Siempre me ha parecido problemática la llamada intermediación laboral en la cual la falta de confianza entre el que demanda trabajo y el que lo oferta se soluciona recurriendo a un tercero en el cual ninguno de los dos confía. Las empresas de trabajo temporal, por ejemplo -y desde mi punto de vista-, basan sus ingresos en ahorrar el coste de generar la confianza necesaria para construir grupos de personas que sean buenos e innovadores trabajando juntos. Este coste, es especial en el caso de burocracias y otras rígidas jerarquías formales, sería considerablemente más alto que pagar el parche que pone la ETT. El status quo se salva a cambio de perder resiliencia e innovación. Y a cambio de instrumentalizar las personas.
A este tipo de intermediación laboral ahora se le añade que las personas a contratar son autónomos y pueden estar situados en cualquier parte del planeta. Se monta un servicio web para organizarlos globalmente y ya tendríamos el futuro del trabajo resuelto. O no.
Hay dos características de ese servicio web que me hacen pensar que ese futuro puede no ser más que el traslado a la web del modelo anterior protegedor del status quo.
La primera es que se paga por horas. Los autónomos se conectan al sistema mientras trabajan y éste registra impresiones de pantalla y de otros documentos de trabajo. Si una de las características de la ética hacker de trabajo es precisamente una nueva mentalidad respecto al tiempo que consiste en trabajar orientado por metas en lugar de horarios, ¿no es del siglo pasado pensar que el futuro del trabajo es utilizar la tecnología para contabilizar mejor e incluso a distancia las horas trabajadas?
La segunda es que se trata de un servicio centralizado. Las relaciones y el dinero pasan inevitablemente a través de un único centro, la empresa que montó y mantiene el servicio. Si en el capitalismo que viene los mercados y los entornos virtuales son bienes públicos basados en software libre, ¿en qué se basa la afirmación de que el futuro del trabajo pasa por servicios web cerrados y centralizados?
Estas dos características son las que me hacen pensar que los creadores del servicio piensan en el autónomo como aquel articulista que lo presentó como una persona rodeado por «el agobio de la soledad y la sensación de aislamiento».
Quizá ocurrió porque los creadores del servicio pensaron en el futuro del trabajo desde la perspectiva de quien quiere mantener el status quo en lugar de innovar y pensarlo desde la diversidad de los futuros que vienen. Ya lo dijo Bruce Sterling en Islas en la red:
Las burocracias centralizadas protegen siempre al status quo. No innovan. Y es precisamente la innovación la auténtica amenaza. No es tan malo que nos causen algunos arañazos. El problema surge cuando piensan más que nosotros.
Me quedo con la frase:
pagándoles solo por las horas realmente trabajadas
Así que definen trabajo como estar conectado a su sistema… Todo lo que hagas antes, mientras o después no es trabajo si no estás enchufado a su servicio web. Es la vieja política de recursos humanos de como no puedo (ni quiero) medir tu productividad te obligo a fichar y controlo tu horario. Pero esta vez con otra tecnología.
Mal vamos mientras se siga haciendo hincapié en fiscalizar horas en vez de pedir resultados.
No he probado la plataforma pero a primera vista parece un ejemplo perfecto para la ética protestante de trabajo. Y, como tal, en plena era postindustrial, no puede ser más que un parche al sistema industrial de organizar el trabajo.
No hay comunidad y deseo de continuar aprendiendo. Sí hay trabajo y dinero como fines en sí mismo y, gracias a la tecnología, gestionados con excelencia.
Estoy de acuerdo contigo en que poner las horas trabajadas en el centro del sistema de incentivos nos dice mucho sobre la plataforma. Porque, como dice Pekka Himanen, «la mentalidad de la supervisión del horario laboral trata a las personas adultas como si fueran demasiado inmaduras para hacerse cargo de sus propias vidas».
Esto podría estar bien (obviando el asunto de la retribución por horas) si cada cual pudiera instalar su propio servicio que se conectara con otros, p.ej. una asociación de autónomos de la restauración con un servidor que se conecta con otro de autónomos de la agricultura (estructura federada o descentralizada), y si se pudieran establecer contactos directos entre demandantes y entre ofertantes (incluso entre diferentes servidores) para permitir relaciones distribuidas. Mientras tanto, venta de trabajo al peso, fomento del individualismo, y mucho dospuntocerismo.
Completamente de acuerdo. Esta plataforma de intermediación lo que hace sobre todo es facilitar la relación en términos de pagos pero no hace esfuerzos por promover realmente una cultura de trabajo acorde con los nuevos tiempos que sería la ética del hacker. Para hacer este último, le valdría más tener una estructura distribuida y la tarea gorda no sería tanto desarrollar el software como crear identidad real.
Yo es que no creo que el trabajo por metas sea una cosa de ahora y no del siglo XX. Precisamente, toda la teoría de las organizaciones desde seguro los años ochenta han venido insistiendo en esa transformación del trabajo orientado a objetivos, resultados, etc. El trabajo por horas es algo «industrial» y no «post industrial» o «informacional».
La ética del hacker lo que hizo era mostrar cómo eso estaba sucediendo ya en los entornos del software de una manera natural y alejada de los entornos de élite donde se producía lo anterior: ejecutivos, empresas de consultoría o el mundo de la publicidad.
El mundo de la ETT está estrechamente vinculado a la legislación laboral. Me parece acertadísimo verlo como el coste de la falta de confianza, pues equivocarse o vincular contratos con plantillas con los costes en los que se incurre en caso e ir algo mal son altos y desincentivan buscar la confianza, especialmente si tienes una organización heredada done ya las relaciones y la jerarquización «a la antigua» están consolidadas casi de modo irreversible. Y, en muchos de esos casos, lo más racional que puedes hacer si quieres seguir salvando la última línea de tu cuenta de resultados es ir por una ETT y dejar el coste/riesgo de la confianza para otra ocasión.
Estoy de acuerdo con que eso de trabajar por metas, por objetivo, junto con lo de educar basado en proyectos, se viene diciendo desde la academia y la política educativa y laboral desde los ochenta del siglo pasado. La diferencia entre eso y la ética hacker de trabajo radica, creo, en quién pone las metas y los objetivos, en quién elije los proyectos. Si los pone y los elije el estado, la corporación y el profesor, el único cambio respecto al control horario es que se ha reemplazado el palo por la zanahoria y, lo dice Bruce Sterling en Islas en la red, «la zanahoria no es más que el palo con otra apariencia.»