Este es mi primer post en el itinerario indiano que empiezo con muchísimas ganas. Me gusta pensar en él como una materialización del título que di a mi blog – Wanderjahre -, palabra con la que denominaban en la Europa Central de la Edad Media los años de aprendizaje itinerante que emprendían las personas para ser plenos miembros de sus gremios.
Después de mi primer comida-encuentro con los indianos, escuché esta charla de Elif Shafak. En ella me resonaron dos temas que comentamos durante la comida y que ahora me sirven para presentarme en mi primer post de itinerante.
Cuenta por un lado que, cuando su madre entró en el cuerpo diplomático de Turquía, ella a su vez entró en un colegio internacional. Resulta que justo en Madrid. Lejos de un clima cosmopolita e igualitario, recuerda que cada niño en el colegio era visto, no como una persona, sino como el representante de su país. Como en un pequeño Naciones Unidas. Sólo que cuando en el país en cuestión pasaba algo negativo, el niño que lo representaba era objeto de burla, ridiculizado e intimidado sin fin. Los días que militares tomaron el poder en Turquía, que un soldado de su misma nacionalidad casi mató al papa y que Turquía ganó cero puntos en el concurso de Eurovisión, Elif prefirió ponerse mala y soñar con convertirse en marinero. Entiendo que lo hiciera; recuerdo que de adolescente preferí mandar al cuerno a la prensa de la minoría alemana que – al terminar segunda en un concurso nacional de alemán – me quiso entrevistar como representante de algo de la que no me sentía parte. Pasaron muchos años hasta que comprendí lo mucho que eso tenía que ver, aparte de orgullo adolescente, con comunidad real vs comunidad imaginada y con transnacional vs internacional.
El segundo tema que salió fue el de vivir con varios idiomas. Dije que eso me ayudaba, por un lado, a adaptarme mejor a distintos lugares y personas pero que, por otro lado, me dificultaba al pensar, me hacía más lenta. Manuel se acordó de que había leído que no pensábamos en palabras sino en imágenes y que la conversión de los pensamientos en palabras sucedía después de pensar. Elif Shafak dice que vivir con idiomas adquiridos después de la primera infancia es una frustración perpetua. Las personas así siempre quieren decir más, contar mejores chistes, mejores cosas para, al final, acabar diciendo menos. Porque hay un vacío entre la mente y la lengua y este vacío es intimidante. Peeeero, si conseguimos no asustarnos, ¡resulta estimulante! Otro de los rasgos, pues, que me caracterizan es que vivo estos estados de frustración-estímulo de manera continua, casi todos los días, y mucho más cuando me toca escribir. A lo largo del itinerario indiano todos podrán seguir lo que sale de ahí.
Un abrazo a todos!
¡Qué buen post! Que bien traída esa experiencia de Elif Shafak, que representa mucho de lo odioso de los prejuicios (en concreto, de muchos prejuicios nacioanlistas) según los cuales interpretamos que alguien es representante de algo y, en consecuencia, lo culpabilizamos o alabamos por hechos de los que le estimamos responsable… aunque él mismo no se sienta representante (y acabamos con lo que relatas que te pasó a ti).
Es un buen comienzo este post 🙂
Muy guapo comienzo! Felicidades y adelante!
La primera experiencia que comentas de Elif Shafak que después ligas con una experiencia tuya me trae a la cabeza aquel post de cómo los Artes subvirtieron el orden feudal y sentaron las bases de la democracia urbana, por aquello de monstruoso e intolerable.
Bienvenida 🙂
🙂 🙂 🙂 🙂 🙂 Gracias!
Qué bien me ha sentado fijarme en aquello de «monstruoso e intolerable» al releer ese post.
¡Eh, no sabía que volvía a haber más gente en el itinerario!
Sí que has dado en el clavo con la historia de Elif, parece que el «colegio internacional» lo era en toda su cruel extensión. Si ya es molesto que te encuadren en una comunidad con la que no te sientes identificado, cuánto más lo es cuando te erigen en su representante. Respecto a los idiomas, para mí lo fascinante que resulta desentrañar el funcionamiento de cada uno y su perspectiva del mundo compensa cualquier compensa cualquier zozobra. 😀
¡Bienvenida!
Gracias! Coincido en que compensa. El Aleph en Ojos de serpiente:
Nos leemos! 🙂
Muy buen ejemplo, sí señor! 😀
Es increíble lo común y terrible de esa aburda identificación. Ocurre incluso cuando te vas a estudiar una temperada fuera. Yo descubrí que es mejor mentir sobre tu origen y decir que eres de un país pequeño y remoto que nadie conozca 🙂
Felicidades y Bienvenida!!!
🙂
Muy bueno, tu recurso! Aunque más díficil de llevar a cabo cuando se trata de una beca. A veces parece que a cambio de una beca para estudiar fuera hay que «enfundarse el uniforme de un trabajador» y «la camiseta» nacional.