En 1985, Hakim Bey propuso el concepto de las Zonas Temporalmente Autónomas (ZTA). En lugar de definirlo – ya que, como declaró, «existía más allá de las definiciones» – dedicó un sugestivo texto, más una fantasía poética que un ensayo, para ponerlo en contexto y circunscribirlo.
En éste, acerca las ZTA a la revuelta para oponerlo a la revolución o cualquier intento de solución permanente e inventa la psicotopología – sólo la mente humana puede reproducir lo real – para alejarlo de las medidas de mapas y estados. Lo asocia a la banda como unidad básica de organización social frente a la familia, la celebración como actividad que une y da poder a las personas y grupos siempre que no sea un espectáculo orquestado por el estado (que José enlaza, en una acertada analogía, con el botellón) y al nomadismo psíquico, un concepto algo oscuro que interpreto como la apertura ante la diversidad que instintivamente rechaza los dogmas y los ideales totalitarios (me encanta que Iván enlace las ZTA con el pastafarismo).
También lo asocia a Internet, tan poco conocido todavía por aquellas fechas y llama la atención sobre la naturaleza incontrolable de la red. Distingue entre redes jerárquicas y redes horizontales e identifica el hacker como «algo con un papel fundamental en la creación de las ZTA».
El capítulo que recupera ZTAs pasados y presentes, con piratas, corsarios, bucaneros y otras figuras como protagonistas, me ha regalado el conocimiento de muchos momentos históricos de los que hasta ahora no sabía nada. Y también me recordó la metáfora en el nombre de las Indias Electrónicas.
Llegada a este punto, pese a los conceptos relacionados y ejemplos que ofrece el autor, no me acababa de quedar claro qué eran las ZTA. De modo que no quise resistir la tentación de hacer una recopilación de qué es y qué no es, basado en el texto.
¿Qué y cómo es?
«Una táctica consciente radical – Una táctica de desaparición – Una táctica perfecta para una era en que el estado es omnipotente y omnipresente pero también lleno de fisuras y grietas – Un «protocolo» – Momento descontrolado que conforma en una auto-coordinación espontánea, si bien breve – Es «epifánico», una experiencia punta en la escala tanto social como individual – Un crecimiento que va de la domesticación a lo salvaje – Una forma de feracidad – Un «retorno» que es también un paso adelante – Un lugar físico, por tanto todos los sentidos deben estar implicados – El escenario de nuestra presente autonomía – Creatividad inmediata – Una Nueva Autonomía que se infiltrará en los medios y los subvertirá desde dentro – quiere existir en este mundo, no es la idea de otro mundo – centro de fuerza pagano en la confluencia de misteriosas líneas cósmicas – intensificación, derroche, exceso, potlach, vida consumida en vivir en vez de en sobrevivir»
¿Qué y cómo no es?
«Mundo visionario nacido de alguna falsa totalización – Pura fantasía vacía – Mermelada ayer o mermelada mañana pero nunca mermelada hoy – La mundanidad de la nolición – Pasotismo contracultural – Alguna horrible parodia de trance místico – Falsa promesa de utopía social a la que debamos sacrificar nuestras vidas para que los hijos de nuestros hijos puedan respirar un poco de aire libre – Isla – Utopía eterna – Escondite entre montañas – El silencia de una hiperconformidad irónica»
Comentamos con David que, si bien ZTA se aproximaba a describir la libertad que los indianos experimentaban en las primeras comunidades virtuales, no dejaba de ser un texto ambiguo del cual se alimentó la ideología rave, los místicos religiosos y seguramente muchas otras personas y grupos en búsqueda de nuevos ideales. Desde luego, hay de dónde alimentarse para todo eso y, en cuanto al resultado, lo dice el propio Bey: «Estudiemos la invisibilidad, el tramaje, el nomadismo psíquico, y ¿quién sabe lo que hemos de conseguir?»
Me gustará quedarme con la definición de la indianopedia de las ZTA como espacios de relación social no mediada por la coerción. Y añadir que también me recuerdan el flow de Csíkszentmihályi y el «vivir arrebatados por el cambio» de Juan Urrutia. Y terminar con enlazar esta cita que tan bien describe lo que Hakim Bey llama desaparición o invisibilidad y este post que incluye un ejemplo del mismo con un dato sorprendente sobre lo que llaman absentismo escolar.
El texto de Bey me parece fantástico. En su mayor parte irrealizable, sobre todo porque la existencia de una cierta facilidad para la formación de ZTAs no implica que las personas que están en una ZTA sean capaces de organizarse, deliberar y actuar en consecuencia, más allá del puro swarming. Pero aún contiene cosas que recordar: que las máquinas de control más grandes también son las que esconden más fisuras en las que esconderse, desarrollarse y crecer… mientras buscamos una nueva fisura por si el sistema intenta frenarnos. Que la búsqueda de estas fisuras es ineludible si no queremos acabar asimilados y mimetizados. Que es más fácil tener éxito si no vamos de forma individual.
…Mermelada ayer o mermelada mañana pero nunca mermelada hoy… ¿no es fantástico esto? 🙂
Las ZTA siempre me inspiraron espontaneidad y dinamismo, casi nunca algo premeditado u organizado. Así, lo que conforman los personajes de Subway que comentabas en tu post anterior (ojo, no he visto la peli) probablemente se podría calificar de ZTA, al igual que hice mención al pastafarismo (las notas sueltas, ¡madre mía!) por lo desorganizado (creo) y paródico.
Lo que más me costó de entender de ZTA fue todo el aspecto «espacial» de pliegues fractales y demás historias, aunque añadir el factor tiempo y pensar en comunidades transnacionales dinámicas y dispersas que no reclaman un territorio fijo (como los segregacionistas) ayuda a comprenderlo… aunque ya no estaríamos hablando propiamente de ZTA, sino tal vez de sionistas.
Qué buen post Bianka y qué buen itinerario estás haciendo, aportando y tejiendo cosas. Sobre las ZTA siempre me fastidió la T. ¿Por qué temporales? ¿La libertad no tendrá nunca un marco que le permita perdurar?
Creo que la respuesta y la respuesta de Bey tienen que ver con la definición misma de libertad. En el anglomundo y especialmente en la izquierda «artística», alternativa y presuntamente postmoderna (más relativista que postmoderna a mi juicio) a la que pertenece Bey, la libertad se define como «something you do».
Si es algo que haces, algo que continuamente supera un límite, no puede vivir dentro de un sistema, sino saltando sistemas. Ser libre sería algo individual, no sistémico y por lo mismo agotador, algo que habría que asumir como una obligación moral… ¿ves el paralelismo con la visión calvinista del trabajo como sufrimiento redentor?
Creo que el intento de Bey consiste en, mediante la fiesta y la T, romper esto para, intermitencia mediante, hacer la libertad compatible si no con la felicidad si al menos con el disfrute.
Pero la mayor está en otro lado. Desde otras tradiciones culturales (mediterránea por ej) la libertad no es algo que haces, sino un entorno que te permite hacer. Osea la libertad no es avanzar por la planicie saltando cercados, es saber que nada te impedirá avanzar por donde quieras. Tiene por tanto una dimensión colectivan que te lleva al acuerdo, al pacto. Lo cual a su vez redefine el tiempo. Todo en la vida y la Historia es perecedero, pero de ahí a temporal hay un abismo. Es más, desde esta mirada seguramente la libertad se definiría frente al «algo que haces» como «algo que construimos» y por tanto algo que se proyecta en el tiempo por encima de las T raveras.
Como a David la T de las ZTA se me hacía un poco incómoda, de hecho ya escribí sobre ello en el post que hice en su momento. A lo que si que me ayudó este texto es a darme cuenta de la cantidad de zonas grises que hay a nuestro alrededor en las que podemos empezar a construir nuestra libertad como dice Versus.
Para mí lo más interesante de este texto fue precisamente el dejar de ver la realidad como algo monolítico e inamovible. Siempre hay espacios, por pequeños que sean, en los que podemos ejercer nuestra libertad. Lo bueno es que la libertad se retroalimenta, cuando la ejerces un poco siempre quieres más. Y según la vas ejerciendo vas siendo consciente de que se puede, de que se pueden encontrar (y crear) espacios de libertad.
Y en esas estamos.
Por cierto, me están encantando tus posts 🙂
Gracias 🙂
De tu post me gustó mucho el enfoque de los ZTAs como oportunidades de aprendizaje en las que lo importante es el proceso y no el resultado. Me recordó, además, los juegos de rol que comentó David que servían para aprender a romper moldes. Y también la «disidencia a bajo coste», de nuevo de Juan Urrutia; lo temporal podría se visto, en este caso, como el factor que permite el inicio de la disidencia.
Pensando sobre la característica temporal de las ZTA que todos identificáis como problemática… estoy de acuerdo, de hecho, me parece que la T hace imposible que la vida sea, en efecto, «consumida en vivir en vez de sobrevivir» y que las ZTAs sean realmente más que un sueño.
Es como como dar un paso en sueño y, como consecuencia, estremecerse y despertar – así es como suelen terminar mis siestas 🙂
O como sentirse liberado al dejar un empleo tedioso – para encontrarse en otro parecido.
Es interesantísimo lo que comentas, David, sobre el concepto mismo de libertad del que parte Bey y pensar en la necesidad de festivales y drogas para, en este caso, liberarse del agotamiento que produce ejercer la libertad.