4 patrones de comportamiento emergentes en los MOOC

Según un artículo de Phil Hill en e-Literate, los 4 patrones son: (1) los lurker, (2) los drop-ins, (3) los pasivos y (4) los activos.

Me encantan los drop-ins. Son aquellas personas que, sin plantearse hacer el curso entero, se unen al MOOC durante un tiempo variable con el fin de aprender algo concreto que les soluciona un problema. Un comportamiento que los cursos presenciales no permiten (lo mismo podríamos decir los mal llamados lurker, por cierto) y que me parece muy interesante desde el punto de vista del aprendizaje. Los proveedores de educación y formación se fijan en los drop-outs (los que abandonan). Cuando el acceso está abierto, surgen los drop-ins (los que se unen).

Denominación de origen y terroir: el marketing de territorio

A good wine comes from a good grape, good vats, a good cellar and a gentleman who is able to coordinate the various ingredients.

Parece que en 1976 quedó demostrado mediante un experimento que la región no influye en la calidad del vino. Pero la cita de arriba, del productor de champange Johan Joseph Krug, es de mucho antes. Igual que ésta, de Vauban, ingeniero militar de Luis XIV.

A truth that can hardly be disputed is that there is no difference between the best terroir and a bad one as long as it is not cultivated.

Si no son las características naturales de la región que influyen en la calidad y el precio del vino, ¿qué es lo que los determina?

Según un estudio que comentan hoy en VOX, influyen la selección bien entendida de aquellas uvas que mejor se adaptan a las características de la tierra y el clima, la antigüedad del vino, los procesos y la tecnología. Con estas cosas en su sitio, es imposible distinguir un Château Mouton-Rothschild de los tintos de Nueva Jersey, veinte veces más baratos.

Esto nos permite pensar que cosas como la denominación de origen y el terroir son puras herramientas de marketing de construir reputación y marca. Y como éstas, parece que en el caso del vino han funcionado muy bien. Se consigue, me imagino, un precio mayor para el productor y una satisfacción mayor también para el consumidor a quien el vino le gusta más, porque somos así, por haberlo comprado más caro.

Pero ahora se comienza a hablar de la denominación de origen protegida para la cerveza y me parece un poco forzado. Igual es que vivo en un barrio especialmente abierto a nuevas propuestas de producto pero estoy viendo cómo muchas cervezas nuevas y de gran calidad consiguen vender y dejar marca sin esa «protección» que, por otro lado, sabemos que requiere de la alimentación de una máquina certificadora.