En la revista publicitaria de la librería budapestina donde compré el libro del post anterior, leí un artículo sobre el nuevo libro de Albert-László Barabási que se titula Bursts: the hidden pattern behind everything we do. A «bursts» lo tradujeron al húngaro como «destellos» (villanások); en castellano la palabra que mejor transmite el significado original sería, quizás, «arrebatos».
Tengo todavía pendiente la lectura del primer libro de Barabási, Linked, en el que relata que la primera aparición documentada de la teoría de los seis grados fue literaria, postula que vivimos en un mundo pequeño en que todo está conectado a todo y hace una aportación importante a la teoría de redes sociales. Dediqué hora y media para leer los primeros capítulos de Bursts en la librería antes de comprarlo como regalo para una amiga con la que habíamos comentado hacía unos días la gran cantidad de datos personales digitales que dejamos de nosotros en el día a día. Porque en el libro, Barabási demuestra a partir de estos datos que mucho comportamiento humano ocurre según patrones, en «arrebatos». En un experimento, en que usó las bases de datos de una compañía de móviles con 10 millones de usuarios en un país europeo, consiguió pronosticar el movimiento de los usuarios al combinar información sobre el lugar donde se encontraban y sus patrones de movimientos «arrebatados». No sé, no llegé más allá del tercer capítulo, si demuestra que cada vez más comportamiento humano será predecible pero me temo que algo de eso habrá en el libro.
Por cierto, mi amiga, al regalarle el libro, me contó que una amiga suya había conocido a Barabási personalmente en una conferencia en Budapest hacía poco, lo cual me coloca a dos eslabones de él en la cadena de conocidos.
En mi viaje de vuelta conocí a una chica que iba a Sevilla para una entrevista de trabajo en el Instituto de Prospectiva Tecnológica, un centro de futurología de la Comisión Europea que «promueve una mejor comprensión de la relación entre tecnología, economía y sociedad». Ya en el metro de Madrid me comentó que era de Miercurea-Ciuc, ciudad situada en una parte de Transilvania que se llama País Székely, que había ido al mismo colegio que Barabási – ya estoy a tan sólo un eslabón – y que sus respectivas madres eran grandes amigas.
Termino el post con una foto de vacaciones que, creo, no tiene más destello de Barabási que las iniciales: Balaton.
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