El fin de semana unos amigos, profesores de secundaria, nos comentaron cómo han ido viendo en los últimos años reducirse con rapidez la importancia de la escuela en lo que sus estudiantes, expuestos a muchos estímulos de muchas fuentes, acaban aprendiendo.
Hoy me he encontrado con una publicación que define conceptos de aprendizaje online para la educación que ocurre entre los 4-6 y los 16-19 años de edad; lo que en EE. UU. llaman K-12. Los listados de definiciones, similares a las enciclopedias, siempre me han cautivado, de modo que entre las docenas de pestañas de navegador abiertas desde la mañana, ésta fue una de las pocas que he llegado a leer.
Me gustó que al aprendizaje online o a distancia lo llamaran aprendizaje distribuido. Que digan que en 5 años cada alumno de más de 12 años estará participando en algún tipo de aprendizaje distribuido significa que a los niños más mayores se les estará permitido aprender como si fueran… eso, niños más mayores y que las metodologías para ellos se acercarán a las del aprendizaje de adultos.
Me tranquilizó que entre las definiciones tuvieran su firme lugar «blog» y «wiki» y no estuvieran los servicios de redes sociales y otros servicios web centralizados. Ah, y a la escuela tal como la hemos conocido la llaman «escuela de ladrillo y mortero», dos ingredientes de la prosperidad cuyo auge, como no tenerlo claro a estar alturas, ya pasó. También en el sector de la educación.
¿Y le llaman distribuido porque usan una variedad de fuentes diferentes? ¿Por qué hay interacción entre los chicos? Cuenta, cuenta… 🙂
Utilizan el «distribuido» refiriéndose a los lugares físicos de aprendizaje, sin entrar en el tema del curriculum. Es el reconocimiento de que los niños no necesitan estar sentados 6-8 horas al día en una sala para aprender, todo lo contrario, dependiendo de sus preferencias y circunstancias, aprenderán mucho mejor de modo «distribuido». Y es precisamente lo que amigos profesores me llevan comentando desde hace tiempo; ellos también estarían más a gusto con una organización del aprendizaje más libre y ajustado a las necesidades de cada cual. Un abrazo 🙂
¿Te imaginas un sistema pedagógico que uniera la lógica original de Summerhill o Montesori o las Waldorf, con los niños trabajando por proyectos o descubriendo sus propios proyectos y usando la red para buscar, contrastar y aprender a discernir y pensar por si mismos? Es uno de mis sueños desde luego y todo apunta a su posibilidad… incluso a que maduran las reflexiones sobre ello… Sigue posteando sobre esto por favor, se agradece mucho, no sólo en relación a la infancia sino a los adultos también.
😀 Por supuesto que lo imagino. Es el mundo en que jugar y trabajar será la misma cosa. Será tema recurrente por aquí seguro.
Yo entreveo, imagino, a cientos de niños aprendiendo en redes distribuidas, en contacto tanto con sus compañeros y profesores como con alumnos de otros países. De repente me entra un escolafrío al intuir la creatividad que se podría generar en ese ambiente: almas nuevas desatadas en la inmensidad del conocimiento, explorando sus límites y sobrepasándolos indefinidamente.
Apasionante.
¡Qué hermosa descripción de uno de los territorios que más ganas tengo de explorar! 😀