En un mundo donde lo nacional no llega y lo internacional no funciona, cuyas libertades han de ser garantizadas y su economía desarrollada, el mito del Garum es un hermoso relato que nos muestra que el mercado, más allá del lugar donde se produce la compraventa, es, ante todo, un espacio de cohesión social. No nacional, ni internacional, sino transnacional.
De ahí lo acertado del objetivo de Garum Fundatio de «conseguir que toda aquella persona que quiera asumir los riesgos de creación de una empresa, con un proyecto plausible, tenga acceso a las herramientas y financiación para llevarlo a la práctica». El presidente de Garum Fundatio sabe que el juez que decide si un proyecto es plausible o no es el mercado, de modo que su primer proyecto es Bazar, una herramienta de software libre para generar mercados. Mercados transnacionales para la globalización de los pequeños, cuya gran oportunidad para acceder a espacios de abundancia y, por consiguiente, de libertad, está ligada a la estructura que ofrece una Red neutral y distribuida.