En el último Online Educa Berlin, un grupo de estudiosos del «aprendizaje corporativo» hizo un ejercicio interesante: crear 4 escenarios del futuro del aprendizaje en las organizaciones a lo largo de los ejes gestionar–permitir y datos–relaciones.
Gestionar y permitir son planteados como dos enfoques para organizar el trabajo. Datos y relaciones como dos fuerzas impulsoras de hacer el trabajo.
Big data: gestionar a base de datos
En este escenario la organización estructura y regula el trabajo y las competencias requeridas. Usa datos de desempeño y evaluación de competencias para gestionar a los trabajadores. Un escenario concreto hipotético sería Google desarrollando herramientas de predicción de desempeño de candidatos.
Yo cuantificado: permitir a base de datos
Las personas trabajan en red de modo flexible y usan los datos con dos fines: mejorar y demostrar competencias. Son las personas las responsables del desarrollo continuo de sus competencias a lo hacen a base del seguimiento, a veces automatizado, de las mismas. Es el futuro de las apps de autocoaching para móviles basado de populares indicadores de personalidad.
Comunidad: permitir a base de relaciones
Es el escenario de las empresas que nacen de comunidades identitarias apasionadas por lo que hacen, muy conectadas hacia dentro y poco conectadas hacia fuera. El desarrollo de competencias es autodirigido y se produce en comunidad, entre iguales.
Jerarquía: gestionar a base de relaciones
Es el escenario más conocido hasta ahora: roles claros, carreras planificadas, gestión del talento y la empresa como principal responsable del desarrollo de competencias de los empleados.
Por lo que he leído, lo que no hay que hacer con un ejercicio así es juzgar los escenarios. Lo que sí recomiendan es intentar «sentirlos, olisquearlos, buscar indicadores de la emergencia de alguno en concreto, usarlos para tomar decisiones y planificar qué hacer en el caso de que se hagan realidad».
Lo que más claro veo es la desaparición del escenario «jerarquías». Muchos indicadores apuntan a que las empresas tradicionales ya no funcionan bien a base de relaciones. De estas, creo que muchas lo intentarán con el «big data». A esto apunta la pérdida de control sobre las herramientas de trabajo por parte de las personas. El «yo cuantificado» parece ser el más acorde con las reglas del mundo en red pero siempre con el desafío de la organización. Éste y el escenario de «comunidad» son los emergentes a los que, de momento se les ve poco y es posible que la superposición de los dos pueda entrañar las nuevas soluciones a la organización.
Mi reflexión final es que los cuatro escenarios me parecen útiles para pensar no sólo el aprendizaje en las organizaciones sino el aprendizaje en toda su amplitud desde los primeros años. Los sistemas educativos están experimentando cambios muy parecidos.