Es divertido ver a Panagoitis Ipeirotis presentar su experimento sobre el valor de la reputación en la web. Se le nota que disfruta respondiendo a preguntas del tipo ¿qué efecto tienen los textos, en concreto los comentarios de los usuarios sobre los productos en Amazon y Zappos, en la reputación de los distribuidores?
Podríamos pensar que la semántica es suficiente para saber si un comentario es positivo o negativo. Sucede que no.
- Comentar que un producto es «bueno» tiene un efecto negativo en las ventas. «Si esto es lo más que otros pueden decir de este producto, no me interesa», piensan los demás.
- Describir un fallo de un producto, especificando en qué consiste, tiene un efecto positivo en las ventas. «Si esto es lo peor que dicen del producto, a mí también me va a servir», parecen argumentar los compradores.
- Comentar sobre un producto en superlativos (excelente, maravilla) pero con erratas, errores de ortografía y gramática (exelente, maraviya), tiene un efecto negativo en las ventas. «No quiero comprar productos que ha comprado gente que escribe mal», parece ser la lógica.
Fer resume de modo breve y excelente las principales conclusiones del experimento.
Me limito, por eso, a comentar un paso del mismo que consistió en corregir los textos mal escritos a través del marketplace de trabajo de Amazon. Fue así que vieron que, con comentarios muy positivos y bien escritos, las ventas aumentaron. Esto, a su vez, planteó preguntas respecto a la honestidad de Amazon tanto con las personas cuyos comentarios corrigieron como con los lectores de los comentarios corregidos.
Una solución que aparentemente gustó a ambos grupos fue, por un lado, informar al comentarista sobre la corrección y, por otro, enseñar al lector ambas versiones — la buena por defecto y la mal escrita cuando pedía ver el comentario original. Sólo faltaba responder la pregunta ¿y así comprará o no?
Gracias por tu resumen del vídeo. No pude sacar el tiempo para verlos completos, pero con lo que vi y tu explicación me ayudo a saber de que se trata. Resulta interesante ver el resultado que tiene la mala ortografía en la reputación de un vendedor. Sería un buen argumento para enseñarles a nuestros alumnos que aprender a escribir reporta jugosos dividendos.
Me alegro de que te sirviera el post 🙂 Me pasó lo mismo con otro vídeo, el de Marissa Mayer, de Google.
Desde luego, el experimento ofrece un buen argumento a favor de aprender a escribir bien. Como toda información, puede tener también abusos, por ejemplo, escribir comentarios llenos de errores en productos de vendedores rivales pero esto, a las finales a quien deja mal es al que lo aplica. Porque en Internet, la reputación es una de las cosas más valiosas para todos, seamos vendedores, compradores o personas que interactúan.
Me sumo a los comentarios de Box y agrego que también se está haciendo imprescindible incluir en los planes de estudio formación en Medios. La interpretación y/o manipulación que se hace de los datos, imágenes y cualquier otro tipo de información resulta transparente para la mayoría de los usuarios. En una sociedad consumista somos entrenados como consumidores sin que logremos muchas veces un análisis crítico de nuestro consumo. Claro, de eso se trata este ”juego”.
Agradezco y felicito tu blog que me ha resultado muy interesante.
Me alegro de que te sea útil 🙂 Estoy de acuerdo contigo en que en los juegos de la economía de la atención y del «big data», la propiedad de los datos y la actitud (de los usuarios) hacia este tema, son factores que determinan si «programamos o somos programados». En un sistema en que la única fuente verdadera de ventaja competitiva es el conocimiento, el acceso a los datos es un tema gordo y crucial.