Apuntarse el peso diariamente es en sí un buen método para adelgazar. Convertirlo en hábito no parece difícil y esos dos minutos al día que le dedicamos, hacen que la meta esté presente en nuestro día a día. También es una oportunidad diaria de reflexionar sobre el avance.
He leído sobre una persona, se llama Hugo, que aparte de apuntar diariamente su peso, fotografió durante un mes cada comida que tomaba. Todo al raíz de una operación cardíaca y un experimento de comer vegano.
El experimento de Hugo me gusta. Mi reflexión al hilo es que, si para un adelgazamiento paulatino pueden ser suficientes esos dos minutos de apuntarse el peso, querer darle un giro drástico a nuestra dieta, como comer vegano, para ser viable requiere probablemente de más apoyo. En este caso, el anuncio del experimento, su documentación y su compartición. Juntos, estos elementos pueden permitir dos cosas: la autoreflexión más frecuente y un seguimiento p2p (aunque sólo sea potencial y haya poca interacción) que aumente el compromiso. El lema del experimento:
I hope that sharing these photos with the world will encourage me to become more mindful, selective and aware of what I eat. My motto for the month is «if I’m embarrassed to photograph it and share it with others, I should feel embarrassed to eat it.»
Es el enfoque desde dentro hacia afuera («me impulsa a ser más selectivo») que diferencia este experimento de la reeducación y el adiestramiento.
Se dice en el mundillo que lo que importa es ser consciente de lo que se come. Ya sea llevando lista de ingestas (y recuento de calorías, y todo eso) o de un modo más sencillo, como ha hecho Hugo: fotografiando lo que se come. Especialmente ahora que en el móvil llevamos cámara integrada.
Mírate esta aplicación: https://eatery.massivehealth.com/ Se basa en ese mismo concepto.
Tirar fotos me está resultando un gran descubrimiento como método para hacerse consciente, por ejemplo de lo que se come. Será porque nunca he tenido cámara que me resulta tan novedoso.
La app que enlazas entra en la categoría de las herramientas con las que ir con mucho cuidado. Al principio parecen una ayuda para hacerse conscientes de nuestra alimentación pero al final lo que tenemos es (1) renuncia a la propia responsabilidad de saber qué es bueno o malo para mí (2) datos muy personales en manos de una start up, ¿no?
Sí. Lo bueno de esta aplicación (que no uso, pero conozco 🙂 ) son los informes que te va proporcionando poco a poco. Te proporcionan un análisis temporal (qué días comes más sano, qué días menos), geográfico (¿comes peor en casa, en el trabajo o de excursión?). El hecho de que sean otras personas las que califiquen la bondad de lo que te echas a la boca se me hace un ejercicio de crowdsourcing un poco idiota, pero ya sabes, si no dice «social» o «2.0» en la etiqueta, los venture capitalists no les sueltan un duro… Y de las implicaciones de privacidad, pues ya sabes lo que pienso al respecto.
No deja de sorprenderme este interés tuyo, casi pienso que no es estrictamente individual sino que tiene algo que ver con una radiografía social. Pero es mucho suponer, claro.
Lo de la vergüenza, nunca se me hubiera ocurrido pero en ese anonimato se esconden muchos trastornos. Lo que es cierto es que la foto global queda muy vistosa, aunque me pregunto si no será un poco anti-terapia, porque me está dando hambre.
De todas formas, sigo pensando que, salvo casos de enfermedad como el que mencionas, no hay nada mejor para controlar el peso que el ejercicio. Ya sabes, yo y mi bici 🙂
Mi interés en este caso tiene dos vertientes: (1) la autoexperimentación como parte del aprendizaje (en cualquier ámbito) y (2) la alimentación como parte de la prevención de enfermedades como la diabetes, los cardiovasculares y los autoinmunes.
En el ejemplo de Hugo no hay anonimato aunque creo que éste no necesariamente esconde trastornos. A menudo, y más en temas de delicados, es para asegurar la privacidad (típicamente en foros).
Sobre el ejercicio, estoy totalmente de acuerdo contigo de que es lo más importante y no sólo por el peso. La primera de las brain rules de John Medina es el ejercicio 🙂
No puedo evitar pensar que centrarse tanto en el peso y en lo que se come puede (sólo puede) llevar a una gran obsesión y a trastornos alimentarios. Ya sé que eso pasa sobre todo en personas que ya están predispuestas a ello, pero no deja de ser una posibilidad que habría que tener en cuenta.
¡Un saludo desde mi nuevo blog! 🙂
Creo que hay una línea (no digo ya si delgada o borrosa, pero la hay) entre obsesionarse con la dieta propia por presión social y trabajar con ella desde un enfoque autoconsciente. Lo primero es una posible fuente de trastornos, lo segundo fuente de conocimiento y (potencialmente) salud.
Enhorabuena por tu nuevo blog, estoy suscrita y ahora lo añado además al blogroll. 🙂