Efímeras

Ephemeroptera
Ephemeroptera

Las interacciones efímeras que critica Sherry Turkle me recordaron las efímeras, un insecto con una vida adulta muy corta, desde unas horas hasta un día, de ahí el nombre. En húngaro se les llama flor de tisza porque ese día que tienen para vivir de adultos lo usan para reproducirse, con un espectáculo sobre el río Tisza que se parece a miríadas de flores floreciendo al unísono. Ocupados por completo con cumplir su función vital, ni siguiera les hizo falta desarrollar la capacidad de poder reposar sus alas; las mantienen extendidas durante toda su efímera vida adulta. Tener vida de flor de tisza es vivir y disfrutar el momento en toda su belleza pero también es algo que es poca cosa, de limitado valor. La suma de muchas vidas efímeras no equivale a una vida con vocación de construir. Por eso, hay que saber reconocer y conocer el valor de lo efímero.

Plenummedia y los cursos subvencionados de Adwords

Cada vez soy más y más crítica con la formación subvencionada porque está inserta en un sistema de muchos intermediarios y no deja lugar al principal ingrediente del aprendizaje: la motivación intrínseca de la persona.

Ahora bien, la subvención de cursos cuyo objetivo es enseñar a contratar publicidad de Google me parece un abuso al cuadrado. Ofrecerlo por teléfono a los pequeños negocios del barrio con la introducción «Buenos días, llamo de Google», como lo hace Plenummedia, me parece, además, engañoso y le hace un flaco favor a su aliado estratégico.

Hacerles perder a los empresarios ocho horas de formación presencial de un tirón, un formato poco eficiente, me parece una falta de respeto. Por el sufrimiento de una jornada tan atragantada pero, sobre todo, por la muy previsible falta de resultados de esa inversión en formación que, por la magia de la subvención, tenemos la suerte de financiar entre todos.

Aun suponiendo que el pequeño negocio tiene un canal de venta online (y habrá que ver cuántos tienen de los que hacen el curso), ¿quién ha demostrado que con Adwords los negocios del barrio consiguen vender más, tanto más, que nos interesa a todos invertir en que vayan corriendo a Google a contratarla?

Actualización el 9 de febrero de 2014

Debido a que esta entrada tiene diariamente muchas visitas desde motores de búsqueda y considerando las repetidas peticiones por parte de Plenummedia de eliminarlo, me gustaría añadir lo siguiente a lo antes expuesto.

Este último año he participado en la formulación de varias campañas de Pago Por Clic realizadas con Adwords y he podido comprobar en primera persona que la búsqueda de pago (no tengo experiencia directa con otros tipos de anuncios digitales) efectivamente sirve para que los comercios de barrio vendan más. Tiene por tanto bastante sentido que los pequeños empresarios aprendan a planificar y configurar sus campañas o a evaluar las campañas que les puedan proponer desde agencias digitales.

Ahora bien, el uso de dinero público para enseñar a usar el producto de una empresa concreta me sigue pareciendo mal, sean cursos de Plenummedia sean cursos de cualquier otra organización. Más aun tratándose de cursos anunciados y cobrados como cursos de 60 horas de los cuales 16 horas eran presenciales impartidas en dos sesiones de 8 horas y el resto era un PDF enviado al alumno por e-mail para que dedique el resto de las horas (44 horas) a aprender de forma autónoma, sin ningún tipo de apoyo adicional. Así era el curso de Plenummedia del que hablo en mi entrada y que vendían a los pequeños empresarios con una llamada telefónica que comenzaban diciendo que llamaban desde Google. Es decir, cursos mal diseñados financiados con dinero público y vendidos de forma engañosa.

Me gustaría terminar subrayando que en esta entrada de mi blog se refleja una experiencia y opinión personal que animo a todos los lectores que contrasten con otras experiencias y opiniones o en primera persona.

Transparencia: necesaria pero no suficiente

He empezado a leer The Information Diet, un libro que descubrí por medio de un comentario de Eva en en blog de Cartograf. Su autor, Clay A. Johnson, compara el consumo de información con la ingesta de alimentos. Mientras la comida basura causa obesidad, la información basura lleva a nuevas formas de ignorancia—afirma. Su elección de metáfora tiene motivos personales que cuenta muy bien en el libro. Para mí es una metáfora acertadísima: es sencilla y fácil de entender, conecta con experiencias personales de los lectores y no deja de tener un punto de sorpresa.

De pronto, tan sólo me gustaría traducir un párrafo del libro sobre la transparencia. Esta puede parecernos la solución al problema de los sesgos, partidismos, intereses conflictivos y dilemas principal–agente en y alrededor de las instituciones pero resulta que, de forma esta vez poco sorprendente, la cosa no es tan simple.

Si el consumo poco saludable de información crea malos hábitos informativos del modo en que la comida poco saludable genera adicciones a alimentos, ¿de qué sirve la transparencia? Dejé de trabajar en la Sunlight Fundation. La transparencia no era la respuesta que yo buscaba. No puedes simplemente llenar el mercado de brócoli esperando que las personas dejen de comer patatas fritas. Si las personas buscan información que confirma sus creencias, inundando el mercado de datos gubernamentales no funcionará tan bien como pronostican los teóricos.

Es decir, el libro nos adentrará en el territorio de los sesgos cognitivos. Intuyo que su respuesta será la responsabilidad personal y la ética hacker.

Ética hacker en la escritura de libros

No sé si es común pero me he encontrado con una práctica en la escritura de libros que consiste en grabar las conversaciones que uno va manteniendo. Por skype, por ejemplo. Fragmentos de éstas conversaciones se incluyen en el libro pero sin la fuente, tipo «persona de tales características dice esto».

Entiendo que hay casos en que sea necesario anonimizar las fuentes. Por ejemplo, si un empleado habla en tono crítico no «permitido» por la empresa en que sigue queriendo estar empleado después de la publicación del libro. Pero yo me refiero a casos en los que se buscan ideas y ejemplos.

Identificar ejemplos concretos para trasmitir ideas es importante. Un ejemplo concreto y palpable, igual que una imagen, vale más que mil palabras (sobre todo si las palabras de verdad son mil). Las conversaciones son una de las mejores formas de buscar esos ejemplos.

Cuando las conversaciones están escritas en la web, lo ético es enlazar la fuente. Cuando no lo están, lo ético también es mencionar la fuente y, desde la nota al pie, enlazarle en el sitio web en que quiere ser enlazado, en lugar de describirlo como «persona de tales características». Además, ponerle nombre a quien la cuenta ¿no hace la historia hasta más interesante?

La cosa se complica cuando el destino es un libro con todos los derechos reservados. En este caso, el choque entre el compartir y el encerrar lo compartido es aún mayor. De hecho, si el «encerrador» se topa con un hacker, lo más probable es que éste no quiera repetir la conversación.

Gestión ágil

Movimiento ágil
Movimiento ágil

Cuando me encontré por primera vez con los enfoques ágiles en desarrollo de software y gestión de empresas, pensé que sería algo de los últimos 2-3 años. Hasta que el otro día vi que el Manifiesto por el Desarrollo Ágil de Software, el «Agile Manifesto», lo formularon en 2001. Una confirmación de que el cambio del mundo ordenado al mundo complejo es harto difícil. Y que toca aprender artes marciales aunque cueste muchos años de práctica.

Pienso y colaboro, luego cazo mamuts

Una de las características ampliamente reconocidas y comentadas del actual entorno socioeconómico —la sociedad red— es el cambio perpetuo. La capacidad de adaptación al cambio de las personas y las organizaciones se está convirtiendo en lo primero que hemos de aprender si queremos tener la posibilidad de, luego, seguir aprendiendo aun más cosas. Puesto en términos de la evolución, si queremos sobrevivir.

La importancia de la colaboración como estrategia en ese proceso de adaptación se está estudiando desde una diversidad de ámbitos. Hace poco, en uno de los capítulos de Brain Rules, me encontré con una mirada al tema desde la paleoantropología.

La hipótesis es que grupos de humanos empezaron a migrar desde África hace unos 100.000 años (por cierto, no hace tanto) como resultado de los cambios continuos en el clima. Esos cambios eran perceptibles en el transcurso de pocas generaciones o incluso en la vida de la misma persona. Es decir, sucedieron a un ritmo ni demasiado rápido (que habría sido mortal) ni demasiado lento (igualmente mortal pero a modo de la rana en la olla).

Ante cambios que obligaron a hombres nacidos bajo el sol de la sabana a criar a sus descendientes entre la nieve, la estrategia ganadora fue, en lugar de adaptarse a un hábitat determinado, moverse y adaptarse a una gran variedad de hábitats. A modo de «venga lo que venga, nos pillará preparados». Es lo que el paleoantropólogo Richard Potts llamó selección a base de variabilidad y que podemos considerar una aportación a la teoría de la evolución.

Inconsistency in selection eventually caused habitat-specific adaptations to be replaced by structures and behaviors responsive to complex environmental change.

Según cuenta el autor de Brain Rules, de la mano de esta aceptación de la inestabilidad y adaptación al cambio mismo, vino el desarrollo del razonamiento simbólico y, en general, de nuevos niveles de cognición. Sería esto que permitiría que los humanos adivinasen e influyesen en lo que pensaba y sentía el otro y, como resultado, colaborasen en la consecución de proyectos que uno solo no era capaz de realizar.

La caza del mamut
La caza del mamut

A partir de ese momento, toda la historia de la especie humana puede verse como una historia de las distintas maneras de colaborar de los humanos, con distintos resultados.

Cuento esto porque la analogía con los tiempos actuales es evidente y da para una bonita metáfora. De nuevo se perciben cambios en el entorno que requieren adaptarse a algo que no se puede predecir. La estrategia con más sentido es adaptarse al cambio mismo. Y esta adaptación pasa, de nuevo, por el aumento de la capacidad de comunicación, colaboración y generación de conocimiento. Estamos, de nuevo, en tiempos de migración y movimiento intensivos.

Erasmo, el ciborg

Erasmo sólo puede defenderse a la manera de esos animalitos que, al estar en peligro, se fingen muertos o cambian de color; pero, lo que prefiere, en caso de tumulto, es retirarse a su concha de caracol, a su cuarto de trabajo: sólo detrás del muro de sus libros se siente íntimamente seguro.

Stefan Zweig, en Erasmo de Rotterdam, Triunfo y Tragedia

Dada la tecnología puntera de su época, quizá sería más apropiado inventar una palabra y llamarle liborg. Y como tal, defenderse no se le dio nada mal, he de decir, tras leer su biografía desde la mirada de Zweig.

El mito de consumir productos españoles

Transcurrieron pocas horas entre que leí el último artículo de John Kay sobre la decisión equivocada del gobierno británico respecto al exterminio selectivo de tejones, y recibí un mail con el asunto «CONTRA LA CRISIS, CONSUME PRODUCTOS ESPAÑOLES» (así, en mayúsculas). En el email, que viene sin firmar, alguien afirma lo siguiente.

Es la mejor forma de mantener la pequeña y mediana empresa de nuestro pais, que es la que soporta más del 80% del empleo. Los miles de millones que genera esta decisión quedarán en todo el tejido productivo y además generarán impuestos y sueldos que permanecerán aquí.

Los ganaderos celebran el exterminio de los tejones enfermos porque esperan que así, la enfermedad no pase al ganado. Lo que no saben es que un informe encargado por en gobierno sobre el asunto, llegó a la conclusión de que la política del exterminio selectivo sería contraproducente. Resulta que al matar los especímenes enfermos, el resto de la comunidad tejonera se dispersa, instalándose en territorios nuevos e infectando ganado que antes estaba a salvo. El gobierno no tuvo en cuenta esa conclusión porque le resultó más importante tener contentos a los ganaderos. Lo están. De momento.

Pensar que consumir productos españoles es la mejor forma de salvar a las pymes, adolece del mismo carácter cortoplacista que la matanza organizada de tejones. Es desconocer que en una economía global, el comercio tiende a igualarse a la larga, y lo que una pyme ingresa de más por la bajada de la importación, otra pyme lo dejará de ingresar por la bajada de la exportación.

Recuerda, algo tan sencillo como mirar las etiquetas en la compra, comprar un coche fabricado en España, no salir al extranjero durante los dos próximos años,… a lo mejor mantiene tu empleo, el de tus hijos, familiares, amigos…el de todos.

A lo mejor mantiene tu empleo. Pero, a lo mejor, justo te lo quita. O elimina el de tus hijos. Porque las cosas no son tan simples. Es humano pensar que lo que observamos es todo lo que hay, y si pierdo clientela porque uno de fuera es más competitivo, lo que tengo que hacer es eliminar el de fuera. Es humano equivocarse. Pero sólo sirve si aprendemos del error.

Porque sabemos que las cosas no son tan simples. Y que lo que funciona en una economía inevitablemente global no es retroceder sino avanzar con la globalización con una oferta mejor, más diferenciada y más innovadora. No el «consume español» sino el sencillo «produce», así, sin nacionalidad pero a base del conocimiento.

Podemos estudiar los coches y su física y saber con exactitud cómo funcionan. En ningún caso esto nos prepara para comprender el tráfico. Hasta podemos adquirir habilidades para navegar por el tráfico –algo muy distinto del funcionamiento de un coche– y seguir sin habilidades de un ingeniero de tráfico. El conocimiento de las partes no lleva inevitablemente a la comprensión del todo.

John Kay, citando a Michael Gazzaniga

Udacity: un Proxy de Dunbar para acercar educación y empresa

Hace poco comenté los recuerdos que me traía la decisión de Sebastian Thrun de dejar Stanford para fundar una empresa e impartir cursos masivos y gratuitos en la Red sobre computación. Hoy he leído que su modelo de negocio es vender los datos sobre el desempeño de los estudiantes a empresas en busca de talento. Si esto resulta cierto tendremos, por fin, una manera transparente de monetizar datos de usuarios que, además, articula un sistema de incentivos más que interesante para las tres partes (Udacity, estudiantes, empresas). Transparente porque el reto de Udacity no es otra que construir confianza por los dos lados convirtiéndose así en un Proxy de Dunbar.