Para mantener con vida la acumulación existente de ideas se requiere… todo esto.
Con estas palabras, Fra Erasmas se refiere al concento donde vive y, de hecho, no se me ocurre mejor metáfora para lo que es, en realidad, el conocimiento. Normas de coherencia interna, calma y reflexión para la deliberación, interacción sostenida en el tiempo, identidad real y una comunidad que comparte valores y modo de vida. En efecto, se requiere de todo esto para generar conocimiento y poder enfrentarse a los cambios de otra forma. Al mismo tiempo, es, por definición, inevitable que una estructura así sea lo que en el libro se llama semántica, es decir, busque y genere sus propios significados y sentido. Tampoco es casualidad que las comunidades así no sirvan para gobernar, ni para ser gobernados, a base del universalismo y empleando identidades imaginadas.
En el punto en el que me encuentro en la lectura de Anatema de Neal Stephenson, Erasmas ya se había acostumbrado a estar conmocionado lo que, intuyo, le será de gran ayuda en lo que le espera. Y, seguramente, se trate de un estado de ánimo, de un cierto modo de ver las cosas, que también aporta ventajas en la época que vivimos ahora y de ahí en adelante.