Homo Competens es el nombre que Bert De Coutere, responsable de eLearning de IBM en Bélgica, da a los trabajadores del conocimiento en un libro que escribió como proyecto personal.
Es el punto de vista de alguien que lleva 10 años trabajando en la formación continua de empleados, cuyo primer y único empleador ha sido IBM, que es consciente y te avisa de sus sesgos («miro el mundo a través del gafas corporativas y de economista») y, lo más importante, con una enorme capacidad de explicar las cosas de un modo pragmático, especiado con pequeñas dosis de escepticismo y humor.
El mensaje más importante del libro es el emplazamiento de la mayor parte de la responsabilidad y la propiedad de las competencias / saberes / talentos (elijan el término que más les guste) de la mayoría de las personas desde la empresa hacia la propia persona. Un emplazamiento cuya necesidad surge de «los tiempos en los que vivimos»: en el mundo red –que De Coutere describe en términos de pequeño, plano, rápido, volátil y ambiguo– seremos más felices y prósperos con el enfoque de «eres el dueño y responsable de tus talentos» que con el del «trabajo para toda la vida».
El autor deja claro que le gustaría vivir en una sociedad meritocrática: «Quiero vivir en una economía del talento en la que los únicos factores de discriminación son el talento y el desempeño. Puedes ser un alien agnóstico y albino, si haces bien el trabajo, es tuyo.» El hecho de que haya escrito un libro por iniciativa propia y bajo su marca personal hace que le creamos.
El libro es pragmático porque intenta crear un marco para la construcción de competencias no sujeto a sistemas formales, en el cual sea posible para la persona hacerse cargo de ésta. Así, organiza el camino que lleva a desarrollar un talento en actividades de tres tipos: aprender, hacer y compartir. Aprendiendo construimos conocimiento, haciendo construimos experiencia mientras que compartiendo construimos reputación.
Una de las cosas que De Coutere recalca mucho es que en el mundo red, aprender necesita más de contextos que de contenidos. La consecuencia de esto es que el papel de las comunidades y del mercado como generadores de contextos se hace esencial. Lo otro en que pone énfasis es la importancia de la validación del talento, para lo cual ofrece una serie de ejemplos innovadores y acordes con el hecho de que el 80% del desarrollo de saberes se produce fuera de sistemas formales y también acorde con que la segunda pregunta después de ¿Tienes talento? es siempre ¿Puedes demostrarlo?
Al final del libro podemos leer una curiosa «entrevista con el futuro» en la que describe su visión de un sistema de incentivos para el Homo Competens (no queda claro si corporativa o en qué marco). En ella, los trabajadores cobrarían un sueldo base por las competencias que hayan desarrollado aunque no hagan ningún trabajo concreto, un fee por los proyectos en los que trabajan y, en ocasiones, un bonus por los resultados de estos proyectos. Un sistema que me recuerda, por cierto, al «paraíso comunista» de Marx.
El libro me ha resultado por un lado inspirador y por otro lado muy útil, pero no lo suscribiría entero. Hay tres cosas que cambiaría. Uno es la confusión de las licencias Creative Commons con el Copyleft en el capítulo «Compartir algo no es perderlo». El segundo, la recomendación de escribir patentes para construir reputación (aunque reconoce que hay que adaptarlas a la sociedad red ya que son hijo de la sociedad industrial). El tercero es que el libro se ha publicado reservando todos los derechos, algo que creo contribuyó a que estuviera tan poco conocido (aunque yo haya compartido ya varios dibujos del mismo sin preguntar).
Ese sistema de incentivos en el que uno no cobra por el tiempo que dedica a algo sino por su capacidad y por la resolución de tareas parece lejano, pero ¿cómo de lejano está realmente? Ya nadie cuestiona que la hora tarifable (el salario fijo por estar 8 horas al día en un sitio haciendo algo) es cada vez menos práctica, sobre todo cuanto más nos alejamos de una organización industrial del trabajo y del mundo. Eso sin obviar que para muchas personas, la búsqueda de alternativas a ese sistema de recompensa se hace más que necesaria.
Muy buenos los enlaces, me ha gustado en especial el segundo 🙂 La hora tarifable parece que se vuelve obsoleto al mismo tiempo para los autónomos y para los empleados. En realidad, me parece que los dos conceptos (autónomo, empleado) se están mezclando para que emerja una figura nueva, el pluriespecialista, que gestiona hábilmente su serie de minicarreras en linea con las oportunidades que surjan (el contexto).
«El tercero es que el libro se ha publicado reservando todos los derechos, algo que creo contribuyó a que estuviera tan poco conocido »
Y también contribuye el hecho de que no está disponible como ebook. El enlace de la web del libro dirige a un item que no existe, y en Amazon solo venden la versión en papel.
Todo lo que cuentas del libro suena bien, pero es curioso como ni el mismo autor compra lo que vende (no me parece muy competente publicar un libro y poner tantas trabas a su difusión, es paradójico ;-).
Tienes razón, no me había dado cuenta (lo compré el año pasado). El ebook está pero es harto difícil encontrarlo y sólo está en PDF, no en EPUB como dice en la página del mismo. Creo que estos aspectos menos cuidados tienen que ver con el sesgo que el autor reconoce: su mirada corporativa carente de incentivos para vender por su cuenta. Desde esa mirada, el que haya escrito el libro en su propio nombre y que los derechos los tenga él y no IBM ya se puede considerar casi algo radical. ¡Un saludo!