El Estado de São Paulo ha aprobado (pendiente la firma del Gobernador) que los recursos educativos desarrollados con apoyo financiero del Estado se licencien con CC BY-NC-SA. Es buena noticia a medias pues esta licencia hace posible crear obras derivadas pero imposible el uso comercial tanto de los recursos como de sus derivados. Crea un lock-in que no deja de parecerme perverso porque se trata de cerrar ante el uso comercial recursos desarrollados con apoyo financiero cuya base son impuestos generados precisamente con actividades comerciales.
Actualización 4 de marzo de 2013: al final el Gobernador no ha firmado esta Ley.
Estas licencias, tan extendidas, son una pequeña perversión dentro de una idea que en principio es mejor que la del copyright. No las entiendo muy bien. Sobre todo cuando vienen de la Administración Pública que se paga con el dinero de nuestros impuestos 🙁
Uno de los mayores problemas con el Creative Commons parece ser que es demasiado complicado. Se ha puesto de moda licenciar con CC BY-NC-SA y se sigue haciendo sin evaluar las consecuencias. Además, en muchos sitios se habla de «licencia CC» como si fuera una sola licencia. En fin, que el Creative Commons es para abogados.
Aquí yo creo que funcionan dos cosas:
Una, el prejuicio al negocio y sobre todo a que lo público genere negocios o haga que otros obtengan beneficio, una estupidez establecida entre bienpensantes. Mucho más si decimos educación: alguien no entendió que la clave está en que quien hace uso comercial – en realidad, todo es uso comercial, ¿o no lo es cuando queremos mejorar nuestra reputación entregando material libre? – puede estar atrapado en una licencia que no le permite cerrar el uso: «share alike». Así que dejen que ganan dinero mientras no puedan monopolizar el uso del conocimiento.
Dos: derivado de lo anterior. El desconocimiento real del derecho de propiedad intelectual hace que a la gente le suene lo del «CC» como «guai». La hizo buena Lessig con el invento: un tipo que describe perfectamente todo los problemas de la PI pero que cree que al final tiene que salvar la potestad del autor para decidir el uso, que es exactamente lo que genera una industria que bloquea el uso. Algo parecido pasa con su visión de la regulación de internet en Code 2.0: al armagedon no es posible si yo puedo cambiar el código que quiere controlarme: ergo, libre y abierto es lo que impide el control perverso de la red y el software.
Desconocer el derecho lleva a que la gente recurra a lo del CC en vez de publicar su propia licencia, que de eso va la PI jurídicamente hablando: eres autor y decides el uso. No hace falta hacer CC, puedes escribir un texto liberando los usos perfectamente.
Efectivamente, hay una corriente de pensamiento en la cual «libre» significa necesidad de impedir que se pueda hacer un uso comercial. Obvian que el recurso del que se parte seguirá estando disponible y que, sin la posibilidad de uso comercial, muchas menos personas tendrán incentivos de crear sobre ese recurso. De ese modo sólo se consigue mantener y reforzar la separación entre «lo abierto» y «lo cerrado», creando una frontera que es innecesaria y un impedimento ante la innovación.