Terroir Salto

El segundo aterrizaje en Monte culminó con lluvias torrenciales que nos invitan a quedar en casa, con los pies apoyados en el borde de la chimenea. Luego del primer almuerzo de picaña preparada, de momento, en la sartén, Jose descubrió el método para mantener el fuego vivo con leña algo húmeda y lo celebramos con un Stagnari Tannat Terroir Salto 2011.

El 2011 sorprende, pero en realidad no quiere decir más que se trata de la última cosecha. En el hemisferio norte, la última cosecha siempre es del año pasado. Acá, en el hemisferio sur, se puede, en el mismo año, vendimiar, vender y degustar el vino producido.

El añadido de Terroir Salto tiene otra historia. Un consultor de Minneapolis decidió ampliar, en 2004, el significado del vocablo que en francés dice territorio, para referirse a una extensión geográfica que presenta alguna particularidad llamativa en su producción agrícola. O sea, es la «denominación de origen» en América, una historia que apenas ha empezado aún. Stagnari es, quizá, una de las primeras bodegas en el Uruguay que aplica lo que en círculos académicos llaman una estrategia de diferenciación de productos y revalorización del territorio y sus comunidades mediante la identificación y desarrollo de Terroirs vitícolas.

El Terroir Salto, de seis euros, es, por cierto, un vino dulce, de alta graduación y que recuerda al Oporto.

Un mundo interesante

David Friedman cuenta en su blog otro ejemplo de lo que llama «la muerte de la propiedad intelectual» en el negocio de la edición, en este caso de un cómic web steampunk. Parecido al caso de La amenaza de los dioses, escrito por Juan Pina y editado en la Colección Biblioteca de las Indias, se paga por un el objeto físico –libro y dibujos impresos–, y el pago va vinculado a una conversación, a la experiencia de conocer personalmente al autor –en fiestas de mecenazgo con vino y la presentación del libro en el caso de La amenaza, y a convenciones steampunk en el caso del ejemplo de Friedman–. Un mundo interesante con espacios para thrillers de ciencia ficción en dominio público y vinos con el autor para financiar la edición en papel. Una amenaza para los que defienden el status quo, una oportunidad para los bricoleurs.