Así que miraba fascinado a esa gente en sus mobes e intentaba concebir cómo era su vida. Miles de años antes, el trabajo de la gente había sido subdividido en empleos rutinarios para organizaciones donde las personas eran piezas intercambiables. Así debía ser; así se organizaba una economía productiva. Pero era fácil detectar una voluntad oculta tras esa situación: no exactamente una voluntad malvada, pero sí una voluntad egoísta. La gente que había conformado ese sistema tenía celos, no del dinero, ni del poder, sino de las tramas. Si sus empleados hubiesen vuelto a casa cada día con historias interesantes que contar, entonces es que algo habría salido mal: habría habido un apagón, una huelga, un asesinato en masa. Los Poderes Fácticos no podían consentir que otros tuviesen tramas propias a menos que fuesen historias falsas inventadas para motivarlos. Las personas que no podían vivir sin una trama habían acabado en los concentos o en trabajos como los de Yul. Los demás tenían que buscar más allá de su trabajo para sentir que formaban parte de una narración, razón por la que se suponía que los seculares estaban tan preocupados por los deportes y la religión. ¿Cómo si no podías sentirte parte de una aventura? De algo con un comienzo, un nudo, un desenlace en el que tuvieras un papel importante. Nosotros los avotos lo teníamos porque formábamos parte del proyecto de aprender cosas nuevas.
Al avanzar en la lectura de Anatema me estoy dando cuenta de que, del mismo modo que las herramientas no son inocentes, el modo de vida tampoco lo es. Si el resultado es vivir una trama propia o no, entonces podríamos decir que tanto las herramientas como el modo de vida son la urdimbre, la infraestructura que puede facilitar vivirla o no. El proyecto de los avotos de Anatema de aprender cosas nuevas requiere de los concentos que le sirven de urdimbre. De forma parecida, acceder al emprendimiento sin barreras de entrada, hoy en día requiere de software libre como infraestructura. Se trata de las bases a partir de las que hacer cosas.
Creo que en esto radica la importancia del modo de vida indiano: en ser la base de convivencia para una trama propia.