Nada que ver con la propiedad del capital

Los recursos críticos de las empresas de hoy no son edificios o materias primas sino sus competencias distintivas — su sistema de organización, su reputación con clientes y proveedores, su capacidad de hacer cosas nuevas. Estos atributos no pueden ser, en ningún sentido que sea relevante, propiedad de nadie en concreto.

John Kay sobre la economía de mercado como sistema complejo. No vale criticarla con argumentos del siglo XIX.

Si tu jefe te marea, te explota o se hace con el valor añadido que creas, las causas de todo esto no tienen nada que ver con la propiedad del capital. Mientras que el control sobre los medios de producción e intercambio es extremadamente importante para la organización de los negocios y las estructuras de poder en la sociedad, la propiedad de los medios de producción e intercambio importa muy poco.

Más sobre la economía de mercado como sistema complejo en Juan Urrutia.

Más contexto que contenido

Del artículo «Si las Universidades cotizaran en Bolsa», de Juan Urrutia y Aurelia Modrego, me apunté las siguientes frases.

En cuestión de desarrollo e innovación lo que se va a privilegiar es la capacidad de resolver problemas, que es lo que realmente va a aumentar la base de conocimientos y es fuente de generación de nuevas ideas conducentes a la realización de cambios. Cambios que son necesarios y convenientes, porque ayudan a crear estructuras mentales de aprendizaje que permiten la absorción de innovaciones, y que desgraciadamente son, a menudo, imposibles porque rompen intereses corporativos justificados torticeramente como requisitos para la transmisión de los valores eternos.

Remarca la importancia que para el aprendizaje tienen hoy los contextos adecuados frente a los contenidos, hoy ya abundantes. Las innovaciones en las empresas o los aprendizajes en las personas, se alimentan de un continuo de nuevos contextos. Son los que permiten llegar a los límites del mapa hasta ahora conocido y tender el cableado para llegar a nuevos territorios.

Dinero vs Trueque

Crecí en un pueblo pequeño donde el trueque –y más aun el apoyo mutuo– era moneda de cambio frecuente. La admiración de la que disfruté el día en que, ni siquiera yo sino mi padre, volvió a casa con 14 kg de setas que luego repartió entre los vecinos es, por su característica única y extraordinaria en la historia del pueblo, el primer recuerdo que me viene a la mente cuando pienso en ello.

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Ya no basta con encajar en el papel

Leo en El capitalismo que viene que la globalización pone en juego la institución sindical haciendo que sus finalidades y objetivos alcanzables no queden nada claros. Añade Juan Urrutia que la épica sindical de lucha de clases está dando paso a una épica antiglobalista, su ética de solidaridad a otra ética «menos de clase y más de identidad» (nacional, de género u otras identidades imaginadas como la humanidad) y pienso lo bien que se ve todo esto en un reciente manifiesto para sumarse a la huelga general del 29 de septiembre de 2010.

El manifiesto, buen ejemplo de varias de las ideologías de la descomposición, es un texto tan decimonónico como lo es también el Estatuto de los trabajadores.

Entre los papeles residuales que en el nuevo escenario de producción les queda a los sindicatos, los del manifiesto asumen competencias más bien oenegistas. Del otro papel que menciona Juan Urrutia en su libro, el de velar por el buen funcionamiento del modo de producción preocupándose de la verdadera competencia y del buen gobierno de las empresas, no veo rastro. Pero seguiré buscando.

Ayer me apunté estas frases de Mundo espejo:

Este negocio nuestro se está haciendo más pequeño. Como muchos otros. Va a haber menos jugadores. Ya no basta simplemente con encajar en el papel y cultivar una actitud.

En lugar de encajar en el papel, toca la responsabilidad individual y en lugar del cultivo de una actitud, la interacción.