LDS o la psicodelia del Learn-Do-Share

Siempre me ha gustado que en Bikram Yoga a uno no le clasifiquen por niveles y que todas las clases sean para todos. Nunca he oído a nadie quejarse de esto.

En todas las clases hay aprendices, practicantes y maestros – estas categorías me las presto de Homo Competens, me parecen claros, sencillos y elegantes. A los aprendices se les pide que se pongan atrás para poder ver a los practicantes. Éstos se ponen delante no sólo para que se les vea sino porque les sirve más observarse a mí mismos en el espejo que mirar a los otros. Y maestros no sólo son los profes: los que llevan años de práctica pueden ser un estímulo para los nuevos. Les cuentan, por ejemplo, lo que tardaron en no caerse del arco de pie.

En clase de yoga hay LDS – sigo prestando cosas de Homo Competens -, es decir, se aprende (Learn), se practica (Do) y se comparte (Share) a la vez. Y es psicodélico.

Clase de Bikram

Sí pero no

«¿Existe alguna alternativa al aumento continuo de la productividad si el objetivo es satisfacer las exigencias del Estado del bienestar?» Es una pregunta que se nos ha planteado en un módulo sobre nueva economía y trabajo.

La respuesta me la presto de Diego, quien tenía dos años y uniforme cuando yo lo conocía y a la pregunta «¿te ha gustado el cole hoy?» respondía con seguridad con un «sí pero no».

Sí pero no. Sí hay alternativas pero no para satisfacer las exigencias del Estado del bienestar sino para vivir de una manera sostenible.

En su libro La termodinámica de la vida,  Eric D. Schneider y Dorion Sagan relacionan los principios de la termodinámica con todo tipo de fenómenos de la vida: la evolución de las especies, el sexo, la salud, la ecología, la economía, etc.

En el apartado sobre economía, después de afirmar que «puesto que nos hemos expandido usando la inteligencia para detectar gradientes no necesariamente sostenibles, la continuidad de la civilización no es una conclusión inevitable» sostienen que, aunque no inevitable, sí es posible la continuidad de la civilización si nos comportamos como «ecosistemas maduros». Esto significaría:

Usar gradientes energéticos sostenibles: creo que no necesita explicación
Controlar nuestra población: estaría bien conseguir densidades de población ecológicamente ajustadas mediante la planificación en lugar de mecanismos deletéreos como la guerra o el hambre
Incrementar la eficiencia energética: como los ecosistemas que incrementan su eficiencia a lo largo de la sucesión
Reciclar: nuestros desechos corporales y los subproductos tecnológicos deben integrarse en flujos cíclicos
Restañar las fugas hasta donde sea posible: el agua y los nutrientes vegetales, en particular el nitrógeno y el fósforo, tienden a perderse
Adoptar la ecología como visión del mundo: vivir de una manera más simbiótica
Promover la diversidad cultural y biológica más que la uniformidad: proporcionará «copias de seguridad» para llevar a cabo procesos importantes en caso de emergencias
Promover la interconectividad: pero no hasta el punto de la homogeneidad absoluta. Los ecosistemas sometidos a tensión o privados de energía revierten a fases de organización más tempranas. Estas tendencias son predecibles y la humanidad no es una excepción.

De un compañero del master supe que a todo esto también se le llama biomímesis.

Un siglo antes de McLuhan…

Samuel Butler, novelista y teórico de la evolución de las máquinas, en 1863:

[Llegará el día] en que todos los hombres de todos los lugares, sin pérdida de tiempo, serán conocedores a través de sus sentidos, de todo lo que desean saber de los otros lugares, a un coste bajo, de manera que el colono de un país remoto podrá estar al tanto de la venta de su lana en Londres y tratar con el comprador en persona; podrá estar sentado en una silla dentro de su choza mientras escucha la representación de Israel en Egipto en el Exeter Hall; podrá probar un helado en el Rakaia [un río neozelandés], que pagará y recibirá en el teatro de la ópera italiano […] [Es] la gran aniquilación de tiempo y lugar por la que todos estamos esforzándonos, y que en una pequeña parte se nos ha permitido ver realizada en la actualidad

(Butler, Samuel. 1863. From our mad correspondent. Canterbury Press, 15 de septiembre, reimpreso en J. Jones. 1959. The cradle of Erewhon: Samuel Butler in New Zealand. University of Texas Press, Austin, págs. 196-197. y citado en la página 338 de Schneider, Eric D. y Sagan, Dorion. 2008. La termodinámica de la vida. Física, cosmología, ecología y evolución. Tusquets Editores: Barcelona)

Los seis grados de separación: de la literatura a la ciencia

Foto de Frigyes KarinthySegún el concepto de los seis grados de separación, hoy popular gracias a las redes sociales online, cualquiera en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona mediante una cadena de conocidos con no más de cinco intermediarios. Albert-László Barabási, profesor de física en la Universidad de Notre Dame (Indiana, EEUU), afirma en su libro Linked que fue en un cuento del escritor húngaro Frigyes Karinthy, donde el concepto apareció por primera vez por escrito. El cuento se titula «Láncszemek» (Eslabones) y es del libro «Minden másképpen van» (Todo es distinto) editado en 1929 como el cuatrogésimo sexto libro del autor.

He aquí una traducción (no literaria) al español de un fragmento del cuento.

[…]

Por lo demás, del debate se desarrolló un juego amigable. Para demostrar que los habitantes del planeta están mucho más cerca los unos a los otros que antes, desde todos los puntos de vista, uno de los miembros del grupo propuso una prueba. Señalen un individuo concreto cualquiera del billón y medio que habitan la Tierra, en cualquier punto de la Tierra – él apuesta que a través de un máximo de otros cinco individuos, de los que uno es conocido suyo, puede relacionarse con ese individuo, únicamente a base de conocidos directos del tipo «tú que conoces a X. Y., dile que hable con su conocido  Z. V.» etc.

– Esto lo quiero ver – dijo alguien -, pues, digamos… digamos Selma Lagerlöf.

– Selma Lagerlöf – dijo nuestro amigo -, nada más fácil.

Se lo pensó tan sólo durante dos segundos y ya lo tenía. Pues Selma Lagerlöf, como ganadora del Premio Nobel, es evidente que conoce personalmente al rey sueco Gustavo, ya que fue ése que, según las reglas, le entregó el Premio. Y resulta que el rey sueco Gustavo es un destacado jugador de tenis, participa en los torneos internacionales, jugó con Kehrling al que, sin duda, conoce y aprecia – y a Kehrling lo conozco yo mismo muy bien (nuestro amigo está muy aficionado al tenis). He aquí la cadena, tan sólo se necesitaron dos eslabones de los cinco, lo que es natural porque a las personas famosas y populares es más fácil encontrar caminos que a las insignificantes, ya que las primeras tienen un sinfín de conocidos. Háganme el favor de elegir una tarea más difícil.

De la tarea más difícil, un trabajador de la fábrica de Ford, me encargué yo mismo y lo resolví con cuatro eslabones. El trabajador conoce al encargado del taller, el encargado del taller conoce al mismo Ford, Ford está en buenos términos con el director ejecutivo de la Hearst Corporation, a quien Árpád Pásztor conoció de fondo el año pasado y a Árpád Pásztor no sólo lo conozco sino, que yo sepa, es muy buen amigo mío – si se lo pido, telegrafia al director-ejecutivo para que éste avise a Ford, para que Ford avise al encargado del taller de que el trabajador me monte un coche con urgencia que resulta que justo necesito uno.

Así siguió el juego y nuestro amigo acabó tendiendo razón – en ningún caso se necesitaron más de cinco eslabones para que cualquiera que estábamos allí conectáramos con cualquier habitante de la Tierra sólo mediante conocidos personales. Ahora bien, pregunto entonces, ¿ha habido alguna vez época en la historia en que esto fuese posible? Julio César fue un hombre muy grande pero si se le hubiese ocurrido obtener enchufe, en unas horas o días, a un sacerdote maya o azteca de la América de entonces – no lo hubiese conseguido ni con trescientos eslabones, ya que de los posibles o imposibles habitantes de América supieron entonces menos de lo que nosotros sabemos de Marte y sus habitantes.

[…]

Tres décadas más tarde, en 1967, el profesor de Harvard Stanley Milgram redescubrió los seis grados en una investigación empírica llamado Experimento del Mundo Pequeño cuyo objetivo fue encontrar la «distancia» entre dos personas cualquiera en los Estados Unidos. Si bien encontró que el número medio de intermediarios era de seis, no fue él quien acuñó el término «seis grados de separación». Fue el dramaturgo estadounidense John Guare que lo hizo con su obra de 1990 titulado Seis Grados de Separación del que en 1993 se hizo una película con el mismo título.

El experimento de Milgram se limitó a Estados Unidos. En la obra de Guare los seis grados ya se aplican a todo el mundo. Como hay más gente que ve películas que la que lee textos de sociología, fue la versión de Guare que se popularizó. Así nació el mito. Un mito que cada vez resulta menos misterioso: Barabási, sin ir más lejos, en la página 40 de su libro mencionado, afirma que el fenómeno del mundo pequeño es un atributo estructural de todo tipo de redes.

Comprender la globalización a través de las ciudades

La  leemos y escuchamos a diario en los medios, sabemos que nos afecta, que está estrechamente relacionada con la crisis económica (vaya, otra palabrita que necesita más de una mirada detenida) pero ¿hasta qué punto comprendemos el significado de lo que llamamos globalización?

En su libro Una sociología de la globalización (en parte disponible en Google Books), la socióloga Saskia Sassen argumenta que, para estudiar la globalización, hacen falta nuevos marcos conceptuales y uno de ellos lo constituye la ciudad global. La ciudad global es un terreno donde los procesos de globalización se materializan y se localizan. Se diferencian de las antiguas capitales de imperios en que no existen como entidad por sí misma, sino por su conexión con otras ciudades. En el libro, la autora recuerda las cinco hipótesis para explicar la importancia de las ciudades en los procesos económicos globales que ya expuso en un libro anterior The global city: New York, London, Tokio (enteramente disponible en Google Books):

#1 La dispersión geográfica de las actividades económicas de las empresas alimenta el crecimiento de las funciones centrales, los niveles altos de gestión. Es decir, cuanto más dispersos son las operaciones, más complejas y estratégicas las funciones centrales.

#2 Estas funciones centrales se vuelven tan complejas que las empresas empiezan a tercerizarlas a empresas de servicios.

#3 Las empresas de servicios se benefician de las economías de aglomeración que ofrecen las ciudades como centro de información gracias a la combinación de empresas, talento y experiencia.

#4 Cuanto más tercerizan las empresas su funciones más complejas, más libertad tienen por optar por cualquier ubicación ya que los trabajos que siguen realizando en la sede central ya no requieren de las economías de aglomeración.

#5 Las empresas de servicios necesitan ofrecer un servicio global, de modo que acaban por formar una red internacional de filiales que, a su vez, fortalece las redes y las transacciones entre ciudades. El proceso se alimenta a sí mismo.

En el libro, de 2007, Sassen afirma que hay unas 40 ciudades globales. Desde entonces, en 2008, Foreign Policy, basado en parte en la producción teórica de Sassen, elaboró una lista de 60 ciudades globales que aquí reproduzco desde la web de A.T. Kearney (después de leer su Legal Disclaimer, entiendo que puedo hacerlo).

Global City Index 2008 Summary Table

Para el ranking han utilizado 24 métricas según cinco dimensiones sobre las cuales tenéis más información en la web de la consultora. Madrid, por ejemplo, está en la posición 14 pero, si sólo miramos la dimensión del intercambio de la información (medida mediante las publicaciones internacionales, la cobertura de noticias internacionales y la penetración de banda ancha, entre otros), es la novena. La lista también reafirma a Sassen en que el fenómeno de las ciudades globales «quiebra en parte la antigua división entre Norte y Sur en tanto construye una geografía de la centralidad que incluye importantes ciudades del Sur aunque su ubicación en la jerarquía global sea modesta».

Para terminar, me habría gustado dejar aquí una foto más personal de Saskia Sassen en el salón de su casa con su esposo Richard Sennett (al enfrentarme a textos de este calibre, me ayuda conocer un poco el lado personal del/a autor/a…)  pero en este caso entiendo que no puedo hacerlo, así que os dejo con el enlace al artículo del The New York Times.

Buzz, Sidewiki e identidad virtual

En la asignatura Metodologías cualitativas de investigación social, que cursé el semestre pasado, experimentamos algunas partes de una investigación cualitativa sobre Internet. Yo elegí como escenario el entorno Sidewiki de Google y en ese entorno probé dos métodos de la investigación cualitativa: la observación participante y la entrevista.

Durante la primera sesión de observación participante, lo que más me llamó la atención era el perfil de quien escribe la entrada. Se trata del perfil que la persona tiene en Google y donde tiene la posibilidad de presentarse, dar píldoras de información sobre sí mismo (donde creció, sitios donde ha vivido, en qué trabaja, donde estudia, etc.) e incluir enlaces a sus sitios en la web. Una y otra vez hice clic sobre el avatar para ver los perfiles. Nunca dejé de mirar la recopilación de las entradas Sidewiki que el perfil de Google recoge en orden cronológico lo cual me afirmaba que en Sidewiki la identidad digital tenía un papel destacado. Basándome en las lecturas de Hine y en lo que observé, mi impresión era que la identidad del usuario aumenta o bien reduce la autenticidad de la entrada. Si una entrada Sidewiki estaba respaldada de una identidad virtual “sólida” (perfil de Google con foto y bastante información, enlace a un blog o al sitio web del usuario) automáticamente percibía la entrada como más fiable.

La entrevista me aportó otro dato más al respecto: Sidewiki también parece ser un recurso en la estrategia de construcción de la identidad virtual del usuario. Mi informante me dijo que “tenía en cuenta” que Google registraba sus entradas Sidewiki en su perfil, que “no quería que cualquier cosa se quede en su perfil” ya que trataba de “construir una identidad virtual que tenga que ver con su profesión”. En esta misma línea apunta su observación de que “es interesante cuando sidewiki se superpone a un foro porque en sidewiki en general utilizas tu usuario de google que suele estar asociado a tu verdadera identidad en cambio en los foros generalmente uno usa un usuario anónimo”. Mi propia experiencia es muy similar y me aventuro a afirmar que Sidewiki permite que la confianza en la información, importante cuando se trata de generación de conocimiento, se sustente en parte sobre quién la da.

Ahora, con la llegada de Buzz, Google ha añadido otro recurso más, y qué recurso, para la construcción de la identidad virtual. Si permitimos que Buzz «coleccione» nuestras publicaciones y actividades en otros sitios (sean de Google como Picasa o Reader, sean otros como Twitter o Flickr) tendremos una página de perfil aun más dinámica que ofrecerá un rico cuadro sobre nosotros, lo que hacemos y lo que pensamos. Sidewiki y Buzz se refuerzan y aumentan el valor del otro mutuamente.

Por otro lado… Buzz genera preocupación, a veces paranoia de que «todo el mundo ve todo». Otras veces espanto porque se le ve como otro intento más de «robarnos el tiempo». A este respecto, me gusta mucho la valoración que hace de Buzz Umair Haque según sus «principios del diseño para el significado». Os animo a leerlo, a mí me resultó muy relevante y esclarecedor, especialmente el punto de que Buzz es «egoista» ya que recoge todo de otros sitios sin dar nada a cambio.

Para terminar, una imagen de dougbelshaw.com/blog acerca de lo que significa Buzz para Facebook y Twitter que me hizo gracia…

This is what’s really going on.../ by dougbelshaw

El nuevo orden del orden: adiós al «todo en su sitio»

El problema es que estamos abarrotados de información
¿De dónde saco yo tiempo para los 1.500 artículos al dia que llegan a mi lector de feeds?

Estas frases reflejan uno de los problemas que percibimos los humanos a los que nos ha tocado vivir en la Era de la Información pero que seguimos disponiendo de sólo 24 h al día.

Y  entonces leo en el libro La Alquimia de la Multitudes de Francis Pisani y Dominique Piotet (Paidós Editorial, 2009, 25 eurazos o disponible online en francés) que «cuanta más información tengamos, más eficaz será el orden«. Están hablando de las folcsonomías, un «nuevo tipo de organización de la información» distinta a las tradicionales taxonomías. Recurren a David Weinberger, filósofo y uno de los autores del Manifiesto Cluetrain (le debemos lo de «los mercados son conversaciones») para explicar las características de las folcsonomías:

  1. Se presentan bajo la forma de montones de hojas y no de jerarquías tipo árbol
  2. En vez de diseñarse de antemano, se desarrollan sobre la marcha
  3. No pertenecen a nadie y no están controladas ni centralizadas por nadie

Weinberger es autor del libro Everything is Miscellaneous, The Power of the New Digital Disorder (Todo es diverso, el poder del nuevo desorden digital). La introducción y el primer capítulo están disponibles en inglés en el blog del libro y ofrecen, lo he comprobado, una experiencia de lectura estupenda.

«La solución a la sobreabundancia de información es añadir más información» afirma Weinberger y, efectivamente, es lo que hacemos cuando etiquetamos nuestras fotos en Flickr o Facebook. En el mundo físico, una foto sólo puede estar en un sitio concreto de un álbum concreto. En el mundo digital, puede estar en varios sitios a la vez. Adiós al «todo en su sitio». En el nuevo orden del orden «todo es diverso»: la foto que yo etiqueto como «la boda de Miguel» otra persona la puede etiquetar como «momento embarazoso» o «baile ritual». Y ninguna es mejor que la otra porque una de las consecuencias del nuevo orden del orden es que «debemos deshacernos de la idea de que existe una forma mejor que las demás de organizar el mundo».

Esto tiene otras y bien profundas consecuencias en las instituciones que tradicionalmente tienen la autoridad de clasificar el mundo. El nuevo orden del orden «hace que cambie nuestra percepción de cómo está organizado el mundo y – más importante aún – de quién tiene la autoridad de ordenarlo.»

Wordle

He cambiado la cabecera de mi blog por un Wordle.

No estoy segura de que el ‘producto’ se llame así pero el ‘juego’ con el que se hace se llama Wordle y es sencillísimo y divertido (este último es uno de los motivos por el que utilizamos la web ¿o no?). Lo creó Jonathan Feinberg, ingeniero en IBM Research (nota 29/05/2010: desde marzo de 2010 forma parte del equipo de Google Books) y ex-batería de la banda neoyorquina Church of Betty.

Estas nubes de palabras se crean a partir de un texto plano, un URL o etiquetas del.icio.us. Una vez creadas, su diseño es modificable según los gustos de cada cual. Cada palabra aparece sólo una vez y su tamaño depende de las veces que se repite en el texto fuente.  He aquí otro a partir del URL de este blog:

Después de crear la nube de palabras con este Java applet (que utiliza Google App Engine para funcionar… Google está en todo), podemos exportarla a un PDF, publicarlo en una galería pública (así obtenemos un código para insertalo en otro sitio web pero también  se nos dice que no podremos borrarla de la galería) o bien hacer una captura de pantalla (que es lo que yo he hecho).

Las nubes de palabras que se crean con Wordle tienen una licencia Creative Commons – Reconocimiento, es decir,  las podemos utilizar, publicar, distribuir, imprimir en camisetas, crear con ellas portadas de libros, pósteres…. podemos enriquecernos con ellas como nos dé la gana, siempre que digamos que se creó con Wordle.

La aplicación misma tiene ‘todos los derechos reservados‘, alguna parte del código incluso es propiedad de IBM porque Feinberg lo creó, en parte, en el trabajo (aunque no lo define como un proyecto de IBM sino como un proyecto personal). Especulo: necesitaría algo parecido en su trabajo (por ejemplo, para este artículo sobre el análisis de las palabras utilizadas en los discursos inaugurales de los presidentes de EEUU) , lo crearía y pensaría que…

Pues eso os lo cuenta él en una entrevista en inglés de seis minutos titulada Can I have a Wordle with you? (resulta que no he acertado del todo con sus motivos y es interesante que diga que hay que ser cuidadosos al sacar conclusiones de los Wordles de los textos – por eso lo llama ‘juego’)

Sharismo

Vi esta palabra por primera vez en el blog de Yoriento. Sharismo me parecía una palabra antiquísima, me sonaba a chamanismo, zarismo y cosas así. No lo identificada para nada con la palabra inglesa. Me ocurre mucho con las palabras españolizadas, sobre todo al escucharlas pronunciadas la primera vez: güeb, crisma…

En fin, pensé que se trataría de algo trascendental, me preparaba para hacer el esfuerzo intelectual que generalmente necesito para captar el significado de palabras como estructuralismo, diacronía, hermenéutica, epistemología (todas ellas de mi otra asignatura, Métodos Cualitativos de Investigación Social y que, a pesar de estas palabras, me encanta).

Al ver que sharismo equivalía a compartismo (sharism en inglés), primero me resultó gracioso.

Después, al leer sobre su significado, he vuelto a pensar que se trata de algo transcendental. Lo visualiza muy bien la siguiente imagen que encontré en El Caparazón:

Según Isaac Mao, que parece ser el creador de la palabra (corregidme, por favor, si no es así) el sharismo es «el Espíritu de la Era de la Web 2.0» y «pretende transformar el mundo en un Cerebro Social emergente: un híbrido interconectado de gente y software». «Somos Neuronas en Red conectadas entre sí por las sinapsis del software social» – añade en su ensayo «Sharismo: una revolución de la mente» traducido al castellano por Emilio Quintana de Blog Nodos Ele.

Os confieso que la idea que trasmite la imagen y el ensayo de Isaac Mao, aun coincidiendo con Emilio Quintana al atribuirle un «exceso de optimismo», me resulta muy atractiva. De pequeña pensaba que nuestras células eran como planetas que formaban el cuerpo y, a su vez, a los planetas del Sistema Solar los veía como las células del cuerpo de un ser gigante…

Ya que este post aparece en la categoría Glosario, aprovecho para comentar que sharismo ya ha generado una palabra derivada: los  “shareros” (héroes del sharism) que , según Mao, «se convertirán de forma natural en los líderes de opinión de la nueva red».

Os dejo con una imagen de este simpático chino (me parece bonita) y os animo a leer su ensayo que es cortito.

PD: Del blog Humanismo y Conectividad he sabido que el ensayo es parte del libro Free Souls que integra retratos y ensayos de gente «deseosa de compartir», realizado por el empresario y fotógrafo Joi Ito, actual director general de Creative Commons. Más fotos bonitas…

«Barra libre» de medios sociales en clase

Hablando del uso de la web 2.0, «algunos de los chavales están adelantados a sus profesores, pero la mayoría no lo está».  Así, de modo muy resumido, argumenta Howard Rheingold, profesor universitario y acuñador del témino comunidad virtual,  la necesidad de enseñar el uso de los medios sociales en clase.

«Totalmente libre, tanto en el sentido de free speech como en el de free beer.» Y así introduce Rheingold el entorno virtual Social Media Classroom (SMC), un servicio web que integra una serie de medios sociales para utilizar en cualquier asignatura. Se trata de un entorno basado en Drupal, un sistema de gestión de contenidos de código libre, e incluye foros, blogs, comentarios, wikis, chat, marcadores sociales, microblogging, RSS, compartición de imágenes e vídeos, widgets y más cosas propias de la web 2.0. Os lo cuenta él (en inglés y en su original y divertido estilo) en este vídeo de ocho minutos:

[blip.tv ?posts_id=1193087&dest=-1]

Rheingold dice que «el poder de usar los medios sociales en procesos de aprendizaje NO viene de que hacen las formas de comunicación tradicionales (discusiones en clase, lectura de textos, exámenes) más efectivas». (Al leer esto, recordé el estupendo vídeo brasileño «Tecnología o metodología«, de apenas tres minutos, que seguro que muchos ya conocéis.)

El poder de estos medios, dice «deriva de que permiten formas de comunicación y comportamiento social que antes sólo eran accesibles para un élite muy reducido». En los foros es posible mantener discusiones multimedia con la participación de muchas personas y durante largos períodos (¿cuántas discusiones de este tipo recordamos de nuestros años en la universidad?); a través de los blogs los estudiantes aprenden a expresarse usando sus «voces individuales», filtran información, difunden conocimiento y también interactúan con el público en forma de comentarios (¿a cuántos nos supone un problema argumentar bien sobre un tema y en público?); en los wikis crean documentos y conocimiento de modo colaborativo (¿cuántos lo hemos hecho antes de que Gregorio nos lo pidiera?); con los marcadores sociales «coleccionan» conocimiento de modo simple y con el enfoque «de abajo hacia arriba» (un enfoque que a todos nos gusta pero ¿sabemos practicarlo?); el microblogging y el chat son canales de comunicación síncronas que se pueden usar para fines específicos.

Bien, pero las herramientas que facilitan estas formas de comunicación ya existen, pensé, ya que se pueden crear blogs en WordPress o Blogger, hacer microblogging en Twitter, compartir marcadores sociales en Del.icio.us, etc. Por qué crear otro entorno nuevo, por qué otro software, me preguntaba.

Pues, la idea de crear este entorno le surgió a Howard Rheingold al enseñar las asignaturas de comunidad virtual y periodismo digital en las Universidades de Stanford y Berkeley. Al pedir a sus estudiantes (universitarios y que, como él dice, «no se suelen alejar más de un metro de sus portátiles») que creen un blog y editen una wiki, vio que éstos se agobiaron. Entonces, en 2008, creó este entorno uniforme de medios sociales a utilizar en procesos de aprendizaje grupales (y no sólo para aprender sobre medios sociales sino para utilizar por cualquier profesor que quiera usar en enfoque pedagógico más participativo).

¿Os imagináis aprender así? En la UOC lo estamos haciendo pero ¿os lo imagináis en la universidades que no sean a distancia, o desde secundaria e incluso desde antes?

Lo que a mí me concierne, a los 30 años y después de aproximadamente un año utilizando más o menos de manera activa (aunque no siempre reflexiva) la web 2.0, creo que en un entorno así, hubiera disfrutado mucho más aprendiendo. Sobre todo porque utilizarlo es imposible con  profesores que no sean ellos mismos «2.0». Y para que lo sean, Rheingold creó, dentro del mismo entorno, un espacio llamado comunidad de práctica para ellos.

Un software bastante completito ¿no os parece? Me pregunto si existe algo parecido en castellano y si no, cuánto tardará en llegar. Y, después de leer el mensaje de Gregorio y el artículo de Eduard Punset sobre cuál será la próxima revolución, me pregunto si herramientas como ésta estarán en el día a día de los maestros después de la «reforma radical» de su profesión (¡y ojalá acierte Punset con su pronóstico!).