Tumblr cubre la tumblerosfera

Estoy pensando en la diferencia entre un periódico gratuito invitando a bloggers a bloguear bajo su bandera por la cara, y Tumblr creando un periódico para cubrir la tumblerosfera de 42 millones de blogs. Se me presenta inevitable que acaben siendo lo mismo: una estructura de información centralizada, con linea editorial con la que es imposible, ni nada deseable, que se identifiquen 42 millones. Al final, antes de abrirnos un blog en Tumblr, nos preguntaremos si queremos que Tumblr nos cubra. Y esto será bueno, por quedar explícito su modelo —centralizador— y lo que éste significa.

Estatus y consultoría

Interesante reflexión de Robin Hanson sobre por qué las empresas están dispuestas a pagar ingentes cantidades de dinero a grandes firmas de consultoría pese a que los consultores que éstas les envían son recién salidos de la uni, con mucha menos experiencia que cualquiera de las que va a asesorar.

My guess is that most intellectuals underestimate just how dysfunctional most firms are. Firms often have big obvious misallocations of resources, where lots of folks in the firm know about the problems and workable solutions. The main issue is that many highest status folks in the firm resist such changes, as they correctly see that their status will be lowered if they embrace such solutions.

The CEO often understands what needs to be done, but does not have the resources to fight this blocking coalition. But if a prestigious outside consulting firm weighs in, that can turn the status tide. Coalitions can often successfully block a CEO initiative, and yet not resist the further support of a prestigious outside consultant.

To serve this function, management consulting firms need to have the strongest prestige money can buy. They also need to be able to quickly walk around a firm, hear the different arguments, and judge where the weight of reason lies. And they need to be relatively immune to accusations of bias – that their advice follows from interests, affiliations, or commitments.

All three of these functions seem to be achieved at a low cost by hiring good-looking kids from our most prestigious schools. These are the cheapest folks you can buy with our most prestigious affiliations, they are smart enough to judge where reason lies, and they have few prior affiliations to taint them with bias. They can not only “borrow your watch to tell you the time,” but can also cow you into submission in accepting that time.
Robin Hanson

Fin de semana de bombones

Deliciosos bombones de autor empaquetados en bonitas cajas, diseño también de las casa. Esto era para mí La bombonera de Barco hasta ayer, que tuve la suerte de participar en un taller de bombones de Teresa, la bombonera. Un curso de 3 horas con 4 personas.

Teresa fue diseñadora gráfica antes de hacerse bombonera hace ya 15 años. Sus 10.000 horas de aprendizaje las distribuyó entre chocolaterías en Francia, Italia, Suiza y su propio negocio en Madrid hasta, como todo maestro, conseguir hacer las cosas «a su propia medida».

El curso permitió hacer y comer prácticamente todos los tipos de bombones que vende La bombonera:

  • Frutas frescas y confitadas bañadas en chocolate
  • Trufas cubiertas de chocolate puro en polvo
  • Bombones de molde rellenos de trufas
  • Músicos
  • Rocas

La trufa, en este caso, la hicimos de té Earl Grey.

Trufas de molde

Me impresionó mucho que Teresa nos dejara rellenar los moldes y hacer prácticamente cada una de las tareas que implica preparar un bombón.

Algunas cosas que he aprendido:

  • El sabor del haba de cacao.
  • El chocolate blanco está hecha de manteca del cacao.
  • La trufas también las llaman ganache en el mundillo bombonero.
  • El praliné es una mezcla de almendra y avellana molidas y de azúcar caramelizado (yo pensaba que praliné y trufa eran lo mismo).
  • El chocolate no ha de calentarse nunca más allá de los 60 grados centígrados. ¡Cuidado con esos aparatitos de fondue con velita!
  • El chocolate destinado a cubrir trufas y frutas hay que trabajarlo: mantenerlo a 40 grados centígrados durante dos días y templarlo hasta 30-32. El proceso de templado consiste en remover el líquido en una tabla de mármol con mucha maña. Trabajar el chocolate asegura que luego, como cobertura, brille y haga crack al morderlo.

Teresa no ha dudado en compartir sus recetas y sus trucos: salimos, aparte de una bolsita llena de los bombones que hemos hecho, con un cuadernito de recetas seleccionadas para hacerlas fácil en casa. Creo que acierta en el enfoque: permitir que se forme un grupito de clientes interesados en experimentar en casa, comprarle ingredientes y comentar con ella sus avances, puede ser el camino adecuado a un negocio más sostenible. Todo ello a través de retar a los clientes, y a sí misma, con nuevas recetas y materias primas.

El taller no terminó ahí. El aprendizaje, a partir de ahora, será personalizado. Yo, por ejemplo, seguro que en breve iré a por manteca de cacao que antes no sabía donde comprar, para hacer la tarta de chocolate que hasta ahora hacía con manteca de coco y que, por eso, sabía a coco.

Sistemas complejos y fuertemente acoplados

Dominó de colores

Mencioné el otro día el nuevo libro de Tim Harford sin haberlo leído. Ahora que ya le he hincado el diente, puedo contar más cosas.

Una, en concreto. Harford, una vez concluido que, en un sistema complejo como la economía, la experimentación continua, la prueba–error de la evolución biológica, es la mejor estrategia, mira al sistema financiero y ve que ahí esto no es del todo cierto. No lo es porque para que esto funcione, los errores han de ser sobrevivibles.

El sistema financiero no sólo es complejo sino también fuertemente acoplado (tightly coupled). La consecuencia de esto es que los errores no son sobrevivibles. Como el espiral de dominó de la imagen de arriba. Si cae uno de los dominós, caen todos sin excepción.

Esta segunda característica asemeja el sistema financiero a sistemas industriales complejos como plataformas petroleras o plantas nucleares. En estos campos busca Harford posibles soluciones para el sistema financiero.

La solución, grosso modo, parece estar en la hábil creación de puertas de seguridad. Los mismos jugadores de dominó las utilizan cuando colocan cientos de miles de piezas. Cuando el aleteo de un gorrión provoca el derrumbe de una pieza, es una alegría que sólo caigan unos pocos de miles.

La puerta de seguridad más llamativa de las que identifica Harford, son las personas. Basado en un estudio que concluyó que de 216 acusaciones de fraude financiero entre 1996 y 2004, los empleados destaparon más que cualquier otra medida (por ejemplo las auditorías), propone crear incentivos para que más personas que piensan que las cosas van mal, decidan hablar.

Ayer escuché la charla de Halla Tomasdóttir sobre la ética de su empresa de servicios financieros. Ahí creo identificar otra de estas puertas de seguridad: no invertir en lo que no entendemos.

Nada que ver con la propiedad del capital

Los recursos críticos de las empresas de hoy no son edificios o materias primas sino sus competencias distintivas — su sistema de organización, su reputación con clientes y proveedores, su capacidad de hacer cosas nuevas. Estos atributos no pueden ser, en ningún sentido que sea relevante, propiedad de nadie en concreto.

John Kay sobre la economía de mercado como sistema complejo. No vale criticarla con argumentos del siglo XIX.

Si tu jefe te marea, te explota o se hace con el valor añadido que creas, las causas de todo esto no tienen nada que ver con la propiedad del capital. Mientras que el control sobre los medios de producción e intercambio es extremadamente importante para la organización de los negocios y las estructuras de poder en la sociedad, la propiedad de los medios de producción e intercambio importa muy poco.

Más sobre la economía de mercado como sistema complejo en Juan Urrutia.

Ventaja competitiva: ser humano

El 40% de los empleos en Estados Unidos podrían ser sustituidos, en mayor o menor medida, por software. Lo que me resultó novedoso del artículo de The Economist, aparte del porcentaje en sí, es que muchas tareas de «trabajadores del conocimiento», como abogado o radiólogo, entran dentro de ese 40%. Una cifra chocante, quizá alarmista pero también una nueva oportunidad para comprender que, de verdad, cualquier trabajo mecánico es para las máquinas. Ya somos ciborgs y lo seremos más. Nuestra ventaja competitiva frente a las máquinas serán las habilidades que nos hacen humanos: imaginar, sentir, pensar, adaptarnos, adoptarnos, improvisar, organizar, intuir, crear. ¿Acaso no es prometedor pese a ese 40%?

Economía de la mala comida

Tyler Cowen saca nuevo libro en abril sobre la economía detrás de nuestra alimentación. De entrada puede resultar hasta sorprendente que un economista escriba sobre comida —aunque no es el primero que me encuentro— pero ¿hay algo más estrechamente vinculada a la economía que la necesidad de comer?

Dedica uno de los capítulos, por lo que cuentan en el podcast de Freakonomics, a identificar políticas económicas gubernamentales detrás del empeoramiento de la calidad de la comida que se puede observar en Estados Unidos entre 1910 y 1980. Me he quedado con tres ejemplos.

  • Uno es lo que llaman Prohibición con mayúsculas: al no poder servir bebidas alcohólicas que les dieran más margen, muchos restaurantes cerraron. Con ellos se perdió parte del conocimiento sobre la buena comida. ¡Cómo no relacionar esto con la reciente prohibición en España de fumar en restaurantes, cuando uno pasa diariamente delante de lo que antes era El Carpincho y ahora es una hamburguesería! Aunque sea uno de autor.
  • La restricción de la inmigración es otra política económica que afectó, según Tyler Cowen, la calidad de la alimentación en EE.UU. en el siglo XX. Al descender el número de personas provenientes desde fuera, descendió el aporte de ideas nuevas así como la demanda por la comida da calidad.
  • Aprender a fabricar comida barata a nivel industrial, de la mano de las necesidades surgidas en la Segunda Guerra Mundial, fue lo que compensó la pérdida de conocimiento antes mencionada. La dependencia del recorrido hizo que ese nuevo conocimiento sobreviviera más allá de la guerra, durante muchos años.

Pero lo más interesante que promete el libro es la mirada del economista sobre el resurgir de la alimentación local a partir de 1980 y que sigue en auge el día de hoy tanto en EE.UU. como en Europa. Sobre su linea de argumentación al respecto, da pistas al responder la pregunta de si él se considera un food snob.

Déjame mencionar algunos rasgos de los esnobs de la comida que yo no comparto. Primero, piensan que la comercialización es el villano. Yo tiendo a verla como el salvador. Segundo, tienden a construir un relato del bueno contra el malo, donde el malo es la industria agroalimentaria o algo como las cadenas, la comida rápida y el microondas. Yo tiendo a ver estas instituciones como flexibles, capaces de responder y que solucionan problemas y hacen las cosas mejor. Estos son dos motivos por los que no sólo no soy un esnob de la comida, sino me encuentro al otro lado en este debate.