Facebook es ahora lo que antes era AOL o Terra

En este fragmento de 15 segundos, de un vídeo sobre el uso de Internet y aprendizaje informal en las empresas, Jay Cross cuenta que a menudo uno –él habla de los de menos de 25 años– cree estar haciendo un uso avanzado de Internet puesto que usa Facebook. Con una risa de no-sabes-nada-Jon-Nieve, este evangelista del aprendizaje informal compara usar Facebook ahora con lo que era usar AOL (o Terra) hace 10 años para subrayar que la herramienta no es Facebook y no es Twitter. Ni siquiera los blogs. La herramienta es Internet.

Aprender a bocados

Encontré el término microaprendizaje, un tema de investigación desde hace unos años, en un acto de microaprendizaje: leyendo con atención un post. Ni siquiera me acuerdo cuál porque, una pena, no me lo guardé en marcadores. Creo que renombaré el término, para mí, a aprendizaje a bocados. A bocados todo —la realidad, la actualidad, las experiencias nuevas— se saborea y se digiere mejor.

A partir de ahora me fijaré en qué actividades entran en esta categoría. Como que Rework, el libro que también se está leyendo (o ya se leyó) Fer, está dividido en capítulos–bocados que se leen en 2-3 minutos —y dan para pensar durante muchos más. A bocados, amigos, seguiremos aprendiendo en este blog también en 2012.

Escribir en la web

La Web y la adaptación de nuestras actividades a ella supone una oportunidad para volver a pensar sobre cómo hacer bien las cosas. Estos días estuve leyendo sobre escritura online y parece que en este ámbito, la Web es una nueva ocasión para recordar la importancia de la buena redacción y la buena edición.

El comportamiento más común

Resulta que lo que más hacemos en la web es cazar información e ignorar detalles. Una vez encontremos lo que buscábamos, algunas veces (!) nos sumergimos más profundamente. El contenido web necesita, por tanto, soportar ambos aspectos del acceso a la información: búsqueda y consumo. Los textos necesitan ser escaneables, pero también necesitan dar las respuestas que buscamos.

La importancia de poder extraer con facilidad la información de una página convierte los siguientes tres elementos en fundamentales al escribir en la web:

  • Lenguaje objetivo (sin lenguaje de publicidad)
  • Textos concisos (bien editados y cortos)
  • Diseño escaneable (que rompe la uniformidad del texto)

El texto frente a otros formatos

Sucede que buscamos texto antes que audio, imágenes o vídeo. En estos últimos formatos es más difícil escanear el contenido y detectar la parte del mensaje que más nos importa. Los textos, en cambio, pueden ser ojeados, escaneados, segmentados, resumidos y reutilizados (traducidos, formateados, enlazados, transmitidos) mucho más fácilmente que el contenido de audio o vídeo. Tener en cuenta esto nos ayuda a conseguir una mejor experiencia de usuario, por ejemplo, poniendo el titular siempre por encima de la foto.

Facilitar la lectura no lineal

Una vez conscientes de que el comportamiento más común es la búsqueda mediante el escaneo de la página, podemos usar técnicas que faciliten la lectura no lineal.

  • Usar la pirámide invertida. Consiste en comenzar el post con la conclusión, seguir con la información de apoyo más importante y terminar dando contexto.
  • Ser directos y eficientes con los títulos. Tratar de ser demasiado estéticos o usar metáforas puede ahuyentar al lector. Éste, a las finales, solo quiere saber si vale la pena leer una historia. En promedio, el titular tiene menos de un segundo de la atención del usuario.
  • Usar la pirámide invertida horizontal: conseguir que las dos primeras palabras o el primer tercio del título y de los párrafos sean portadoras de información. A esta técnica también se le denomina «recargar a mano izquierda» y mejora la escaneabilidad debido al patrón F de lectura. Es el motivo por el que los artículos y las expresiones de enlace (por tanto, de modo que…) no funcionan para iniciar títulos, párrafos, intertítulos o ítems en una enumeración.
  • Evitar la repetición de la información. Técnicas periodísticas como el uso de antetítulo, título y sumario, asumen una lectura lineal que en la web no sucede.
  • Usar la forma más fuerte de los verbos: el presente y el pretérito perfecto. Crea acción, economiza palabras y revela a los actores. «Decidir» en lugar de «tomar una decisión», «usar» en lugar de «hacer uso».
  • Ubicar las palabras fuertes al comienzo y también al final de frases y párrafos. La coma actúa como un reductor de velocidad y el punto como una señal de pare. En el punto, la idea de la frase se completa. La pequeña pausa en el flujo de la lectura magnifica la palabra final. Este efecto es intensificado en el final del párrafo, donde las palabras finales limitan con frecuencia con espacios en blanco. Los ojos de los lectores son atraídos por las palabras próximas a espacios en blanco.

  • Reducir el número de ideas por frase. Minimiza la puntuación y se reduce el tamaño de la frase. Las frases largas obligan al usuario a establecer relaciones complejas entre las ideas de la frase. Es difícil seguir una frase de más de 30 palabras.

  • Alternar frases de diversa longitud. En ocasiones querremos escribir una frase larga. Esta también puede ser clara y poderosa cuando el sujeto y el verbo adquieren significado temprano. «Ramificando a la derecha» conseguimos que la relación de ideas vaya en una sola dirección.
  • Romper la uniformidad del texto con las siguientes herramientas.

    • Intertítulos. Cada intertítulo es una nueva oportunidad para atraer atención «recargando a mano izquierda».
    • Enumeraciones con 7 más o menos 2 ítems. Es preferible no usar números para identificar los ítems, salvo que tenga importancia el orden.
    • Negrita, un elemento de color que sirve muy bien para diferenciar preguntas en una entrevista, primeras palabras dentro de una enumeración así como palabras sueltas o frases completas dentro de un texto.
    • Enlaces. Son un elemento que destaca por color.
    • Dígitos. Usar dígitos para los números atrae la atención porque representa hechos. Los dígitos rompen la uniformidad del texto, incluso sin estar en negrita.
    • Párrafos cortos. Los posts con párrafos cortos reciben más atención que las de párrafos largos.

    Optimización para buscadores

    Podemos tener en cuenta técnicas como favorecer el uso de variaciones semánticas frente a la densidad de palabras clave. Pero es mucho más importante hacer bien el ejercicio de jerarquización para la construcción de la pirámide invertida. Éste nos ayudará a definir las palabras clave que usaremos para categorías e etiquetas. Es el buen uso de las etiquetas lo que mejor nos posicionará.

    Los buscadores están continuamente mejorando sus algoritmos para aumentar la relevancia de los resultados de las búsquedas. Escribir para la gente en lugar de hacerlo para los motores de búsqueda es, por eso, la mejor estrategia a largo plazo para asegurar un buen posicionamiento en ellos.

El blog, ese lugar acogedor

En cierto momento de The Mongoliad, a Rafael, caballero OMVI, unos monjes le regalan un bloc de notas de pergamino.

Nos lo traes de vuelta, le dijo el escriba mayor. Cuando esté lleno de tus palabras.

Fue una petición extraña y durante muchos meses, Rafael fue reacio a ensuciar el pergamino virgen del libro. ¡Qué arrogancia pensar que sus palabras eran suficientemente dignas para estar depositados en las mismas estanterías que los evangelios, los libros de horas y los salterios que vio en la biblioteca de Clairvaux! Cuando necesitaba meditar, vaciar su mente antes de una batalla, contemplaría las páginas vacías y se perdería entre los pliegues del pergamino. Al cabo de un tiempo, cada página adquiriría su propio carácter, con las líneas y surcos sugiriendo imágenes ocultos en el pergamino; y un día, cogió un carboncillo para dibujar la imagen escurridiza.

Otros dibujos y retratos siguieron; al final, empezó a poner anotaciones. Su torpe garabato serpenteó como aureola de texto alrededor de los retratos. Referencias crípticas apiladas una encima de la otra, creando capas estriadas de historia de su paso por las estaciones y su ruta a través de la Cristiandad. El texto inicial estaba en latín, pero poco a poco pasó a escribir en el idioma que fuera más relevante para el acontecimiento que intentó capturar. Se dio cuenta de que esto le ayudaba a mantener la lengua fresca en su cabeza. Las pocas anotaciones sobre Benjamín estaban en hebreo, por ejemplo, mientras que la nota sobre su visita a la tumba de St. Ilya era una combinación de la escritura rutena y la griega, la aproximación más cercana al alfabeto eslavo que conocía.

Me parece que empezar un blog es una aventura parecida a la aproximación de Rafael a su libro de notas. Necesitaba, primero, sentirlo como un lugar acogedor, adonde ir a «meditar», donde refugiarse «antes de las batallas». Sólo después se puso a dibujar y escribir. Respecto a los idiomas, me ha resultado curiosa la práctica de anotar cada acontecimiento «en la lengua más relevante». Tiene mucho sentido en un mundo en que el idioma es la única patria y en que la normalidad es vivir en patrias diversas. Como el mundo de The Mongoliad. Como el mundo en red en que vivimos.

Cinco posturas para aprender a aprender

¿Se acuerdan de Bert de Coutere y el Homo Competens? Desde que me leí su libro, le cogí cariño y he seguido su trayectoria a través de su blog.

Sucede que ha cambiado de trabajo; se fue de IBM para trabajar en CCL, una organización transnacional de formación e investigación en liderazgo creativo. Con este paso ha puesto en práctica lo defendido en su libro: en la economía del conocimiento, la carrera profesional es una serie de minicarreras construida desde el deseo de las personas de desarrollar sus competencias y su habilidad de acceder a contextos para hacerlo.

Antes de irse de IBM, organizó una última charla inspirado en el last lecture de Randy Pausch. Aparte de confirmar que también en IBM a las personas les da palo sentarse en las primeras filas de la sala, la charla tiene algunas ideas que me resultan inspiradoras, quizá por bien visualizadas y por basarse en el hecho de que el cerebro humano funciona del mismo modo que hace miles y miles de años. Para aprender a aprender, lo primero es tener en cuenta las reglas del funcionamiento del cerebro.

Se trata de un dashboard con cinco barras que representan continuos de hábitos en los que Bert se limita a señalar la región del continuo que mejor funciona para el aprendizaje en la mayoría de las personas.

Los cinco hábitos los he llamado posturas en el título porque se me ocurre que su práctica se parece a la práctica de las posturas de yoga. Yo también tengo mis sesgos.

Esterillas de yoga

  1. En solitario — En compañía
    Sucede que la grandísima mayoría de las personas aprenden mejor interactuando con otros. Por eso, si proponemos aprender algo, tiene sentido contárselo a pares que no tardarán en compartir sus propias experiencias y recomendaciones.
  2. De seguido — A pasos
    Según la curva del olvido de Ebbinghaus, la región más adecuada para el aprendizaje en este continuo está más cerca al hábito de paso a paso. Se requiere volver una y otra vez a lo mismo para que el cerebro «quede cableado» con lo aprendido.
  3. Bocados — Buffet libre
    Para no atragantarse, es mejor dividir la materia a aprender en bocados pequeños. Ya saben, la regla de 10 minutos. Siguiendo la metáfora de las comidas, los bocados bien masticados hacen una mejor digestión.
  4. Teoría — Experiencia
    Aquí Bert recurre a otra regla: la del 70/20/10. Parece que el 70% del aprendizaje se produce a través de la experiencia y la resolución de problemas, el 20% mediante la observación y el 10% en actividades formales como clases. El 70% que corresponde a la experiencia requiere, además, del matiz de que se aprende al reflexionar sobre la experiencia y no de la experiencia sin más, de ahí la utilidad de los blog para el aprendizaje.
  5. En la zona de confort — Al agua
    Parece que el just do it funciona mejor que leer mil libros, hacer mil cursos y pensárselo mil veces, simplemente porque haciéndolo en serio prestamos más atención. Para ver cosas nuevas, hay que hacer cosas nuevas.

Los frutos de una estancia Leonardo bien planteada

Dos años después de hacer una entrevista con ella sobre su estancia Leonardo en Ascoli Piceno, redescubro el blog de la pastelera Esther Sánchez. Esther es mi ejemplo favorito de una estancia Leonardo bien planteada, experimentada y compartida que, con un empujón inicial por parte de un mentor, la lleva a organizar, ella misma y sin becas, una serie de estancias formativas en pastelerías, planteadas desde el deseo de desarrollar competencias concretas. Ese planteamiento no sería el mismo sin el blog como herramienta de reflexión por un lado y de acceso al reconocimiento y al contexto por otro lado.

Bombones para tomar con queso

Effortless

Ayer conseguí hacer bien y entero esta postura de yoga por primera vez. Llevo tres años practicando con una regularidad de 2-3 clases a la semana. Ya tenía pensado explicación de por qué esta postura no podría hacerla nunca. Lo increíble es que ayer lo hice sin esfuerzo. Sencillamente me salió. Y me recordó una máxima de la simplicidad y la usabilidad: que, como resultado del diseño, sea effortless usar el objeto / aplicación web. Y pensé que si algo se hace effortlessly es porque hubo alguien que hizo mucho, muchísimo esfuerzo para que sea así. Y eso es un logro grande.

El flujo y la sustancia

El fin de semana me acordé de George Siemens para volver a visitar su blog y descubrir cómo un post que defendió el poder de los hashtags como generadores de movimientos sociales le produjo desafección con el social media, es decir, plataformas enfocadas no en la sustancia y significado de las conversaciones sino en su flujo al que, además, centralizan. Muchas veces el resultado, constata también Siemens, son conversaciones banales y vacíos.

Me parece útil su asociación de estas herramientas con las emociones frente a otras herramientas, por ejemplo los blogs y los sitios personales, enfocadas en la reflexión y el fortalecimiento de la presencia online autogestionada, las que asocia con el intelecto. Quizá porque estos días he estado leyendo sobre los procesos cerebrales que acompañan las creencias en fenómenos paranormales o revelaciones divinas, pensé en los dos hemisferios del cerebro, la derecha productora de emociones y creatividad y la izquierda productora de la razón y el intelecto (dicho de una manera muy simplificada). Pensé que si el equilibrio entre los dos facilita el hacer el camino de la vida para la persona (dentro de unos márgenes que varían de una persona a otra), el equilibrio entre el flujo y la sustancia facilita el hacer la vida en grupo o sociedad. Pues parece que Siemens se queja de un desequilibrio tremendo respecto a esto último en el entorno en el que él vive.

Para terminar este post, quiero citar el párrafo en el que resume los beneficios que le reportaron los dos tipos de herramientas, los sitios web gestionados enteramente por él por un lado y Facebook y Twitter por otro lado:

I’ve been blogging since 2000 and can attribute a numerous positives to this activity: I was hired at University of Manitoba because of my blog and bi-weekly newsletter. I was hired at Athabasca University for similar reasons. I have traveled to over 30 countries and delivered over 200 presentations in the last decade due to my transparent online presence: blogging, writing, teaching. What has Twitter and Facebook done for me? Nothing, really. Other than perhaps attending to my emotive needs of being connected to people when I’m traveling and whining.

De lo reciente a lo relevante, del cómo al quién

No faltan ejemplos que muestren con claridad que las arquitecturas informacionales (el cómo) siempre sustentan una estructura de poder (el quién). Para comprender conceptos como la neutralidad de la red o entender fenómenos como Wikileaks, lo mejor es partir del cómo para descubrir el quién. Douglas Rushkoff, en su nuevo libro Program or be programmed llama a las herramientas digitales «sistemas con intenciones» para avisar de que «si no sabemos cómo funcionan, no sabremos qué persiguen».

Por otro lado, cuando lo que se quiere es construir, hay que partir de un quién para elegir el cómo. Cuando en 2009 me hice una cuenta en Twitter, mi punto de partida era que esa herramienta me tenía que servir a mí en mi camino de comprender cómo funcionaba «la sociedad del conocimiento».

Hasta 2008, aparte del email que usaba en mi trabajo y para mantener contacto con las personas que eran importantes para mí, veía a Internet principalmente como ese gran centro comercial donde comprar libros, billetes de avión o habitaciones de hotel, propio más bien de la burbuja puntocom. Cuando a partir de 2004 se extendió en Hungría el uso de iwiw (Internet Who is Who), tardé poco en borrar mi perfil al darme cuenta de que perdía el control sobre mi identidad y la forma en que me gustaba relacionarme. Mi propio comportamiento de mirar perfiles de personas con las que no tenía ni quería tener relación real me sugería que muchos otros usuarios estaban haciendo lo mismo. Y no me parecía que eso fuera bueno.

Cuando en 2009 —a raíz de una asignatura en la UOC, la mejor con diferencia— empecé a leer blogs y creé uno propio, rápidamente llegué a la conclusión de que tener una cuenta en Twitter era algo cuasi obligatorio en la <a «web 2.0». Al fin y al cabo, ahora se trataba de una web social en la que uno no sólo recibía sino también interactuaba. Otro de los sitios obligados de esa web social —Facebook— no me atraía nada, pero Twitter parecía un juego que merecía la pena probar.

Durante los ocho meses en Twitter, lo único realmente útil que encontré fueron algunos enlaces y nuevos blogs, ergo, Twitter me funcionó como otro lector de feeds en el cual, si buscaba mucho, a veces encontraba algo que merecía la pena. Por tanto, Twitter, para serme útil, requería un blog que estuviera detrás pero entonces ¿por qué no suscribirme directamente a los feeds del blog?

Otra de las palabras mágicas asociadas a Twitter era «networking». A este respecto me ha aportado bien poco aunque cabría preguntarse qué se entiende en realidad bajo este término en Twitter. Las que se convirtieron en mis followers y following eran personas que no conocía personalmente y, ahora con el uso de Twitter, seguía sin conocerlas. No he probado Twitter con personas a las que conociera, pero lo más diferenciador de Twitter, la limitación de los mensajes a 140 caracteres, ¿no resultaría más bien molesto con personas con las que quisiera interactuar? ¿Por qué, si no, esta limitación es lo primero que se elimina cuando educadores plantean una herramienta parecida?

Sí he encontrado una cosa que con Twitter es más fácil de conseguir que con un blog ya sea usándolo para «networking» ya sea como canal de comunicación —generalmente unidireccional— por parte de empresas: hacer ruido sin decir nada sustancial. Fue eso de lo que me acordé cuando leí en el libro de Rushkoff que para florecer en la Red había que decir la verdad pero que eso implicaba «tener una verdad que decir».

Todo apuntaba, pues, a que Twitter era otra de esas herramientas azucaradas que ayudan —en este caso mediante la sustitución de la interacción por la velocidad, de lo relevante por lo reciente— a no pararse a pensar qué sentido tiene lo que hacemos. En función de qué intereses hacemos lo que hacemos. Como la famosa pregunta de los «objetivos del proyecto» en las solicitudes de subvenciones, que se acaban respondiendo con palabras vacías porque el sujeto del proyecto no es real, es imaginado. En el caso de Twitter, esto se agrava con una infraestructura centralizada que acaba sirviendo a los que les interesa la centralización ya sea para censurar, ya sea para controlar a otros.

Medido, Twitter me ha resultado demasiado ligero y banal. Si quiere pasar de lo reciente a lo relevante, del cómo al quién, la persona que llega a la Red en la segunda mitad de la década, redescubre los blogs.

Nuevo sitio, nuevo tema

Me toca rectificar lo que dije sobre la cabecera de mi blog en la entrada anterior. El cambio de la foto de cabecera era sólo el inicio de una ola de cambios por la que me he dejado llevar con el objetivo de poder quitar los anuncios de Google y poner feevy en el blog. Fue de la mano de José que ofreció su hosting y me ayudó a instalar WordPress para servidor.

Con el traslado del contenido y la necesidad de configurar el blog de nuevo, vino la tentación del cambio de tema. He aquí el resultado de poner «big» en el buscador de temas de WordPress. La letra grande me tenía seducida. Aún no tengo claro si ésta es o no una exageración.