Tras una investigación de 3 años y 45 millones de dólares estadounidenses, desde la Fundación Gates afirman saber qué hace que un profesor sea bueno. Miraron las notas, observaron a los profesores en el aula y preguntaron a los estudiantes. Ahora los gestores educativos tendrán evidencias en las que basar su evaluación. Ésta, a su vez, es fundamental para tomar decisiones que incumben a todos los contribuyentes. Es fácil estar de acuerdo con la utilidad de la investigación.
Es fácil hasta que pensemos en la estrategia subyacente. La investigación de la Fundación Gates, de 2010, es idéntica al tipo de investigación que criticaba, en mi opinión con mucha razón, Seymour Papert en su libro Mindstorms. En 1980. Investigar el entorno del aula para mejorar el aprendizaje se parece bastante a investigar los carruajes para mejorar el transporte cuando el cambio, el automóvil, está llegando por un camino distinto. Pero esto sólo se sabe a ciencia cierta en retrospectiva, claro.
Imagine someone living in the nineteenth century who felt the need to improve methods of transportation. He was persuaded that the route to new methods started with a deep understanding of the existing problems. So he began a careful study of the differences among horse-drawn carriages. He carefully documented by the most refined methods how speed varied with the form and substance of various kinds of axles, bearings, and harnessing techniques.
In retrospect, we know that the road that led from nineteenth-century transportation was quite different. The invention of the automobile and the airplane did not come from a detailed study of how their predecessors, such as horse-drawn carriages, worked or did not work. Yet, this is the model for contemporary educational research. The standard paradigms for education research take the existing classroom or extracurricular culture as the primary object of study.