El lugar de Khan Academy

Creo que el fenómeno de Khan Academy se entiende mejor si somos conscientes del lugar que ocupa en el proceso de aprendizaje. Sus vídeos y ejercicios están, principalmente, entre ese 10% del aprendizaje que se produce en entornos formales, como clases y cursos.

En este sentido, entiendo que suscite cierto escepticismo entre los educadores que también cubren ese 10% puesto que supone una competencia para ellos. El miedo de verse sustituidos por los vídeos estaría, entonces, relacionado con la inseguridad de no saber si pueden ofrecer algo más allá de explicaciones lineales. Los que sí saben ofrecer algo más, rápidamente vieron la oportunidad de liberar el tiempo de contacto de las explicaciones frontales y dedicarlo a trabajar alrededor de problemas. Estudiando con los vídeos en casa, como deberes, y aprovechando el tiempo en la escuela para interactuar.

Es ese tiempo liberado que se puede dedicar a la interacción y el aprendizaje basado en proyectos que es capaz de llegar más allá del 10%, haciendo que el aprendizaje formal ofrezca más que antes. De ese modo, se podría afirmar que se ha conseguido una mejora incorporando la tecnología a la educación, aunque esa mejora haya ocurrido por la vía oblicua y no la directa.

La visión de Khan Academy es crear «una gran clase global» (one global classroom). Si creara una sola clase para todos, sería empobrecedor. Pero si lo pensamos en términos de la destrucción creativa propia de la globalización, es decir, en aumentar la homogeneidad para construir sobre ella más diversidad, el balance será positivo. Y si el aumento de la homogeneidad es a través de buenas explicaciones lineales accesibles a más personas, la diversidad lo es a través de tutores capaces de crear experiencias: siendo ejemplos para los alumnos y ofreciéndoles contextos en los que aprender haciendo cosas y resolviendo problemas.

Aprender observando un ejemplo

El modelo de aprendizaje 70/20/10

Recuerdo que, siendo niño, a veces me quejaba ante los adultos de que me aburría. Al cuidar niños yo, también lo vi del lado opuesto y, efectivamente, los niños se quejaban de que se aburrían.

Ahora bien, hace muchísimos años que yo me aburrí la última vez. De hecho, no recuerdo cuándo. Creo estar en lo cierto al afirmar que cuando dejé de esperar que otros me sacaran del aburrimiento y empecé a preguntarme a mí misma ¿qué hago?, el aburrimiento desapareció por completo de mi vida.

El aprendizaje y el aburrimiento son mutuamente excluyentes. Sólo aprendemos si algo es relevante y tiene sentido. A falta de cosas que percibamos como relevantes y con sentido en nuestro entorno sentimos, por tanto, aburrimiento.

Hará unos seis o siete años que leí por primera vez que el 80% de lo que aprendemos, lo aprendemos por la vía informal, es decir, fuera de las clases del instituto y los cursos de la universidad. Me asombró esa cifra porque, en aquel entonces hacía poco que acababa de dedicar unos dieciseis años de mi vida precisamente a clases y cursos. Me asombró la cifra porque decía que el 80% de ese tiempo estuvo mal aprovechado. Esa cifra era la explicación del porqué del aburrimiento.

Como el último mes lo he mencionado dos veces, va siendo hora de explicar(me a mí misma) en este blog el modelo 70/20/10 de aprendizaje teorizado por Morgan McCall, Robert Eichinger y Michael Lombardo. La mejor definición breve la he encontrado aquí. En resumen se trata de que

  • El 70% del aprendizaje ocurre mientras hacemos cosas, en serio y en la vida real. Trabajando, realizando tareas, resolviendo problemas.
  • El 20% del aprendizaje ocurre mientras observamos otros que consideramos ejemplos. Por ejemplo, trabajando junto a alguien de quien pensamos que sabe mucho.
  • El 10% del aprendizaje ocurre en entornos formales de enseñanza y formación. En lo que conocemos como clases y cursos.

El modelo fue creado en el marco del aprendizaje de adultos. Existen, no obstante, argumentos para pensar que también aplica a niños a partir de los 10 años. De ahí que merece la pena tomar el serio aquello del aprendizaje basado en proyectos.

Y, en general, tomar en serio lo del 70% a la hora de pensar el aprendizaje, ponernos a aprender o ponernos a financiar programas para que otros aprendan.