El otro día leía un post interesante de Rafa Vargas sobre el comercio electrónico vía Whatsapp. Hoy he visto el fenómeno en acción.
Categoría: Usabilidad
Intriga icónica
Me produce sensación de intriga qué es en realidad el segundo icono desde la izquierda que el diseñador de esta aplicación eligió para la acción de «Actualizar».
Usable Usability, de Eric Reiss
He terminado Usable Usability de Eric Reiss.
El autor, actualmente CEO de FatDUX, fue pianista y director de teatro en los 70 y 80, es escritor y estratega de marketing a partir de los 80 y diseñador de interacción a partir de los 90. Ya en el nuevo siglo, también ha sido profesor de universidad. Entre 2007 y 2010, lo fue en el Instituto de Empresa en Madrid.
El libro habla tanto del diseño de servicios y campañas de comunicación como del diseño de productos físicos y digitales. Tanto del online como del offline. Es una buena introducción al amplio campo de la usabilidad, con un estilo divertido e inspirador. El autor es consciente de que toca muchos temas diversos e intenta compensar la posible confusión con una clara estructura, ejemplos visuales e incluso alguna propuesta de tarea con la que reta al lector. Un libro muy usable que, personalmente, he disfrutado mucho.
El libro está dividido en dos grandes partes: Facilidad de uso y Elegancia y claridad.
En la prima parte, el autor abarca los aspectos físicos de la usabilidad. Son aquellos parámetros que aseguran que el artefacto o cosa (stuff) haga lo que queremos que haga. Para el autor, esto significa que sea funcional, adaptativa (responsive), ergonómica, cómoda de usar y, finalmente, hecha a prueba de tontos. Desarrolla estos aspectos en detalle en los cinco capítulos de la primera parte.
La segunda parte del libro trata los parámetros psicológicos de la usabilidad: las que hacen que la cosa haga lo que el usuario espera que haga (algo que, por otro lado, es influenciable con marketing). En otras palabras, las que evitan las sorpresa, que no el descubrimiento. Visible, comprensible, lógico, consistente y predecible son las cualidades de diseño que el autor explora en los cinco capítulos de la segunda parte.
A continuación, una pequeña muestra visual, con imágenes del propio libro, de los diez aspectos de usabilidad que trata el autor.
Funcional
Se trata de que la cosa, efectivamente, funcione.
Adaptativo
Para Reiss, responsive va más allá del diseño que se adapta al dispositivo. Se trata de proporcionar al usuario estímulos antes, así como feedback durante y después de sus acciones. Es el terreno de la lucha contra el FUD (fear, uncertainty, doubt).
Ergonómico
Se trata de que ver, clicar, rellenar, encender, apagar, o lo que sea, sea fácil. Un ejemplo sería moverse de forma fluida por los campos de un formulario con el tabulador, sin necesidad de usar el ratón.
Cómodo
Se trata de que todo esté justo en el lugar donde el usuario lo necesita.
A prueba de tontos
Se trata de ayudar al usuario a no cometer errores o romper cosas. Básicamente, hay disponibles tres técnicas para eso: recordar, avisar y forzar.
Visible
No es suficiente con ser algo, también hay que parecerlo. Dicho de otra forma, si un enlace no se reconoce como enlace, es que no existe.
Comprensible
Este capítulo trata de cómo establecer un marco común de referencias.
Lógico
Se trata de que el diseño pase el filtro de la razón. Que los posibles «porqués» del usuario más racional estén respondidos de antemano.
Consistente
Se trata de no cambiar las reglas del juego en medio de una experiencia.
Predecible
Es el último escalón en la satisfacción de expectativas y del aseguramiento de que pasa lo que se espera que pase.
Cada capítulo del libro termina con una «historia desde las trincheras» sacada del día a día del autor, un listado de lecturas relacionadas (abarcando, más o menos, la literatura completa de usabilidad en inglés) y un listado de términos a googlear. Un libro realmente usable, como ven, que no puedo sino recomendar.
Marketing druckeriano y experiencia de usuario
Muy interesante artículo que intenta responder a la pregunta ¿cómo expresar el valor añadido del diseño de la experiencia de usuario en términos que entiendan los ejecutivos que deciden los presupuestos?
Comparándolo con el marketing.
En este ejercicio de reflexión, el marketing, siguiendo el enfoque druckeriano, comprende todo lo que pasa antes de la venta, mientras la experiencia de usuario abarca las cosas que pasan después de ésta. A menos que el objetivo sea una sola venta, invertir en diseño de experiencia de usuario pasa a ser igual de importante que invertir en marketing.
El «vertical swipe» de Readability
No acabo de acostumbrarme a pasar de un artículo a otro con el gesto de deslizar vertical de la aplicación de Readability.
Cada vez que hago un último scroll para asegurarme de que he llegado hasta el final del artículo, paso sin querer al artículo siguiente. Quizá, si aumentaran la duración de la transición tan sólo un segundo, mi problema se solucionaría. Aun así, me sorprende que, frente a lo que parece ser un patrón bastante bien establecido en las aplicaciones de lectura de artículos, el pasar de un artículo a otro haciendo swipe horizontal, en Readability hayan optado por el swipe vertical.
Usabilidad de cartas institucionales
Tim Harford relata un experimento de usabilidad de cartas institucionales. Hubo 4 cosas que aumentaron la ratio de lectura efectiva de una carta que pedía una acción a los usuarios.
- Eliminar párrafos de relleno
- Puntos en negrita al principio con información del valor a obtener y la acción necesaria para ello
- Informar del tiempo que el usuario va a tener que dedicar a la acción
- Envío de carta de seguimiento
Las siguientes 3 cosas, en cambio, apenas aumentaron la ratio de lectura.
- Poner «Importante: léalo y actúe»
- Poner el logo de la institución
- Usar la firma del CEO en lugar de una firma genérica tipo «Equipo de servicio al cliente»
De forma poco sorprendente, ser conciso, llamar a la acción y hacer seguimiento aumenta la lectura efectiva de cartas institucionales.
Tal cual
El servicio de Google Shopping se proporciona TAL CUAL.
¿Hay una cierta agresividad en este texto o soy yo que leo demasiadas pocas páginas de ayuda de Google?
Cloud Atlas y la declaración de influencias
La película de anoche —Cloud Atlas— pidió a gritos que alguien me lo explique. Genial en el maquillaje (el guerrero de la foto es Hugh Grant), todo lo demás me resultó confuso. Es así como llegué al blog de cine de Milenio escrito por Maximiliano Torres y me percaté de que al final de cada artículo se incluye una declaración de «las influencias bajo las cuales se escribió» y que son, cada una, puertas de salida interesantes tras la lectura (y suplen, en parte, la falta de hiperenlaces en el propio artículo).
Por otro lado, bajo el título «Dulcería» también se incluye una propuesta de actividad relacionada con el artículo que diría que es de (curadores de contenidos del mundo ¡escuchen!) con bastante valor añadido.
Los formularios de registro, ¿comienzo o fin de la relación?
En la interacción entre usuario y sitio web, es útil contemplar los formularios de registro como una barrera de entrada. Podría compararse a una puerta con la nota «ábreme» pero que no quita que sea el usuario que tenga que empujarla con su propio esfuerzo. O, quizá mejor, una presentación entre desconocidos, necesaria para conocerse mejor y hacer cosas juntos. Un obstáculo que proporciona una experiencia que inevitablemente influirá en el desarrollo futuro de la relación.
Cuando se trata de una aplicación con la intención de que el usuario vuelva, lo más habitual, y con razón, es un formulario de registro básico. Más adelante, ya habrá tiempo de invitar al usuario a completar su perfil.
Cuando se trata de una interacción puntual, como la descarga de una publicación, podría parecer recomendable que se pidan más datos puesto que estamos ante una posibilidad puntual de obtenerlos. Quizá no habrá un «más adelante». Al menos esto es lo que transmiten los formularios de registro extensos, llenos de campos obligatorios que piden datos como si no hubiera un mañana.
La verdad es que, efectivamente, quizá no lo habrá. Pero no lo habrá precisamente por haber diseñado el formulario con esta premisa, a modo de profecía autocumplida. Porque, si lo pensamos ¿qué relación entre desconocidos comienza por preguntar al otro por su código postal, DNI y situación laboral? Son las relaciones con la administración, con la burocracia las que comienzan así. Si buscamos ese tipo de relación, habremos acertado.
Si no, quizá interese plantear la descarga no como el fin sino como el comienzo de una relación, y conformarnos con lo mínimo que necesitamos para seguir atrayendo la atención del usuario.
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Lorem ipsum basurum
Estoy practicando CSS con Codecademy. Me gusta bastante la experiencia. Una primera impresión: igual que visualizar la presencia y actividades de otros usuarios mejora la experiencia de interacción en entornos pensados para la colaboración y cooperación, visualizar los avances en sendas (tracks) de aprendizaje con medallas, mejora la experiencia del recorrido de la senda. Queda por ver si las medallas o cromos acabarán funcionando como herramientas de validación, como persiguen en la Fundación Mozilla. Como apoyo visual a la práctica autonóma los encuentro, sin duda, útiles.
Otra cosa que pienso en relación con los itinerarios de Codecademy, es que cuando la instrucción es que añadas o pongas, por ejemplo, -webkit-column-count: 3;
no da lo mismo copipegarlo que teclearlo. Sobre todo cuando es algo nuevo, teclearlo supone una práctica de mejor calidad en términos de lo que se aprende, que copipegarlo. Es más real, implica una experiencia más profunda, por muy poco que pueda parecer la diferencia en el caso de un trocito de código tan pequeño.
Pensé esto al leer este finde Getting Real, el libro de los fundadores de 37Signals sobre desarrollo de aplicaciones web. En relación con el texto, el copy, insisten en que es tan parte de la interfaz como el resto de los elementos. No recomiendan el diseño en base al habitual lorem ipsum y parecidos pues el texto no es un elemento meramente visual –una forma– sino información que queremos que se lea o se escriba (en el caso de formularios). Para el proceso de tomar decisiones de diseño, escribir texto de verdad hasta puede suponer oportunidades de tomar mejores decisiones. Oportunidades que con el lorem ipsum ni siguiera aparecen.
You need real copy to know how long certain fields should be. You need real copy to know how tables will expand or contract. You need real copy to know what your app truly looks like.
As soon as you can, use real and relevant words. If your site or application requires data input, enter the real deal. And actually type in the text – don’t just paste from another source. If it’s a name, type a real name. If it’s a city, type a real city. If it’s a password, and it’s repeated twice, type it twice.
Sure, it’s easier to just run down the forms and fill the fields with garbage («jhjhsflkhsdg» «123jkgfjhsi» «lkjdkfny78») in order to plow through them quickly. But that’s not real. That’s not what your customers are going to do. Is it really smart to take a shortcut, when customers are forced to take the long road? When you just enter fake copy in rapid-fire fashion, you don’t know what it really feels like to fill out that form.
Do as your costumers do and you’ll understand them better. When you understand them better, and feel what they feel, you’ll build a better interface.
Podría haber copipegado esta cita. Pero lo he tecleado. 😀
Foto | Klaus Wagensonner