Aversión al riesgo

El viejo George Orwell lo entendió todo al revés.

El Gran Hermano no está mirando. Está cantando y bailando. Está sacando conejos de una chistera. El Gran Hermano está ocupado en reclamar tu atención a cada momento que pasas despierto. En asegurarse de que siempre estés distraído. En asegurarse de que permanezcas abstraído.

En asegurarse de que se te marchite la imaginación. Hasta que sea tan útil como tu apéndice. En asegurarse de que tu atención siempre está ocupada.

Y esta forma de ser alimentado es peor que ser observado. Si el mundo te mantiene siempre ocupado, nadie tiene que preocuparse por lo que tienes en mente. Si la imaginación de todo el mundo está atrofiada, nadie más será nunca una amenaza para el mundo.»

(Chuck Palahniuk: Nana)

Escasez y abundancia en los mercados de trabajo

El mismo día y en el mismo periódico aparecieron varios artículos cortos sobre casos concretos de búsqueda de empleo, repletos de frases como «estoy dispuesto a volver a aceptar una beca», «ahora busco cualquier trabajo», «ahora busco lo que salga», «estoy buscando de cualquier cosa».

Casos, no sólo de búsqueda de trabajo, sino de búsqueda desesperada de trabajo. Unos días más tarde supimos que, según «los jóvenes españoles», la consultora Accenture es la mejor compañía para trabajar.

¿El link entre las dos noticias? La necesidad de las empresas de una oferta de trabajo dispuesto a trabajar para ellos en condiciones de precariedad. Una oferta que, además, tiene que ser constante ya que la precariedad lleva al agotamiento y al abandono rápido de la empresa. Este es el motivo de que a las personas se les envíe el mensaje de que no les queda otro, incluidos los que anteriormente ya habían creado una empresa. Ese mercado de trabajo, el del capitalismo de amiguetes, obedece a la lógica de la escasez.

Los que se creen este mensaje seguramente también crean que para emprender hay que tener una idea que es la bomba y del cual luego nace una empresa. Los últimos días hemos estado hablando con personas que se dedican al apoyo del emprendimiento en Montevideo. No podrían haberlo dejado más claro que esto no es así por la razón de que el emprendimiento empieza con la persona. Ésta, como la piedra que se va puliendo, se va empoderando hasta llegar a esa idea con la que, paso a paso, entra al mercado. Sólo que esta vez se trata del mercado ordenado según la lógica de la abundancia en el que hay tarea para todos.

Dos mujeres secuestran taxista en Montevideo

Aprovecharon el momento en que una anciana bajó del taxi para ocupar los asientos de atrás del coche y conseguir que el taxista les llevara de camino a la Tienda Inglesa. Fue a la mitad del camino que el taxista les confesó que él en realidad preferiría estar en otro sitio. Añadió suplicante que fue un error llevarlas porque las consecuencias de no estar donde tenía que estar, podrían ser incómodas para él. Conforme iban avanzando, el hombre pasó otro momento de crisis cuando se dio cuenta de que se le había olvidado iniciar el contador. Pese a todo, las dos mujeres no lo liberaron hasta después de llegar al sitio que le habían indicado. En su favor se ha de considerar que le ayudaron a estimar el precio del trayecto y se lo pagaron antes de soltarlo.

Balanceo

Igual que los músculos, las conexiones neuronales también se forman y se fortalecen en los límites, en la franja que separa lo cómodo de lo peligroso. Aprendemos en los límites, incluido el tiempo que nos lleva recuperarnos del casi-peligro, lo que tardamos en procesar el riesgo asumido. Un viaje como el passagium está lleno de esas lindes. Y así es como nos gusta, aunque sea agotador, porque vivir no es otra cosa que moverse, irse y nunca pararse. ¿Hay amenaza de desarmonía? Creo que no, porque lo que genera desarmonía es justo lo contrario, la inacción. Sí creo que hay un balanceo alrededor del equilibrio que es, sin embargo, parte ¿del Arte?

El inadecuado y restringido rótulo de «la cultura indígena»

«No hubo una cultura indígena. En realidad, hubieron varias y muy distintas: siempre prestas para responder a los cambios del medio, con nuevos cambios técnicos y culturales. Con habilidad para modificar no solo las herramientas, sino, también los sistemas de vinculación y organización entre sus miembros. Establecieron algunas veces asentamientos permanentes y otras, adoptaron la estrategia de pequeñas bandas de alta maniobrabilidad, gran velocidad de desplazamientos y reducido impacto ambiental»

Ahora que el futuro ha muerto, no deja de alegrarme que el pasado también lo haga. Por otro lado, siento una alegría parecida al recordar aquella frase de Jesús Martín Barbero que decía que «lo que desestabiliza el presente de su conformismo es el pasado».

El «Erasmus» para emprendedores

Desde 2009, cuando lanzó el programa con el que se proponía aplicar el éxito del Programa Erasmus a los jóvenes emprendedores, la Comisión Europea subvencionó 532 estancias con 560-1.000 € al mes para el joven emprendedor (persona que tiene un plan de negocio o una empresa ya establecida desde hace menos de tres años) y un pago único de 900 € para el intermediario. No es mucho si pensamos en los 2 millones de estudiantes que hicieron un Erasmus en los últimos 20 años. Pero sí es suficiente para reflexionar sobre el sentido del programa antes de asignarle una nueva tanda de fondos.

Entre los 400 intermediarios, uno de Breda tiene el récord de haber hecho de puente entre 30 emprendedores y empresas ya establecidas. La mayoría de los intermediarios lo consiguieron con sólo uno o dos, frustrando así los planes europeos de tener tres veces más participantes de los que realmente lo fueron. El mayor problema: «el tiempo que la empresa ya establecida ha de dedicar a enseñar al emprendedor».

Hay a los que sí les merece la pena acoger a un joven emprendedor aunque cueste tiempo. Son los que aprecian el espítiru y motivación diferentes. A éstos, sin embargo, no deja de llamarles la atención que el llamado intermediario no haya ido a conocerles ni una sola vez.

El objetivo del programa —facilitar la interacción entre emprendedores con el fin de integrar mercados— está bien, aunque sea una debilidad que sólo se centre en los estados miembros de la UE.

Uno de los problemas, creo, es que cabe la posibilidad de que los intermediarios no se muevan en el mismo espacio que las empresas: en el mercado. Y si es así, cabe pensar que les cuesta, por un lado, seleccionar al emprendedor artesano y, por otro lado, no sepan orientar a las dos partes para que el aprendizaje lo sea para los dos.