La palabra diseño se usa para muchas cosas. Me pregunto si correrá la (mala) suerte de la palabra sostenible. Lo que a mí respecta, primero asocié diseño con el diseño industrial, la arquitectura y la costura. Luego entró en mi vida el diseño gráfico junto con el diseño de proyectos de formación y el diseño instruccional. Después, me alcanzó el pensamiento de diseño, el diseño de conocimiento y el otro día me tropecé con el design mindset que traduje como enfoque de diseño. Estos últimos ya entran en la categoría de metadiseño, el que explica por qué cada vez más cosas tienen que ver con el diseño: sencillamente, porque éste se ha convertido en una forma efectiva de ver el mundo y enfocar prácticamente cualquier cosa que hagamos.
Aun así, el concepto no deja de tener, para mí, ese cool factor que todavía consigue aumentar presupuestos. Pero lo perderá. Se convertirá en una habilidad clave, al alcance de cada vez más personas. Una señal de ello es la charla TED de John Hockenberry al que llegué desde el feed de Presentation Zen. Este señor habla de que todos somos diseñadores y lo hace recordando a su padre quien —en una época en que lo más en diseño no eran los productos de Apple sino, por ejemplo, el vaso de Aino Marsio— inculcaba a su hijo que el diseño era intención, quejándose a menudo de diseños sin intenciones claras o con malas intenciones. Diseñar bien significa pues pensar bien, tener claro las intenciones y saber llevarlas a cabo. Hoy es el día, queridos lectores, en que la palabra diseño figura por primera vez en el tagline de este blog.
Foto | hockenberry.com
Me parece que la palabra «diseño» alcanzó hace ya un tiempo su límite de uso y abuso. Sí, ¿quién no diseña?
No sé mucho de su etimología, aparte venir del italiano, pero el tono con que la empleamos hoy viene del entorno anglosajón y ahí, creo, el concepto está más cargado de «proyecto» o «creación».
¿Hasta qué punto puede sufrir también contaminación del par «diseño gráfico»? En este aspecto lo bueno es que, como en el diseño gráfico hay bastante normalización (desde la combinación de tipografías hasta las armomías cromáticas, pasandopor las varias reglas: de los tercios, de no-más-de-3-colores, etc.) ¡también las máquinas pueden diseñar! Hay sitios/aplicaciones que generan templates para CMS, por ejemplo, a partir de esas premisas. Es decir, se puede diseñar sin saber diseñar (ni de diseño gráfico). Y, sin salir del terreno gráfico, la mayoría de esa «tribu» de diseñadores se limita a buscar y copiar más o menos habilidosamente… Quienes de verdad diseñan, crean ex novo, son muy pocos.
Tal vez hay tanto diseño partout por mera pereza léxica. En cine, cuando el Producer empezó a estar demasiado cargado y no era cosa de delegar en el Production Asisstant, no apareció un Second Producer, sino un Production Designer (que tiene mucho más de productor que de asistente).
Es un término cargado de inflación, manido, en muchos casos no dice gran cosa en sí mismo, no aporta especificidad al lugar en aparece como inquilino. Assistant Manager (Limpia la Inbox, fotocopia y hace café), Diseñador de Acciones Formativas (Hace cursos).
A veces incluso se suma a toda esa retahila de palabras vacuas que el viejo mundo (ese que se está despedazando ahora) tenía que inventar para seguir vendiendo lo mismo en una caja distinta y el precio revisado al alza.
Me encanta que quien elabora tal o cual material se cuide de la gráfica visual, en lugar de descuidarla. O que se cuide de modelar o guiar las sencaciones espaciales en un interior. Me gusta el Diseño de producción de Jane Espenson y que un guionista (una) pueda cuida a su «criatura». Y sigo sin saber si el exprimidor de Stark tiene más de hiperfuncional o de totally cool (okay: ¡los dos»). Pero «lo de diseñar» me recuerda a esta Artist’s Stament.
El término no tiene culpa, pero saltar listones bajos lo ha dejado por los suelos .-) Si dejáramos de hablar de «diseño» y recordáramos que se trata de organizar, crear, pensar, discurrir, proyectar, ingeniar… y tuviéramos que alumbrar una palabra nueva, ¿cómo lo llaríamos?
¿Inventar? Estaría en línea con la idea de que todo el mundo puede construir conocimiento que comenté el otro día. ¿Hacer? Sería un downgrade del diseño y un upgrade (creo que necesario) del hacer. En inglés, hay quien habla de makers.
Muy bueno y divertido el Artist’s Statement 😀 Una muestra de que eso de la marca personal no funciona si no es como parte de un proceso más profundo y prolongado de construir(se a sí mismo y al entorno).
En el ejemplo que comentas de que las máquinas también pueden diseñar, ahí alguien primero programó la herramienta para que otros puedan diseñar con ella. Las decisiones más importantes relacionadas con la intención, se tomaron antes de programar la herramienta y quedaron codificadas en ella. Todos que hacen plantillas con la herramienta, lo hacen ya dentro de los límites que se decidieron antes de la programación.
Yo iría más por aunar la parte de reflexión (pensar, concebir) y la de ejecución (hacer, poner en práctica) para el «nuevo» término. He de admitir que ante la mera palabra «diseño» arrastro bastante sesgo…. 🙂 / 🙁
Sí, claro, a lo que comentas sobre la intención en el ejemplo de las plantillas (pensaba más en el usuario de la plantilla que en el programador).
Me quedo con un loop que incluye comunicar, pensar y hacer 🙂 Parece que no puede ser una sola palabra sin que parezca pretenciosa.
El caso es que Steve Jobs demuestra que todo el mundo puede diseñar… Y esa inspiración en su padre (el de Jobs: hacer bien lo que no se ve) termina redondeando el ejemplo.
Los diseñadores de las herramientas de Apple son muy buenos en conseguir que el usuario pueda centrar su atención, en mantenerlo dentro de los límites, aprovechando al máximo esos límites. Pero esto es sólo una cara de las condiciones de diseñar. La otra, la de mantener el sistema suficientemente abierto y transparente para que el usuario pueda modificar sus fines, su intención, está ausente en los productos de Apple. Para ello, es necesario que se pueda ver eso que dices que no se ve.
Me ha llamado la atención lo del «padre» y, tratando de saciar la curiosidad, doy con esta entrevista del 94 en Wired. El modo en que Jobs viene a definir ahí diseño tiene mucho del concepto de hacking (el destacado es mío):
En el diseño y más allá (esto es, para mí, otro hallazgo tras mi «curiositas»: no sabía que fue usuario agradecido de enteógenos ), Stevie le debía bastante a Lucy, la de los diamantes. (aunque aquí lo «priceless» es la carta de Hoffman, que en gloria esté, con 101 añitos 🙂
Muy interesante la entrevista (y pensar que en aquellos tiempos yo ni siquiera sabía de la existencia de la web). Steve da en el clavo respecto a qué hace falta para diseñar bien. Su decisión de vender diseños cerrados se explica con su desiluión con el mundo que relata el entrevistador.
A mí lo que me resulta desilusionante es que sea desde este punto de vista cínico desde el que se diseñan y producen las herramientas estrella. Una profecía autocomplida, la de Steve.
Traigo un poco vía de humor que me llegó vía @tam_tami: http://clientsfromhell.net/
Creo que muchos de ahí no pueden diseñar jeje
Buenísimas las historias. Y me recuerdan algunas situaciones vividas de cerca que son para contar, efectivamente, de forma anónima 🙂 Me he suscrito.