«¿Existe alguna alternativa al aumento continuo de la productividad si el objetivo es satisfacer las exigencias del Estado del bienestar?» Es una pregunta que se nos ha planteado en un módulo sobre nueva economía y trabajo.
La respuesta me la presto de Diego, quien tenía dos años y uniforme cuando yo lo conocía y a la pregunta «¿te ha gustado el cole hoy?» respondía con seguridad con un «sí pero no».
Sí pero no. Sí hay alternativas pero no para satisfacer las exigencias del Estado del bienestar sino para vivir de una manera sostenible.
En su libro La termodinámica de la vida, Eric D. Schneider y Dorion Sagan relacionan los principios de la termodinámica con todo tipo de fenómenos de la vida: la evolución de las especies, el sexo, la salud, la ecología, la economía, etc.
En el apartado sobre economía, después de afirmar que «puesto que nos hemos expandido usando la inteligencia para detectar gradientes no necesariamente sostenibles, la continuidad de la civilización no es una conclusión inevitable» sostienen que, aunque no inevitable, sí es posible la continuidad de la civilización si nos comportamos como «ecosistemas maduros». Esto significaría:
Usar gradientes energéticos sostenibles: creo que no necesita explicación
Controlar nuestra población: estaría bien conseguir densidades de población ecológicamente ajustadas mediante la planificación en lugar de mecanismos deletéreos como la guerra o el hambre
Incrementar la eficiencia energética: como los ecosistemas que incrementan su eficiencia a lo largo de la sucesión
Reciclar: nuestros desechos corporales y los subproductos tecnológicos deben integrarse en flujos cíclicos
Restañar las fugas hasta donde sea posible: el agua y los nutrientes vegetales, en particular el nitrógeno y el fósforo, tienden a perderse
Adoptar la ecología como visión del mundo: vivir de una manera más simbiótica
Promover la diversidad cultural y biológica más que la uniformidad: proporcionará «copias de seguridad» para llevar a cabo procesos importantes en caso de emergencias
Promover la interconectividad: pero no hasta el punto de la homogeneidad absoluta. Los ecosistemas sometidos a tensión o privados de energía revierten a fases de organización más tempranas. Estas tendencias son predecibles y la humanidad no es una excepción.
De un compañero del master supe que a todo esto también se le llama biomímesis.