Tuve ordenador propio con conexión a Internet en 2008 por primera vez. Supuso un cambio profundo que abarcaba, sin exagerar, todos los aspectos de mi vida. Antes, en 2004 y viviendo en Budapest ya tuve ordenador durante un período corto de tiempo (me lo robaron) pero sin conexión a Internet. Aquella vez el cambio que supuso en mi vida fue mucho menor, prácticamente consistente en que empecé a ver películas en DVDs que cogía de la biblioteca.
Por eso, cuando desde distintas instituciones se facilita el ordenador propio, como es el reciente caso del Gobierno Indio y su tablet de 20 dólares para estudiantes, lo que pienso es que claro que es necesario pero ni de lejos suficiente. Para que sea suficiente, aparte de alfabetización, sería necesario un acceso igual de barato a la web, sin permitir que antes de poder pagarse una conexión en condiciones, los usuarios se acostumbren a pensar que la web son Google y Facebook.
Que internet esté capado en el tercer mundo es una pena. Y la solución «no es un problema técnico, sino de modelos de negocios»: Generar redes de telecomunicación ciudadanas.
Sin embargo, nuestro sistema social incentiva más lo que paga a corto plazo.
Creo que nos toca a nosotros hallar la manera de que un sistema así sea rentable, a pesar de las trabas legales.
Es uno de los asuntos por los que creo que merece la pena hacer activismo y campañas de crowdfunding 🙂