La respuesta cotiza en el mercado de oráculos del cual todo indica que es preferible mantenerse a una sana distancia. Lo que sucede es que ya es la segunda entrevista que leo con el director del Culham Centre for Fusion Energy y es la segunda vez que me pega su entusiasmo. Habla como sigue:
«Salvar el planeta es muy bonito. Hacer algo que nadie antes hizo, es atractivo. Pero, en última instancia, esto lo que es, es fascinante. Trabajo en el mejor laboratorio de fusión del mundo donde hacemos, diariamente, física a un nivel increíblemente alto. Cada noche en el tren a casa, prefiero hacer un cálculo más que un sudoku, por ejemplo de cómo se comporta un plasma de 200 millones de grados centígrados en un campo magnético. Cosas como esta son de una importancia crítica para el futuro del mundo pero también son una diversión de la leche.»
No sé si será bueno en conseguir fondos para la investigación (sospecho que malo no es), uno de los determinantes de cuándo será rentable la fusión, pero sus incentivos, en el fondo, están donde tienen que estar en un científico.
¡No hay mayor motivación que sentir pasión por tu trabajo! En este sentido soy optimista. Fusión controlada por breves instantes ya la hay, en lo que respecta a fusión aprovechable con fines energéticos, yo creo que sí la habrá (en cuanto se pongan, los ingenieros estarán tan motivados para conseguir dicha explotación como los científicos en su actual investigación básica), lo que dudo es que esto se consiga en mi tiempo natural de vida (¡y espero que me queden bastante décadas por aquí! 🙂 ).
En lo que respecta al coste, solamente parece elevado desde nuestra perspectiva de gestionar una economía doméstica y quizás la de un negocio pequeño o mediano. Pero cuando lo ponemos en otro contexto ya no lo parece tanto: construir el reactor ITER solamente costaría el doble que la deuda actual de los clubs de fútbol europeos. Toma ya 🙁 ¿Energía inagotable, o «macarras» tatuados dándole patadas a un balón? Al final caerá por su propio peso: http://lavigilanta.info/wordpress/?p=1687
Saludos 🙂
La habrá, estamos seguros. Pero sólo hay un pero. El coste del ITER es el doble de la deuda que la deuda actual (seguro que en estos meses ya subió xD) de los clubs de fútbol europeos, pero es que hacer un bail-out a un club en quiebra sube puntos a los políticos, al fin y al cabo: ya nos gustaría que se siguiera y alabara a los científicos que trabajan en fusión nuclear como se adora a los que juegan al fútbol (por muy bien, que no digo lo contrario, que jueguen).
Pues en un entorno así, el único motivador resiliente es, está claro, el interno, el del hacker.
Una tragedia que el fútbol tenga prioridad frente a la fusión pero también que Greenpeace prefiera invertir la pasta que hace falta para el ITER, en eólica marina, como cuenta el mismo artículo… ellos sabrán donde tienen los incentivos.
Sería interesante comprobar si existen estudios de historia del Imperio Romano que evalúen el papel del «panem et circenses» en su consolidación y expansión. ¿Se hubiese podido desarrollar tanto sin esa población suficientemente contenta, aborregada y distraída gracias al circo? o al contrario, ¿quizás «otra Roma hubiese sido posible» con una población pensante y algo más agitada?
Saltando al presente, ¿hay algo más en el fútbol que «pelotazos» con la venta de los derechos de retransmisión, y blanqueo de dinero? ¿Se tratará de modo intencionado por el statu quo de un mecanismo de control?
Estos días, desde posts de Juan he llegado al libro Animal Spirits de Akerlof y Shiller (que quiero leer pero todavía no le he conseguido en el formato adecuado) que, creo, analiza la relación entre el instinto humano (aunque «espíritu animal» suene más elegante ;)) y la economía. Uno de sus cinco «animal spirits» es la sed de la mente humana de historias. Y podría ser que la industria del fútbol logre conectar con ese instinto, contando cada día, religiosamente, una nueva historia (un partido es, a las finales, una historia) a quien la quiera escuchar. En este sentido sí habría más en el fútbol que venta de derechos y blanqueo de dinero y habría que pasar a intentar a responder tu última pregunta, que promete mucha complejidad.
La verdad es que el asunto de la Fusión Nuclear es apasionante: la ciencia límite que se maneja, la tecnología (casi) de ciencia ficción, la increible cooperación internacional…
Llegar, llegará. La pregunta es «cuándo» y la respuesta es más, como poco, de 3 o 4 décadas. Y una de las grandes pegas es el posible coste de oportunidad; si el problema de algunas energías renovables es el coste… ¿sería mejor gastar dinero en investigar la fusión para disponer de energía dentro de unas cuantas décadas o gastarlo en producción energética renovable ahora? Dejo ahí la pregunta.
En mi opinión, lo más importante sería un acuerdo de que la tecnología que, llegado el momento, posibilita la fusión rentable, no será patentada, que estará en dominio publico. Es sobre ese consenso que debería estar articulada la investigación y su financiación.
A ver… como comentaba en el Ecoperiódico, la clave es una vez más la topología. La fusión supondría a día de hoy ya, aún más centralización y a futuro una pérdida de la perspectiva distribuida total. Evidentemente lo distribuido en energía tiene sus dificultades tecnológicas, no lo niego, pero está como el horizonte. La fusión acabaría con ello. Las consecuencias para la industria futura serían similares a las que para las comunidades futuras tendría la desaparición de la blogsfera y la hegemonía final de facebook.
La fusión nuclear montada sobre una estructura centralizada o descentralizada es indeseable, por eso el Ecoperiódico plantea la posibilidad de una fusión distribuida, extrapolando el recorrido de los últimos cincuenta años de la tecnología que la haría posible, para los cincuenta próximos años y fantaseando (contándole al futuro cómo tiene que ser :)) con que es posible la fusión distribuida hasta el nivel de comunidades reales.
Por lo que nos contaba el experto del CESIC en fusión bajo confinamiento magnético, que es además de obvio partidario de la fusión, el dirigente histórico de Ecologistas en Acción, el tipo de fusión sobre el que se investiga no es completamente limpio, siquiera deje menos residuos radiactivos y de menor intensidad y duración. Serán mucho más seguras sin duda, pero la idea de fusión «doméstica» no está planteada como perspectiva por la peligrosidad de los residuos.