Transcurrieron pocas horas entre que leí el último artículo de John Kay sobre la decisión equivocada del gobierno británico respecto al exterminio selectivo de tejones, y recibí un mail con el asunto «CONTRA LA CRISIS, CONSUME PRODUCTOS ESPAÑOLES» (así, en mayúsculas). En el email, que viene sin firmar, alguien afirma lo siguiente.
Es la mejor forma de mantener la pequeña y mediana empresa de nuestro pais, que es la que soporta más del 80% del empleo. Los miles de millones que genera esta decisión quedarán en todo el tejido productivo y además generarán impuestos y sueldos que permanecerán aquí.
Los ganaderos celebran el exterminio de los tejones enfermos porque esperan que así, la enfermedad no pase al ganado. Lo que no saben es que un informe encargado por en gobierno sobre el asunto, llegó a la conclusión de que la política del exterminio selectivo sería contraproducente. Resulta que al matar los especímenes enfermos, el resto de la comunidad tejonera se dispersa, instalándose en territorios nuevos e infectando ganado que antes estaba a salvo. El gobierno no tuvo en cuenta esa conclusión porque le resultó más importante tener contentos a los ganaderos. Lo están. De momento.
Pensar que consumir productos españoles es la mejor forma de salvar a las pymes, adolece del mismo carácter cortoplacista que la matanza organizada de tejones. Es desconocer que en una economía global, el comercio tiende a igualarse a la larga, y lo que una pyme ingresa de más por la bajada de la importación, otra pyme lo dejará de ingresar por la bajada de la exportación.
Recuerda, algo tan sencillo como mirar las etiquetas en la compra, comprar un coche fabricado en España, no salir al extranjero durante los dos próximos años,… a lo mejor mantiene tu empleo, el de tus hijos, familiares, amigos…el de todos.
A lo mejor mantiene tu empleo. Pero, a lo mejor, justo te lo quita. O elimina el de tus hijos. Porque las cosas no son tan simples. Es humano pensar que lo que observamos es todo lo que hay, y si pierdo clientela porque uno de fuera es más competitivo, lo que tengo que hacer es eliminar el de fuera. Es humano equivocarse. Pero sólo sirve si aprendemos del error.
Porque sabemos que las cosas no son tan simples. Y que lo que funciona en una economía inevitablemente global no es retroceder sino avanzar con la globalización con una oferta mejor, más diferenciada y más innovadora. No el «consume español» sino el sencillo «produce», así, sin nacionalidad pero a base del conocimiento.
Podemos estudiar los coches y su física y saber con exactitud cómo funcionan. En ningún caso esto nos prepara para comprender el tráfico. Hasta podemos adquirir habilidades para navegar por el tráfico –algo muy distinto del funcionamiento de un coche– y seguir sin habilidades de un ingeniero de tráfico. El conocimiento de las partes no lleva inevitablemente a la comprensión del todo.
—John Kay, citando a Michael Gazzaniga
Y lo curioso es que entre ambos extremos de planteamiento se tiende a no contemplar otras formas de autoorganización desintermediada, como esas compras agrupadas que hacéis vosotros. Es cierto, no es tan sencillo, salvo que empecemos por revisar el concepto básico.
Las propuestas de valor que se basan en la desintermediación son precisamente una de las formas para innovar y seguir siendo competitivos en una economía global. Pero no creas que son necesariamente incompatibles con la xenofobia y el proteccionismo.
El consumo orienta el mercado. Consumir productos nacionales modifica positivamente la balanza comercial de un país. O sea; crea riqueza, porque el mercado de productos se adaptará a esa demanda en muy poco tiempo. El mercado financiero (la obsesión de nuestro gobierno) va por otros derroteros. No sé que tiene esto que ver con los tejones.
Estoy de acuerdo con que el mercado se guía por la demanda. Lo que ocurre es que en la práctica no existe un «mercado español». Es una abstracción, útil para unas cosas, menos útil para otras. Por eso, cualquier cosa que ocurra en ese concepto abstracto que es el mercado español, por ejemplo una menor demanda de productos de fuera, influirá en las decisiones que tomen actores económicos en todo el mundo. No podemos esperar que la consecuencia directa de consumir productos españoles sea una mejora de la balanza comercial del país así sin más. La relaciones entre los actores de la economía son mucho más complejas que eso.
Por no hablar de la disminución de calidad de vida de quienes no pueden permitir el producto nacional pero sí el importado. Estas personas ¿qué deben hacer? ¿Renunciar, en nombre de esa balanza comercial favorable para el país, a una dieta más variada? ¿Comprar sólo muebles para el salón pero no para el dormitorio?
La relación con los tejones lo explico en el post. Si quieres, lo puedes leer en más detalle en el post de John Kay que enlazo.
Pues este último comentario me trajo de nuevo a este post y que bien porque se me había olvidado el ejemplo de los tejones. Al volverlo a leer me ha hecho acordarme de esto.
Qué suerte que hayas vuelto por aquí y dejaras este enlace. Promete ser una delicia. ¡Gracias Isabel!
Comprar productos hechos en España siempre y cuando sean del mismo precio y calidad claro,nadie quiere salir perdiendo,yo para mi parecer propondría a los gobernantes que hicieran un pacto con las mayores empresas españolas para que se unieran y crearán una base fuerte para la creación de productos competitivos que ahora se fabrican fuera,la unión hace la fuerza,pero eso si que el beneficio repercutiera en los trabajadores a partes iguales,ello motivaría aún más.