Al poco de terminar el post anterior con la idea de que vivir una trama propia requiere de un modo de vida como base de convivencia, estábamos comentado con Jose que, entre otras cosas por el propio funcionamiento del cerebro humano y del modo de generarse el conocimiento, sin esas bases es inevitable que uno acabe viviendo una trama que no es suya, para terminar hablando de la importancia de tener mitos y símbolos comunitarios. Junto al modo de vida, los mitos, los símbolos y las ceremonias nos sirven para fortalecer las bases sobre las que construir uno de esos futuros que vienen: el nuestro. Construir sin esas bases sería como medir sin teoría, convirtiendo la exactitud en lenguaje de la ciencia.
Ahora, una intensa semana después de aquella conversación, seis intensos meses después de mi primer post de itinerario y con una moneda de cobre que los indianos me entregaron para guardar, no podría estar más de acuerdo con que el modo indiano, interpretativo, de delimitar el campo de valores y crear así las bases, la fraternidad para construir, funciona. Ahora entiendo el alcance de la que desde el principio me ha parecido una de las interpretaciones indianas más sugerentes: la del politeismo. Porque quién soy yo para imponer una verdad a otro, pero sí soy yo, persona, para poder hacer una verdad propia.
Enhorabuena y gracias. Enhorabuena por ser capaz de recorrer el itinerario con valentía, y gracias porque los aportes que has hecho y sigues haciendo nos hacen a todos un poco más sabios y, en consecuencia, un poco más ricos.
Como bien dices, ahora viene lo bueno: construir una verdad propia, desde abajo para que sea siempre tangible, es el verdadero reto; el tipo de reto que, por otra parte, nos gustará acometer.
Fuerte beso.
No puedo más que sumarme a las palabras de Versvs. ¡Enhorabuena y gracias, Bianka! 🙂
Bienvenida sur!
Enhorabuena Bianka!
El itinerario sólo ha comenzado.
¡Camina, aprendiz, y nunca dejes de caminar!
Enhorabuena, Bianka.
Un fuerte abrazo.