El mismo día y en el mismo periódico aparecieron varios artículos cortos sobre casos concretos de búsqueda de empleo, repletos de frases como «estoy dispuesto a volver a aceptar una beca», «ahora busco cualquier trabajo», «ahora busco lo que salga», «estoy buscando de cualquier cosa».
Casos, no sólo de búsqueda de trabajo, sino de búsqueda desesperada de trabajo. Unos días más tarde supimos que, según «los jóvenes españoles», la consultora Accenture es la mejor compañía para trabajar.
¿El link entre las dos noticias? La necesidad de las empresas de una oferta de trabajo dispuesto a trabajar para ellos en condiciones de precariedad. Una oferta que, además, tiene que ser constante ya que la precariedad lleva al agotamiento y al abandono rápido de la empresa. Este es el motivo de que a las personas se les envíe el mensaje de que no les queda otro, incluidos los que anteriormente ya habían creado una empresa. Ese mercado de trabajo, el del capitalismo de amiguetes, obedece a la lógica de la escasez.
Los que se creen este mensaje seguramente también crean que para emprender hay que tener una idea que es la bomba y del cual luego nace una empresa. Los últimos días hemos estado hablando con personas que se dedican al apoyo del emprendimiento en Montevideo. No podrían haberlo dejado más claro que esto no es así por la razón de que el emprendimiento empieza con la persona. Ésta, como la piedra que se va puliendo, se va empoderando hasta llegar a esa idea con la que, paso a paso, entra al mercado. Sólo que esta vez se trata del mercado ordenado según la lógica de la abundancia en el que hay tarea para todos.
Tomando el rábano por las hojas: la elaboración de los ránkings de los mejores sitios para trabajar… ¡ejem!
La pregunta es: ¿todo el mundo sirve para poner en marcha una empresa?
El emprendimiento, sin ninguna duda, empieza por la persona, pero no tengo claro que la persona tenga siempre claro qué emprender 😀
Un saludo
David Gil
No se trata de que todo el mundo cree una empresa. Se trata de que aquellos que quieren emprender, no dejen de hacerlo por falta de conocimiento y herramientas. Respecto a quién sirve y quién no, pues también creo que depende, en gran parte, de estas dos cosas que, a su vez, dependen, cuánto de empoderador es el entorno en el que uno crece. Un abrazo!
Es que el «qué» del emprendimiento no es un producto, un servicio o una idea. El objeto del emprendimiento es la propia vida, la de uno. La alternativa a emprender, a ganar autonomía saliendo al mercado por uno mismo o con otros en un proyecto común, es seguir un carril que, de entrada, no está pensado para proyectarte y desarrollarte y que por tanto seguramente aporte «seguridad» (para eso se alista uno en una gran empresa o el estado) pero que con mucha probabilidad no generará sentido para casi nadie que lo tome. Y dedicar la mitad de cada día, cinco días a la semana, durante años, a algo que no te genera sentido, que no te construye, que no te identifica realmente, no puede ser bueno.
¿Vale todo el mundo para emprender? Emprender es sólo una manera de hacer las cosas: hacerlas por uno mismo o con sus iguales. La educación imperante no se orienta hacia ahí desde luego y por tanto, a día de hoy, muchas personas no tienen las herramientas emocionales ni de conocimiento. ¿Podrían adquirirlas? Desde luego, no tienen mayor misterio ni dificultad 🙂 sólo hay que quitar los trastos del camino de quien empieza a andar.
Es la misma idea del ranking la que está mal Gonzalo, es la representación del mundo como escasez, la forma de obviar la diversidad más evidente. ¿No es obvio que Accenture puede ser la mejor opción «dado un conjunto de valores y preferencias»? Pero la parte importante de la frase es «dado un conjunto de valores y preferencias». Un conjunto que no se explicita, que no se discute, que se da por hecho
Claro que está mal: pero yo sé cómo se hacen algunos de esos ránkings… y una cosa es que la solución no valga y otra que cuando se hace se sea honesto con la propia, vamos a llamarlo así, metodología.