudes y las habilidades que hacen que una persona sea buena comunicando y reflexionando, hacen que esa persona construya conocimiento, se dedique a lo que se dedique. Hay muchas formas para desarrollar estas actitudes y habilidades. Una de las mejores es viajar pero no de turistas sino, por ejemplo, para practicar o trabajar, para hacer cosas, en el extranjero. Un período de prácticas fuera de nuestro entorno habitual puede preparar, en este sentido, efectivamente a «formar parte de la sociedad del conocimiento». Lo hace tanto más cuanto más esté enfocado a que practiquemos, de manera profunda e inmersa, comunicar y reflexionar.

Foto | Daquella manera

Teorías del aprendizaje: la Indagación Progresiva

Elementos de la Indagación Progresiva

Estoy documentándome sobre las teorías del aprendizaje más relevantes para el diseño y gestión del conocimiento de personas, empresas y organizaciones. Siendo consciente de su reputación, es poco sorprendente que haya llegado a trabajos realizados en entornos universitarios finlandeses. La primera de estas teorías es la Indagación Progresiva.

En el modelo pedagógico de indagación progresiva, se facilita el tipo de construcción del conocimiento que caracteriza a las comunidades de investigación científica y la forma en que los expertos trabajan con el conocimiento. Fue introducido en el libro Progressive Inquiry: Overcoming Limitations of Human Intelligent Activity, de Kai Hakkarainen, Kirsti Lonka y Lasse Lipponen, publicado en 1999.

El modelo cuenta con 7 elementos básicos.

  1. Delimitar el contexto, con el fin de anclar los problemas que se van a investigar a conceptos dentro de un dominio de conocimiento o bien a situaciones de la vida real. Responder por qué merece la pena indagar sobre el problema favorece el desarrollo, por parte de las personas, de un compromiso cognitivo para resolverlo. Es importante que el problema sea susceptible de investigarse desde distintos puntos de vista. Los intereses personales de la persona que va a investigar son fundamentales a la hora de crear el contexto.
  2. Presentar los problemas, en forma de preguntas que guiarán el proceso. En muchas acciones formativas no se plantean preguntas en absoluto. Ahora bien, sin preguntas no puede haber indagación. Las preguntas que nacen del interés intrínseco de la persona, así como las que comienzan con «por qué» y «cómo», son especialmente valiosas, mientras preguntar por meros hechos y datos tiende a generar conocimiento fragmentado. La comprensión muchas veces emerge al solucionar problemas conceptuales, conflictos, fenómenos inesperados. El profesor puede guiar, pero es imprescindible que sean las personas que generan las preguntas.
  3. Crear conjeturas e hipótesis propias, interpretar el fenómeno que se investiga desde el propio punto de vista antes de enfrentarse a las explicaciones de otros o las teorías científicas. Al hacer esto, se usa el conocimiento que uno ya tiene, se hacen inferencias que extienden la comprensión y uno se hace consciente de sus propias ideas intuitivas al respecto del tema que se investiga. Es importante que estas ideas propias de cada uno se expongan y se discutan de forma colaborativa y en esto, el blog puede ser una de las herramientas fundamentales.
  4. Evaluar de forma crítica las hipótesis generadas a base de las explicaciones intuitivas de cada uno. Identificar las fortalezas, las debilidades, las contradicciones y las limitaciones de estas ideas intuitivas así como el conocimiento adicional necesario. Esta evaluación será la base para buscar información nueva.
  5. Profundizar en el conocimiento mediante experimentos, recolección de datos y lecturas. Es importante que esto suceda guiándonos por las preguntas formuladas, de la otra forma es imposible gestionar toda a información nueva. La idea es que examinemos nuestras explicaciones intuitivas a la luz de la nueva información que vamos obteniendo.
  6. Profundizar en los problemas modificando o afinando más y más las preguntas que habíamos hecho al principio. También cabe hacerse preguntas subordinadas a las grandes preguntas iniciales. Responder, inspirándose en información nueva, estas preguntas subordinadas, lleva a poder responder mejor las amplias preguntas iniciales.
  7. Compartir y distribuir el conocimiento a lo largo de todo el proceso de indagación. Esto quiere decir compartir de verdad todo el proceso: las preguntas iniciales, las conjeturas y las hipótesis que uno formula y luego modifica, la información nueva que va descubriendo y las revisiones de las preguntas y problemas iniciales. La interacción favorece que la persona descubra las contradicciones, inconsistencias y limitaciones de sus propias hipótesis puesto que se enfrenta a otros puntos de vista de forma continua. Explicar nuestro propio punto de vista favorece, de nuevo, el compromiso cognitivo, y nos fuerza a organizar y reorganizar el conocimiento.

Visto el protagonismo de la colaboración en red en el modelo, no es de extrañar que éste surgiera en los años 90, de la mano de Internet. Sin herramientas que facilitan la compartición y colaboración intensiva, no sería posible su uso. Esto no quiere decir, por supuesto, que disponiendo de las herramientas, su amplia aplicación sea fácil. Nada más lejos, me temo. Pero para los que sí están, en su forma de pensar, preparados para aprender y construir conocimiento en red, es un modelo y una guía útil.