Escala humana vs aritmética de hormigas

Releyendo Los futuros que vienen, los párrafos sobre la escala humana me han recordado las hormigas de La era del diamante.

Dice David en Los futuros:

Parece comprobado por la Neurología y sustentado por la evidencia histórica que tenemos una limitación física, un techo fisiológico que no nos permite procesar más que un cierto número de relaciones interpersonales. Somos físicamente incapaces de relacionarnos en un espacio de fraternidad de más de ciento cincuenta personas. A partir de ahí nuestro cerebro salta, cambia de objeto y de manera de pensar simplemente porque es incapaz de manejar tanta información.

En La era leemos:

En la aritmética de las hormigas sólo hay dos números: Cero, que significa cualquier cosa por debajo de un millón, y Algunos.

Para, unas páginas más adelante, encontrarnos con esta exclamación de la Reina de las hormigas:

—¡Muévete con energía, pulmonado! ¡El tiempo es comida! No te preocupes por las hormigas bajo tus patas, no es posible que mates más de cero. —Así que desde ese momento, caminé con normalidad, aunque las patas se me volvieron resbaladizas con tanta hormiga aplastada.

Quizá no es demasiado atrevido sugerir que, fuera de la comunidad real, el cerebro salta a Ceros y Algunos y esto explicaría, al menos en parte, algunos comportamientos que, aunque son de humanos, parecen más propias de hormigas.

Una mirada a la culpa

Si el otro día comentamos que afrontar la realidad desde el universalismo debilita la resiliencia, frena la innovación, y dificulta la defensa, esta vez me gustaría detener la mirada sobre la culpa. Volvamos a 11M Redes para ganar una guerra y cómo la opinión pública en España enfrentó la pregunta de quién hay que defender de los atentados terroristas.

«(…) frente a un atentado del terrorismo de red internacional la opinión española entiende que no hay un nosotros que defender, sino unos principios que imponer al orden internacional sin cuyo triunfo las víctimas son inevitables pues no son más que consecuencia del «dolor» causado por la existencia de diferencias de poder y renta entre los países y bloques. Diferencias de las que nosotros mismos seríamos beneficiarios y que nos harían por tanto en cierta medida culpables de nuestras propias víctimas»

Sigue leyendo Una mirada a la culpa

Operación de amígdalas

Hace algunas semanas Iván enlazó un vídeo sobre lo que motiva al hacker. Ahora encuentro otro vídeo de los mismos creadores que, por un lado, da razones para el unschooling, fenómeno sobre el que leí por primera vez en un reciente minipost de Juan Urrutia. Por otro lado, me ha recordado mi operación de amígdalas.

El vídeo me hizo tomar consciencia de que la operación de amígdalas fue, y nada podría describirlo mejor, mi primer contacto con una fábrica de producción industrial. El ejemplo por excelencia de la producción industrial es, lo podemos leer en El capitalismo que viene, la planta de ensamblaje de automóviles o aviones dibujado en forma de cuenca fluvial en la cual las materias primas entran por un lado y dentro son tratados por operarios colocados a lo largo de una cadena hasta salir el producto final por el otro lado. Sin embargo, para mí, la operación de amígdalas, que en los ochenta se hacía de manera rutinaria y requería, por tanto, de una organización científica, me resulta un ejemplo más cercano.

A los niños con operación programada para aquella mañana nos ponían en una fila en el pasillo de la planta de tal manera que el inicio de la fila coincidiese con la puerta detrás de la cual se realizaba la operación. De ese modo, cuando sacaban a un niño operado, todavía inconsciente por el éter inhalado, no se perdía tiempo en ir a buscar al siguiente; el avance de la fila hacía que éste se encontrara justo delante de la puerta. Just in time. A mí me tocó presenciar la salida de varios niños y pude tomar nota de que la fila avanzaba realmente bien, la espera no resultaba molesta. Debida a mi tierna edad (2 años) seguramente no era consciente de lo que me iba a pasar y por eso no me importaba portarme bien en la fila. Además, vi a los otros niños salir en brazos y yo llevaba ya varios días en el hospital: me apetecía que me cogieran en brazos ya de una vez.

Aun así, pese a todo el empeño taylorista de coordinación, no pude dejar de sentirme engañada una vez dentro de la sala. Y el éter hizo que, para colmo, no pudiese ni disfrutar del abrazo. La experiencia me hizo precavida. Desde entonces he preferido siempre entrar en los sitios el primero y enterarme cuanto antes de lo que iban.

Y esto me lleva de nuevo al vídeo en cuestión que argumenta que los actuales sistemas educativos, construidos sobre la cultura intelectual de la revolución francesa y las circunstancias económicas de la revolución industrial, no cuentan con que, hoy en día, en la actualidad, tanto producción como aprendizaje y conocimiento requieren no una cadena de montaje sino una comunidad. Seguramente sea por eso que las operaciones de amígdalas sólo las hacían como rutina a los niños muy pequeños: los que eran un poco más grandes, hablando entre ellos, se enterarían de lo que iba la cosa y ya no harían una fila tan bonita.

Ya no basta con encajar en el papel

Leo en El capitalismo que viene que la globalización pone en juego la institución sindical haciendo que sus finalidades y objetivos alcanzables no queden nada claros. Añade Juan Urrutia que la épica sindical de lucha de clases está dando paso a una épica antiglobalista, su ética de solidaridad a otra ética «menos de clase y más de identidad» (nacional, de género u otras identidades imaginadas como la humanidad) y pienso lo bien que se ve todo esto en un reciente manifiesto para sumarse a la huelga general del 29 de septiembre de 2010.

El manifiesto, buen ejemplo de varias de las ideologías de la descomposición, es un texto tan decimonónico como lo es también el Estatuto de los trabajadores.

Entre los papeles residuales que en el nuevo escenario de producción les queda a los sindicatos, los del manifiesto asumen competencias más bien oenegistas. Del otro papel que menciona Juan Urrutia en su libro, el de velar por el buen funcionamiento del modo de producción preocupándose de la verdadera competencia y del buen gobierno de las empresas, no veo rastro. Pero seguiré buscando.

Ayer me apunté estas frases de Mundo espejo:

Este negocio nuestro se está haciendo más pequeño. Como muchos otros. Va a haber menos jugadores. Ya no basta simplemente con encajar en el papel y cultivar una actitud.

En lugar de encajar en el papel, toca la responsabilidad individual y en lugar del cultivo de una actitud, la interacción.

Entre crumble y mutabal

Tengo la sensación de avanzar en el itinerario a paso más bien lento. Mi lector de feeds recoge cada día de más fuentes, las conversaciones indianas me resultan irresistibles y me cuesta no perderme entre los tallitos de la enredadera. Además, también me gusta entregarme a placeres tales como preparar crumble o mutabal que ya a la primera salen riquísimos. Afortunadamente tengo como referencia a Iván que está aquí pese a no haberse apresurado.

Estos días, cada vez que leo un capítulo de El capitalismo que viene, me pillo maravillada por lo bien que explica en él la economía Juan Urrutia. La disipación de rentas como consecuencia, y la competencia perfecta como estación final del netweaving, resultan conceptos utilísimos para pensar sobre el sistema económico. Me pregunto hasta qué punto se asemejan a la segunda ley de la termodinámica y si tiene sentido buscar este tipo de semejanzas entre lo físico y lo social.

Después de haber participado el año pasado en lo que era un intento torpe de diseñar una llamada «red social», me encanta encontrarme con el verdadero motivo del fallo de generar valor tanto de las empresas de la «crisis puntocom» como de muchas «redes sociales» de hoy: no poder explotar las ventajas de la reducción de los costes de transacción por servir a una clientela cuya confianza no han ganado, porque ésta no está constituida en una red identitaria. Una pena que a lo largo la asignatura «Comunidades virtuales», que cursé el pasado semestre en la UOC, no hayamos diferenciado comunidad imaginada de comunidad real (mejor dicho, dábamos prácticamente por hecho que la segunda ya no existía) o adhesión de participación y de interacción, conceptos claves para pensar sobre «redes sociales».

Es ahora también, y no en las asignaturas básicas del Master de Sociedad de la Información y del Conocimiento, que empiezo a entender realmente el fenómeno del software libre. Aunque, para ser justa con el Master, voy a añadir que el impulsor  de que todos los estudiantes tengamos blog fue de uno de los consultores defensor del software libre. Pero el concepto de libertad detrás del software libre no lo tenía nada claro. Al buscar un buen CMS para la empresa en la que trabajaba, veía que los consultores de software libre eran más caros que las empresas que vendían su propio CMS privativo y me decanté por las segundas. Sólo después me di cuenta de que, para cualquier modificación o nuevo desarrollo, dependía de esa única empresa y que había renunciado a la diversidad y a la libertad de poder elegir y cambiar. En plena postmodernidad, elegí formar parte de una cadena propia de la modernidad.

Y los resultados de aquella aventura me enseñaron claramente que los tiempos modernos terminaron. Es hora de afrontar la realidad sin miedos viejos, con lógica nueva.

Nacionalismo económico vestido de política de innovación

«No puede haber innovación mientras las industrias europeas siguen tentadas de mover su producción al extranjero», dice el Ministro de Industria de Francia y añade que «la UE debe frenar la externalización si quiere seguir siendo competitiva». Con su discurso antiglobalista quiere asegurar que todos los productos fabricados en Francia lleven la etiqueta «Made in France», que sería, según él, clave en una política europea de innovación. Suena a otro de esos penaltis que Nat comentaba el otro día.

Sí pero no

«¿Existe alguna alternativa al aumento continuo de la productividad si el objetivo es satisfacer las exigencias del Estado del bienestar?» Es una pregunta que se nos ha planteado en un módulo sobre nueva economía y trabajo.

La respuesta me la presto de Diego, quien tenía dos años y uniforme cuando yo lo conocía y a la pregunta «¿te ha gustado el cole hoy?» respondía con seguridad con un «sí pero no».

Sí pero no. Sí hay alternativas pero no para satisfacer las exigencias del Estado del bienestar sino para vivir de una manera sostenible.

En su libro La termodinámica de la vida,  Eric D. Schneider y Dorion Sagan relacionan los principios de la termodinámica con todo tipo de fenómenos de la vida: la evolución de las especies, el sexo, la salud, la ecología, la economía, etc.

En el apartado sobre economía, después de afirmar que «puesto que nos hemos expandido usando la inteligencia para detectar gradientes no necesariamente sostenibles, la continuidad de la civilización no es una conclusión inevitable» sostienen que, aunque no inevitable, sí es posible la continuidad de la civilización si nos comportamos como «ecosistemas maduros». Esto significaría:

Usar gradientes energéticos sostenibles: creo que no necesita explicación
Controlar nuestra población: estaría bien conseguir densidades de población ecológicamente ajustadas mediante la planificación en lugar de mecanismos deletéreos como la guerra o el hambre
Incrementar la eficiencia energética: como los ecosistemas que incrementan su eficiencia a lo largo de la sucesión
Reciclar: nuestros desechos corporales y los subproductos tecnológicos deben integrarse en flujos cíclicos
Restañar las fugas hasta donde sea posible: el agua y los nutrientes vegetales, en particular el nitrógeno y el fósforo, tienden a perderse
Adoptar la ecología como visión del mundo: vivir de una manera más simbiótica
Promover la diversidad cultural y biológica más que la uniformidad: proporcionará «copias de seguridad» para llevar a cabo procesos importantes en caso de emergencias
Promover la interconectividad: pero no hasta el punto de la homogeneidad absoluta. Los ecosistemas sometidos a tensión o privados de energía revierten a fases de organización más tempranas. Estas tendencias son predecibles y la humanidad no es una excepción.

De un compañero del master supe que a todo esto también se le llama biomímesis.

Día de la Seguridad de Datos

Cada año el 28 de enero la UE celebra el Día de la Protección de datos. Es una iniciativa principalmente dirigida a la comunidad educativa, niños/jóvenes y padres incluidos. De ahí que se organice un concurso de creación de vídeos (mejor dicho, de presentaciones multimedia) para personas de 15 a 19 años.

Aunque la campaña no trata la seguridad con el detalle técnico con el que lo tratamos en la asignatura, me pareció interesante leer los consejos que se dan en el sitio web de esta campaña (¿Qué hacer para protegerse?) por un lado para Alumnos y, por otro lado, para Profesores y Padres que aquí reproduzco:

Alumnos

  • Para proteger tu vida privada no publiques nunca en línea datos personales como tu nombre real, dirección, número de teléfono, nombre de tu centro escolar o información sobre familia o amigos.
  • Cuando chatees usa un apodo y no des información personal si no conoces (fuera del mundo virtual) a la persona con la que estás hablando. Asegúrate de no dar involuntariamente información que pudiera servir para localizarte o identificarte, como por ejemplo, aficiones, por donde sueles salir, etc.
  • Ten cuidado con las cookies y haz que tu navegador las evite.
  • Una regla básica: si algo no es aceptable en el mundo real, tampoco lo es en el mundo virtual.
  • Las webcams pueden suponer un problema particular…

Profesores

  • Tenga presente las opciones de confidencialidad cuando utilice redes sociales.
  • Utilice una foto de perfil neutra. No postee nada que pueda resultar vergonzoso.
  • No acepte nunca peticiones de amistad de sus alumnos en las redes sociales. (Bueno, este consejo no me convence: los profesores y los alumnos necesitan saber convivir en la red, y, además, las redes sociales son un entorno muy rico para el aprendizaje, en mi opinión)

Más en la web de la campaña.

Lo que más gusta de esta campaña son los vídeos publicitarios de los que aquí os dejo uno (hay más y mejores en YouTube):

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=mYy-gAqgQTk]