Subway

Ayer terminé de leer Ciberia, cuyos últimos capítulos vislumbran una analogía entre los juegos de rol y el hipertexto, ambos capaces de generar sentido e invitar a ver la existencia como un conjunto cambiante de interpretaciones en lugar del marco dualista del vaso medio vacío o medio lleno.

(…) el jugador reconoce la imposibilidad de experimentar la realidad sin unas coordenadas interpretativas, y elige obtener el control total sobre la creación de tales plantillas.

La otra figura sugerente que nos muestra la última parte de Ciberia es la de los hackers, capaces de moverse por la red a su voluntad, parecido a cómo los vagabundos de la Gran Depresión consiguieron vivir en la red de ferrocarriles gracias a que conocían los horarios de los trenes mejor que los conductores.

Cada sistema se compone de personas cuyas necesidades no son cubiertas por los canales establecidos, y cada sistema explota una red existente, utilizándola para finalidades con las que no se ideó. Estos tipos de comunidad constituyen un componente cada vez más importante del sistema dinámico de la sociedad en su conjunto.

La analogía que Rushkoff hace en Ciberia con las comunidades que viven en los conductos del metro de Nueva York («Bajas al fondo, jugueteas con algunos cables y consigues luz») me recordó, además, una película que vi en mi primer ordenador poco antes de que éste se reciclara (antes de que a mí me hubiera gustado) como consecuencia de un robo de mi primer piso de alquiler en Budapest: Subway, situada en los canales del metro de Paris que es donde el protagonista (Christophe Lambert con un look muy ochentero) se esconde al huir de las autoridades para encontrarse en medio de una sociedad subterránea con caracteres variopintos.

Si en el filme la libertad y la diversidad de las comunidades que hackearon el metro de Paris tuvo como resultado, entre otros, buena música, las mismas características de Internet, hoy en día en peligro, son una base imprescindible para la innovación.

4 comentarios en «Subway»

  1. No vi Subway, pero supongo que los avances llegan siempre desde los márgenes: es ahí donde está el incentivo necesario para movernos. Igual en los bajos fondos del metro de Subway se daba el incentivo para buscar un avance, algo que permitiera la superación de una situación incómoda para los protagonistas. Como sucedía en la escena hacker de los 80 o a esas personas que, en esos juegos ciberianos, decidieron reinventar el canon interpretativo con el que descodificar y entender mejor su propia realidad.

    1. Umm, supongo que en los márgenes no sólo se dan nuevos incentivos, sino también la simple posibilidad de una dinámica de «exploración» muy diferente de la de «escalada» que ofrece el centro. Mientras que en éste, como en la montaña, según uno sube hacia la cima se reducen las posibilidades de movimiento, en los márgenes siempre hay mucha más diversidad de caminos que tomar. Tomando por ejemplo un incentivo de libertad, el camino a elejir estaría bien claro. 😉

  2. ¿Sabes cómo se llamaban aquellos vagubundos que recorrían EEUU en los trenes? Punks! Se llamaban punks y Bruce Sterling adoptó el término ciberpunk -que ya había aparecido en algunos relatos de otros autores- precisamente por éso, por el paralelismo entre los vagabundos del lumpenproletariado de la depresión que experimentaba la libertad hackeando las redes ferroviarias de mercancías y los hackers del siglo que venía y con el que premonitoriamente se identificaba una generación de jóvenes escritores de ciencia ficción.

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