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Contrato de becario vs período de prueba

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Hoy, en el blog Avanza en tu Carrera han publicado un interesante post sobre el contrato de becario, escrito por Borja Ventura. He comentado en el post, pero mi comentario —aunque el WordPress avisa de que ya está enviado— no aparece. De modo que lo publico aquí.

Borja habla de cómo el contrato de becario, en un principio pensado para apoyar la transición de la persona entre escuela y empresa, se viene usando con otros fines. Por ejemplo se usa aun si la persona ya tiene experiencia en el mercado laboral. O como vía para entrar en la empresa, sin estar ligado a unos objetivos de formación.

Yo he comentado que el concepto de becario implica otra posibilidad —casi invitación— más de perversión: la de pensar que sólo los becarios, y no todos, necesitan formarse, es decir, estar rodeados de una cultura que facilite el desarrollo de conocimiento nuevo y donde todos suman. En una cultura así, lo que interesa es que una persona nueva pueda sentir cuanto antes que pertenece y aporta a esa cultura. Cualquier diferenciación entre personas en base a conceptos administrativos —contratos de trabajo, horarios— es, por tanto, contraproducente. Me pregunto qué ha pasado con el período de prueba como ese tiempo que sirve para saber si la nueva mezcla de personas funciona, pues implica mucha menos diferenciación que el contrato de becario.

5 comentarios en «Contrato de becario vs período de prueba»

  1. Es que el contrato de prueba hay que pagarlo… El de becario, apenas. Con una mentalidad zombi que solo atienda a la contabilidad de la empresa, el dilema está claro: ¿comunidad, grupo, buen ambiente, identificación con la «religio» de la empresa?, respuesta: acumulación de becarios-esclavos.

    1. Es una contabilidad zombi pues a quien sabe hacer números con criterio le tiene que salir más rentable asumir el mayor coste para obtener el mayor compromiso y con ello la mayor rentabilidad. Lo otro es depredación. Suponiendo que existe alguien en la empresa que sabe hacer números con criterio….

      Personalmente, cada vez estoy más a favor del autónomo que factura frente al empleado en nómina. Es normal que no todo el mundo quiera o pueda ser empresario. Pero sí creo que la mentalidad de autonomía y de pensar a largo a plazo que requiere trabajar como autónomo debería ser cercana a toda persona adulta.

  2. Creo que el efecto perverso que señalas respecto a las necesidades de formación es más peligroso aún (para ambas partes) que el hecho de la irregularidad de las plantillas. Y esto unido a otros costes ocultos… Como decíamos entonces, las organizaciones están definiendo también su propia temporalidad.

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