A good wine comes from a good grape, good vats, a good cellar and a gentleman who is able to coordinate the various ingredients.
Parece que en 1976 quedó demostrado mediante un experimento que la región no influye en la calidad del vino. Pero la cita de arriba, del productor de champange Johan Joseph Krug, es de mucho antes. Igual que ésta, de Vauban, ingeniero militar de Luis XIV.
A truth that can hardly be disputed is that there is no difference between the best terroir and a bad one as long as it is not cultivated.
Si no son las características naturales de la región que influyen en la calidad y el precio del vino, ¿qué es lo que los determina?
Según un estudio que comentan hoy en VOX, influyen la selección bien entendida de aquellas uvas que mejor se adaptan a las características de la tierra y el clima, la antigüedad del vino, los procesos y la tecnología. Con estas cosas en su sitio, es imposible distinguir un Château Mouton-Rothschild de los tintos de Nueva Jersey, veinte veces más baratos.
Esto nos permite pensar que cosas como la denominación de origen y el terroir son puras herramientas de marketing de construir reputación y marca. Y como éstas, parece que en el caso del vino han funcionado muy bien. Se consigue, me imagino, un precio mayor para el productor y una satisfacción mayor también para el consumidor a quien el vino le gusta más, porque somos así, por haberlo comprado más caro.
Pero ahora se comienza a hablar de la denominación de origen protegida para la cerveza y me parece un poco forzado. Igual es que vivo en un barrio especialmente abierto a nuevas propuestas de producto pero estoy viendo cómo muchas cervezas nuevas y de gran calidad consiguen vender y dejar marca sin esa «protección» que, por otro lado, sabemos que requiere de la alimentación de una máquina certificadora.
Las máquinas certificadoras son, en muchos casos, la otra cara de la moneda de la importancia de los procesos, casi convertidas en mecanismos de perversión. Sin embargo probablemente el problema no está ahí sino en lo bien que juega el marketing con nuestro propios sesgos ya que certificar la denominación de origen de algo como sinónimo de calidad (muy lícito por supuesto) no implica que no pueda darse en otro producto/territorio. Pero la escasez de tiempo es una baza importante en esta economía de la atención así que si nos lo “certifican” y nos cuentan por muchos canales que algo es especial y único, ¿para que andar experimentando?
La próxima vez que coincidamos alrededor de un queso te cuento algunos juegos y experimentos que hice en mis tiempos de hostelera con clientes amigos (de común acuerdo, claro) que eran fieles defensores cada uno de su marca preferida. Fue divertido y aleccionador 🙂
Aplicado a las personas, empresas y mercados, me parece especialmente interesante lo que recoges del estudio: “influyen la selección bien entendida de aquellas uvas que mejor se adaptan a las características de la tierra y el clima, la antigüedad del vino, los procesos y la tecnología”.
Apelar al territorio en el contexto actual suena bastante from the past pero entiendo que la administración es lo que puede ofrecer para ayudar a las empresas, de forma parecida a la «marca España».
Lo tengo que mirar pero creo que los vinos que tienen, por ejemplo, en Tipos Infames, se basan mucho más en su propia marca que en una denominación de origen. Quiero decir, para pedir sigues pidiendo un Toro o un Rioja pero si te pones a mirar las botellas, son mucho más «de autor» que «de territorio». Y lo mismo pasa con la cerveza artesana, creo.
Ya me contarás esos experimentos, que me has despertado la curiosidad 🙂
Aunque no tiene mucho que ver, yo he tenido mi buena ración de marketing territorial por razones laborales, y una cosa que me hacía mucha gracia es que todos, TODOS los territorios (ciudades, regiones) se definen como «punto de paso obligado». Para vender sus ventajas logísticas y comerciales. Todos los territorios están en el camino para ir de alguna parte a otro sitio, y ese es un punto de marketing fun-da-men-tal. Otra cosa es que la ruta que se inventan tenga tráfico de verdad…
Mientras el «obligado» sea simbólico, no pasa nada 🙂
A partir de cierto punto, en realidad son los productos que le hacen publi al territorio. Si de los quesos manchegos algunos me gustan y otros no, me va a dar igual que los que no me gustan también se llamen manchegos. Y a los que me gustan los voy a identificar por su nombre, no por llevar DOP.
Sólo para dejar constancia, ayer en un mercadillo de productos «artesanos, ecológicos y de proximidad» que montó la gente de The Hub Madrid, de la Bodega La Tercia me confirmaron lo recopilado en el post: que en Castilla La Mancha se puede conseguir un vino igual de bueno que, por ejemplo, en La Rioja. Y lo he podido comprobar en paladar 🙂 Sólo que en La Rioja comenzaron antes con el marketing. Y en Francia aun antes. En La Tercia piensan que llevan como unos 50 años de retraso en marketing de vino. Ojo, que aun así, venden en Alemania, Suiza, EE.UU y China.
Por cierto, entre el vino y la cerveza que había en este mecadillo, fue la cerveza que más ha usado el marketing de territorio, vendiéndose como «la cerveza de Toledo». Igual que la Cibeles en «la cerveza de Madrid». Parece que esto de la cerveza va más por ciudades que por regiones.