Di Tella

(…) en los años 50 los esfuerzos de promover la industria doméstica mediante la sustitución de las importaciones –es decir, la protección de industrias domésticas no competitivas– llevó a grandes ineficiencias incluidos los esfuerzos de desarrollar un coche, el Di Tella, que nunca encontró mercado fuera de Argentina.

Francis Fukuyama en Political Order and Decay, p. 272.

El mito de consumir productos españoles

Transcurrieron pocas horas entre que leí el último artículo de John Kay sobre la decisión equivocada del gobierno británico respecto al exterminio selectivo de tejones, y recibí un mail con el asunto «CONTRA LA CRISIS, CONSUME PRODUCTOS ESPAÑOLES» (así, en mayúsculas). En el email, que viene sin firmar, alguien afirma lo siguiente.

Es la mejor forma de mantener la pequeña y mediana empresa de nuestro pais, que es la que soporta más del 80% del empleo. Los miles de millones que genera esta decisión quedarán en todo el tejido productivo y además generarán impuestos y sueldos que permanecerán aquí.

Los ganaderos celebran el exterminio de los tejones enfermos porque esperan que así, la enfermedad no pase al ganado. Lo que no saben es que un informe encargado por en gobierno sobre el asunto, llegó a la conclusión de que la política del exterminio selectivo sería contraproducente. Resulta que al matar los especímenes enfermos, el resto de la comunidad tejonera se dispersa, instalándose en territorios nuevos e infectando ganado que antes estaba a salvo. El gobierno no tuvo en cuenta esa conclusión porque le resultó más importante tener contentos a los ganaderos. Lo están. De momento.

Pensar que consumir productos españoles es la mejor forma de salvar a las pymes, adolece del mismo carácter cortoplacista que la matanza organizada de tejones. Es desconocer que en una economía global, el comercio tiende a igualarse a la larga, y lo que una pyme ingresa de más por la bajada de la importación, otra pyme lo dejará de ingresar por la bajada de la exportación.

Recuerda, algo tan sencillo como mirar las etiquetas en la compra, comprar un coche fabricado en España, no salir al extranjero durante los dos próximos años,… a lo mejor mantiene tu empleo, el de tus hijos, familiares, amigos…el de todos.

A lo mejor mantiene tu empleo. Pero, a lo mejor, justo te lo quita. O elimina el de tus hijos. Porque las cosas no son tan simples. Es humano pensar que lo que observamos es todo lo que hay, y si pierdo clientela porque uno de fuera es más competitivo, lo que tengo que hacer es eliminar el de fuera. Es humano equivocarse. Pero sólo sirve si aprendemos del error.

Porque sabemos que las cosas no son tan simples. Y que lo que funciona en una economía inevitablemente global no es retroceder sino avanzar con la globalización con una oferta mejor, más diferenciada y más innovadora. No el «consume español» sino el sencillo «produce», así, sin nacionalidad pero a base del conocimiento.

Podemos estudiar los coches y su física y saber con exactitud cómo funcionan. En ningún caso esto nos prepara para comprender el tráfico. Hasta podemos adquirir habilidades para navegar por el tráfico –algo muy distinto del funcionamiento de un coche– y seguir sin habilidades de un ingeniero de tráfico. El conocimiento de las partes no lleva inevitablemente a la comprensión del todo.

John Kay, citando a Michael Gazzaniga