Los grandes centros de aprendizaje y comercio siempre han actuado como imanes en las personas con ambición que querían dejar su huella en la cultura. Desde la Edad Media, maestros artesanos viajaban por toda Europa para construir catedrales y palacios, atraídos por la riqueza de una ciudad y luego otra. Albañiles milaneses construían fortalezas para los Caballeros Teutones en Polonia; arquitectos y pintores de Venecia fueron a decorar la corte de los zares en Rusia. Incluso Leonardo da Vinci, ese dechado de creatividad, estuvo al servicio del duque, papa o rey que mejor podía financiar sus sueños.
El lugar donde uno vive es importante por tres razones. Primero porque uno necesita acceso al dominio en el que se quiere desarrollar. La información no está uniformemente distribuida sino se encuentra agrupado alrededor de diferentes nodos geográficos. En el pasado, uno iba a Göttingen para estudiar determinadas ramas de la física, y a Cambridge o a Heidelberg para otras. Incluso con los medios electrónicos actuales para intercambiar información, Nueva York sigue siendo el mejor sitio para un artista que quiere saber qué ocurre en el mundo del arte y de qué hablan otros artistas. […]
La segunda razón por que el lugar influye en la creatividad es que los estímulos novedosos tampoco están uniformemente distribuidos. Determinados ambientes tienen una densidad mayor de interacción y proporcionan mayores estímulos y efervescencia de ideas; dan lugar a que la persona con inclinación de abandonar las convenciones y experimentar con cosas nuevas, lo haga antes que en un ambiente más conservador y represivo. […]
La tercera razón es que el acceso al contexto, es decir, al contacto con las personas de quienes aprender, tampoco está uniformemente distribuido geográficamente. Los lugares que más facilitan la realización de ideas nuevas no necesariamente son los mismos que más información y estímulos ofrecen.
Mirando las tres razones, quedan pocas dudas de que Internet, por su estructura distribuida, puede cambiar las reglas del juego de la creatividad en más de un aspecto. Sin que viajar se haya vuelto obsoleto, que no es así, se puede decir que con el uso adecuado de las herramientas de Internet, el desarrollo de la creatividad está al alcance de todo aquel que tenga sus necesidades básicas cubiertas y acceso a una Red neutra.
A veces con lo hay cerca se siente claustrofobia. Internet permite llegar a esas personas y nodos que ayudan a volver al propio yo.
Refrescante Bianka! 🙂
¡Exacto! Pero ojo, porque facebook, por poner un ejemplo, no te lleva más allá de los círculos en los que ya estás. Más bien te pone una valla alrededor. Para que la web expanda horizontes, hace falta que hagamos cosas por nuestra cuenta y vayamos de exploradores. ¡Un saludo!